Obara Meyi era un personaje muy acostumbrado a decir lo que pensaba y por ello no pocas dificultades había tenido en su vida. Cuando lo invitaban o convocaban a una asamblea de jóvenes o de ancianos en el pueblo, él decía para sí mismo: - Hoy no voy a abrir mi boca.
Pero la reunión no terminaba sin la intervención de Obara Meyi. ¿A quién no le había ocurrido eso en aquella Tierra?
Era época de mentiras y falsedades, de hipocresías y de historias mal contadas. De desprestigios y de desgobierno.
Época de valores perdidos y de autoridades mal acostumbradas. Shangó hizo Santo, pero lloró sangre por pena, hastío, y mal comportamiento de la Humanidad.
Obara Meyi denotaba incertidumbre y era impulsivo. Una vez Orunmila le dijo: - El tiempo es muy lento, para los que esperan, muy veloz para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que se regocijan, pero para los que aman el tiempo es una eternidad.
Como que estaba rodeado de enemigos, un día un buen amigo antes de que Obara entrara a una reunión le dijo: - Ten cuidado de que las hormigas no caigan en tus oídos y te vuelvan loco. No hables y no te morderás la lengua, tu enú (lengua) es tu león, si la dejas te devora. Y le contaron la leyenda de Orunmila y la lengua:
Había una vez en que Olofin todos los domingos se reunía con sus hijos en su ilé (casa). En una ocasión en que se celebraría el cumple años de uno de ellos le encargó a Orunmila que fuera al mercado y comprara los ingredientes necesarios para hacer la mejor comida para sus omokenkeres (muchachos).
A pesar de las escaseces en el pueblo, por obra y gracia de los llamados intermediarios, Orunmila pudo conseguir enú eranla (lengua de vaca).
Cuando llegó al palacio la sazonó con todos los condimentos y la cocinó. La comida quedó exquisita. Al llegar los convidados y comer, quedaron todos maravillados. Olofin preguntó:
- Orunmila ¿qué orunje es esta?
- Mi padre, la mejor comida del mundo.
- ¿Por qué la mejor comida del mundo?, preguntó Olofin.
- Porque con una lengua buena; se salva un hombre, un pueblo, una nación.
Olofin quedó satisfecho.
Transcurrido algún tiempo Olofin decidió organizar otra orunje en su ilé y para ello mando a buscar a Orunmila.
- Orunmila, esta vez te he mandado a buscar para que me prepares la peor comida del mundo, debido a ciertos invitados que tengo.
El rey de la interpretación fue al mercado en busca de otra lengua. Ocurrió que en esta ocasión no halló los ingredientes que necesitaba, pero no obstante la cocinó.
Cuando los invitados se sentaron en la mesa a comer, ninguno de ellos estuvo conforme. Olofin, probó y llamó a Orunmila:
- Orunmila explícame, la otra vez te pedí que me hicieras la mejor comida del mundo y me la hiciste con la enú de vaca, ahora te pido la peor comida y también la haces con la lengua.
- Padre, con una lengua, como le dije anteriormente, se pueden hacer cosas buenas y con una lengua también se puede perder el mundo.
Olofin quedó convencido.
Aquí nace el que la lengua lo mismo te salva que te mata.
Deje un comentario