Nació el matrimonio.

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De la africanía en Cuba. Odi Bara


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Hubo un tiempo en que los hombres vivían separados de las mujeres; cada cual en su tierra. Siempre tenían enemigos que trataban de perjudicarlos o de destruirlos por envidia o por venganza, pero siempre encontraban una hierba, un palo, una semilla o a alguien quien los salvara a pesar de que ikú los perseguía. Con el tiempo ellos trataban de arreglarse, pero no lo lograban y todo lo que hacían con las manos lo desbarataban con los pies.

Por aquella época a los hombres cuando les hacía falta hacer uso de las mujeres invadían sus tierras y las utilizaban sexualmente. Después, satisfechos, regresaba cada cual a sus respectivos lugares.

Un día, sin ton ni son, los okunrín decidieron hacerles la guerra a las obinrín para hacerlas sus esclavas, pero antes optaron por ir a ver a Orula y consultarle.

Orula les dijo: el perro tiene cuatro patas y coge por un solo camino. Ustedes tienen que decidir definitivamente qué van a hacer con sus vidas. Si quieren ganarle la guerra a las obinrín tienen que hacer ebó (ofrendas que se realizan con el fin de apartar un mal o lograr un bien) con seis igba de épo (jícaras de manteca de corojo), seis animales y opolopo owó (suficiente dinero).

- Quilonché ¿qué dices? ¿Hacer nosotros ebó por las mujeres que son todas unas sharereke (chismosas) y abureké (intrigantes, mal habladas)?

Los okunrín, subestimando a las obinrín, decidieron no hacerle caso a Orula.  Las mujeres enteradas de los planes de los hombres se dirigieron a la casa de Orunmila:

- Padre, hemos venido a verlo porque hemos conocido que los hombres que son todos unos masiwueres (locos), babañú (estúpidos) e iboyú (descarados), quieren hacernos ochanganá (la guerra).

- Ustedes deben cuidarse mucho los senos hijas mías. Es cierto que los okunrín quieren atacarlas.

Y Orunmila les dijo que debían hacer como Obatalá cuando salvó a sus hijos de ikú y los escondió en las matas de iwereyeye (peonia).  Cuando sus enemigos se aplacaron por considerarlo destruido, él salió despojado de todo lo malo. Les dijo además que debían hacer rogación (ceremonia para resolver un problema o protegerse) con eure meyi, (dos chivas) adié meyi (dos gallinas), aicordie (pluma de loro) y púpó owó (mucho dinero) y de esa forma vencerían.

Todas las mujeres hicieron lo indicado por Orula.

Cuando los hombres llegaron a la muralla del pueblo donde vivían las mujeres estaba cayendo un tremendo aguacero de tal manera que todos los atributos de guerra que llevaban se mojaron y no pudieron hacer uso de ellos. Ante tanta lluvia los hombres empezaron a sentir un intenso frio y empezaron a temblar y a gritar pidiendo auxilio. Las mujeres al oír aquellos gritos corrieron en ayuda. Sintiendo piedad por ellos acordaron darle refugio a cada uno en sus respectivas casas.

Después de la ochanganá entre hombres y mujeres, Olofin, que los había seguido, los reunió al día siguiente y les dijo:

- Todo hombre que anoche durmió con una mujer, tiene que abeyawo (casarse con ella).

Fue así como después de ordenar que se arrodillaran, a cada pareja les pidió besar dos palomas y dos huevos y se juraran amor eterno, sellando así el pacto matrimonial.

Es en este odun dónde nace el matrimonio en la Tierra, después de las mujeres darles refugio a los hombres.


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