En los cursos escolares de 1941-1942 y 1944-1945, Fidel Alejandro Castro Ruz cursa la segunda enseñanza en el Colegio Belén de los Jesuitas de Marianao, y obtiene el título de Bachiller en el Instituto número 1 de La Habana, lo cual le permite matricular en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.
Joven de 19 años, ardido en todas las inquietudes sociales de su momento histórico, desde su ingreso en la Universidad de La Habana el 27 de septiembre de 1945, se verá inmerso en una febricitante actividad extraacadémica que lo lleva a alinearse de inmediato junto a las más avanzadas fuerzas actuantes en el movimiento estudiantil cubano.
Ningún ámbito más apropiado entonces que la Universidad de La Habana para el acelerado desarrollo de su cultura, conciencia y praxis políticas. A tal punto que muchos años después él mismo reconocería que en la universidad se hizo revolucionario. La universidad, en el momento de Fidel es, en efecto, un vivero ideológico en el que bullen los ecos de la rebeldía juvenil contra la tiranía de Machado y la primera dictadura batistiana.
Universidad marcada por la impronta de Julio Antonio Mella y decenas de mártires durante un dilatado ciclo que se cierra con Ramiro Valdés Daussá en 1940, es forja en el estudiantado de apasionadas tradiciones de combate por la justicia social, la democracia y la libertad.
Universidad en la que comienza el cuestionamiento a la frustrante corrupción de los gobiernos auténticos, no solo se proyecta extramuros hacia los problemas de la vida nacional, sino que se erige en refugio y tribuna para los luchadores contra todas las formas del despotismo más allá de nuestras fronteras. Si antes fue baluarte del pueblo español en su enfrentamiento al falangismo, fascismo y nazismo, ahora los ímpetus juveniles se canalizan en el Comité Pro República Española. En la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) del instante en que Fidel ingresa a la universidad, presidida por Manolo Castro, también abren trincheras hacia lo internacional los comités Pro Democracia Dominicana, Pro Democracia Nicaragüense y Pro Independencia de Puerto Rico.
La Universidad de La Habana, donde radicaba también una influyente parte de la intelectualidad radical de su tiempo, era en los años cuarenta una impresionante caja de resonancias del independentismo puertorriqueño.
1945, año en que Fidel ingresa en ella, es prolífero en demostraciones, aunque no excepcional. Retorna a La Habana la delegación de la FEU que había viajado a San Juan y fue expulsada por las autoridades coloniales.
Mes a mes, en cada edición de las dos revistas ilustradas estudiantiles —Nueva Universidad y Antorcha Universitaria— se insertan artículos y otros trabajos en favor de ese entrañable pueblo.
En el curso académico 1946-1947, en el que Fidel es electo delegado de año por segunda vez y llega a ocupar la vicepresidencia de la Asociación de Estudiantes de Derecho, es activo participante de las manifestaciones callejeras contra los desmanes del gobierno de Ramón Grau San Martín. Pero en el verano de 1947, mientras la mayor parte de sus condiscípulos se dedica a la preparación y desarrollo de una Convención Constituyente Estudiantil, él viaja a Holguín, al norte de Oriente, para incorporarse al contingente que se adiestra y organiza militarmente en Cayo Confites, donde le es asignada la jefatura de una compañía.
En la última semana de septiembre, cuando aborta escandalosamente aquel masivo plan cuyo objetivo era trasladar a República Dominicana unos dos mil hombres armados para combatir al dictador Rafael Leónidas Trujillo, Fidel logra eludir que lo detengan y el 30 de septiembre, 17 aniversario de la caída de Rafael Trejo, pronuncia en la escalinata universitaria su sorprendente discurso contra el gangsterismo político, solo unos pocos días después del enfrentamiento entre bandas que degeneró en la matanza de Orfila. Se le verá en octubre participando en las revueltas que siguieron al asesinato del estudiante Carlos Martínez; y, enseguida, encabezando las célebres jornadas de la campana de La Demajagua, en los primeros días de noviembre.
Imposibilitado de continuar como alumno regular debido al tiempo empleado en todas esas actividades, matricula el curso 1947-1948 por el sistema de enseñanza libre. Pero nuevas inquietudes lo desplazan de los estudios. Es el período de las luchas contra el aumento del precio del pasaje de los ómnibus urbanos y del servicio telefónico, y por la rebaja de la tarifa eléctrica. También lo es de las protestas por el asesinato del dirigente proletario comunista Jesús Menéndez en enero de 1948, y las manifestaciones de febrero en apoyo a las demandas de los estudiantes de secundaria, oportunidad en la que Fidel sufre fractura parcial en el cráneo durante uno de los choques con la policía.
Abril es el mes de su viaje a Colombia, con escalas promocionales en Venezuela y Panamá, para participar en la reunión preparatoria de un Congreso Estudiantil Continental que se planeaba efectuar en Santiago de Chile en 1949. Esa reunión estudiantil coincidiría en Bogotá con la IX Conferencia Internacional de los Estados Americanos. En cartera, Fidel lleva la propuesta de resolución de condena al gobierno de Estados Unidos y de reconocimiento del derecho del pueblo puertorriqueño a su plena independencia. Otras propuestas se proyectan contra la base naval norteamericana de Guantánamo, por el derecho de los panameños a la soberanía sobre el canal interoceánico, y el de los argentinos sobre las Islas Malvinas, así como una condena a todas las demás manifestaciones de colonialismo en América. (1)
Suspendida la reunión preparatoria estudiantil cuando apenas comenzaba, debido a la insurrección que siguió al asesinato de Jorge Eliécer Gaytán, Fidel luchará con un fusil en las manos junto al pueblo colombiano. Regresa a Cuba a tiempo para estar entre quienes acogen al joven dirigente Juan Mari Bras, presidente de la Juventud Independentista de Puerto Rico. Mari Bras arribaba a La Habana a fines de abril invitado por la FEU, con el fin de denunciar la arbitraria expulsión de numerosos estudiantes nacionalistas de la Universidad de Río Piedras, y la complicidad de su rector con la gobernación colonialista al clausurar ese alto centro de estudios.
El año académico 1948-1949 significará para Fidel continuar el enfrentamiento a los gobiernos auténticos por los proyectos de aumento de las tarifas eléctricas y telefónicas y el precio del pasaje urbano, actividades a las que suma su actividad en los comités universitarios Pro Democracia Dominicana, Pro Independencia de Puerto Rico y Contra la Discriminación Racial. Absorbe el resto de su tiempo la campaña presidencial de Eduardo Chibás y su recién fundado Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos), al que Fidel se incorpora.
Esta etapa culmina con su presencia de primera línea en las grandes manifestaciones antiimperialistas de repudio a la profanación de la estatua de José Martí por marines yanquis, en el Parque Central de La Habana, en marzo de 1949.
Los diecisiete meses comprendidos entre el 4 de abril de 1949 y el 27 de septiembre de 1950 fueron para Fidel de dedicación total a los estudios. Cuarenta y seis exámenes aprobados en solo un año y medio, más de la mitad con calificación de sobresaliente (2), que lo hacen acreedor el 13 de octubre de 1950 a tres títulos universitarios: Doctor en Derecho Civil, Licenciado en Derecho Diplomático y Consular, y Licenciado en Derecho Administrativo.
Dos semanas después, el 30 de octubre, estalla en Puerto Rico la insurrección nacionalista de Jayuya, que es rápidamente sofocada en sangre. Ese y los siguientes días, mientras se desarrolla la heroica defensa de los patriotas de Albizu Campos contra las fuerzas policíacas que cercan y terminan asaltando su casa en San Juan y hasta después de su detención, en Cuba se produce una explosión solidaria con los estudiantes al frente.
El primero de noviembre los estudiantes habaneros organizan varios actos de calle con disturbios, interrupción del tránsito e intervención de la policía que dispara al aire, con la consiguiente alarma, aunque sin heridos. En la Escuela de Derecho de la Universidad de La Habana, durante un mitin en defensa de Albizu y su pueblo, se pronunciaron palabras de simpatía hacia los líderes expulsados de la Universidad de Río Piedras, en San Juan, por haber defendido la independencia de su país, Juan Mari Bras, Pelegrín García y Jorge Luis Landín. (3)
Esa tarde, en el anfiteatro del hospital universitario Calixto García centenares de jóvenes efectúan una asamblea de condena a la represión de los independentistas puertorriqueños, y se decreta un paro de 72 horas. Terminado el acto se concentran en la escalinata, despliegan una bandera de Puerto Rico y se lanzan a la calle. Además del Comandante Cornelio Rojas, debió intervenir personalmente el Jefe de la Policía Nacional, Coronel del Ejército Quirino Uría, a quien se ve en una foto de ese día discutiendo en plena calle con Fidel Castro, en la esquina de las calles M y San Lázaro.
En una nota de prensa del siguiente día, entre la información publicada se afirma: “El Jefe de la Policía Nacional se trasladó con Fidel Castro, Lionel Soto y otros estudiantes al Ayuntamiento, donde el Jefe de Gobernación Municipal, Humberto Becerra, expidió el permiso correspondiente, lo que permitió efectuar la manifestación sin mayores contratiempos”. (4)
La presión pública forzó incluso al Presidente Carlos Prío a enviar un mensaje al gobernador colonial en el que pedía respeto a la vida de Albizu. Mientras tanto, la Cámara de Representantes de Cuba enviaba un cablegrama al presidente Harry S. Truman para evitar nuevos derramamientos de sangre y “salvaguardar la existencia de Pedro Albizu Campos y demás líderes políticos puertorriqueños que representan altísimos valores de América”, y aprobaba la propuesta del dirigente Ortodoxo Manuel Bisbé para el envío de una comisión parlamentaria a Puerto Rico con el fin de estudiar sobre el terreno la situación imperante en esa isla e impedir con su presencia que fueran a perder la vida Albizu y otros líderes nacionalistas.
En esa circunstancia, el 7 de noviembre se efectúa un multitudinario acto popular en la escalinata universitaria, para el que la FEU asigna el resumen al recién graduado jurista Fidel Castro. Terminadas las intervenciones de los que lo anteceden, centradas en las represalias del Ministro de Educación contra los estudiantes de secundaria, se escuchan las palabras de Fidel en las que, tras censurar la política gubernamental que se aplica contra los estudiantes, aclara que esa noche existe otro tema a tratar: “el caso de Puerto Rico, una gran injusticia”.
La vida profesional y política del joven Fidel Castro, repartida entre la defensa de los humildes y —muerto Chibás— a su tenaz fiscalía del gobierno de Carlos Prío Socarrás, ha de acelerar su proyección revolucionaria con el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.
A partir de ese momento, dedicará toda su pasión y energías a la preparación de la respuesta insurreccional armada contra la tiranía recién instaurada.
NOTAS:
- Mayor información acerca de Fidel Castro y lo ocurrido en Colombia puede hallarse en “Fidel Castro en el Bogotazo”, reportaje de Mario Mencía publicado en la revista Bohemia, La Habana, Año 70, números 15 y 16, de fecha 14 y 21 de abril de 1978. Reproducido en Antes del asalto al Moncada, Ediciones Unión, La Habana, 1979.
- Sobresalientes, 24; Notables, 8; Aprovechados, 11; y Aprobados, 3. Para la nota de Aprobado se requería obtener de 60 a 69 puntos; para el Aprovechado, de 70 a 79; Notable, de 80 a 89; Sobresaliente, de 90 a l00.
- Diario El Mundo, La Habana, 2 de noviembre de 1950.
- Ibid.
Publicado: 15 de agosto de 2017.
12 de Diciembre de 2018 a las 15:33
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