Reveladora del período de plenitud que vive el artista, es la exposición El mapa del silencio de Alexandre Arrechea, abierta al público en el Museo Nacional de Bellas Artes como parte del programa colateral de la XII Bienal de La Habana, a la que la mencionada institución ha dedicado otras siete muestras transitorias, en su mayoría de autores cubanos.

Esta es la primera vez que Arrechea exhibe su obra en solitario en el MNBA, pues con anterioridad lo había hecho como parte de Los Carpinteros, colectivo del que por doce años formó parte hasta que en 2003 pasó a trabajar en solitario.

Según ha dicho el propio artista, el proyecto presentado ahora, concebido especialmente para la ocasión, podría considerarse un resumen de su labor anterior, fundamentalmente en lo que al empleo de medios diversos se refiere; al tiempo que marca el comienzo de una nueva etapa.

En tal sentido se aprecia un traslado de su interés por explorar espacios arquitectónicos hacia una subjetividad límite, expresada en la perspectiva de reflexión intimista desde la cual observa el panorama que lo rodea, buscando apresar aquellas aristas de la trama urbana que no han sido develadas aún.

Seis obras que dialogan entre sí y le han demandado, según sus palabras, un esfuerzo físico inusual, integran la exposición: dos acuarelas de gran formato, una video-proyección, una pieza en madera, un tapiz - técnica en la que por vez primera se adentra- y un inmenso mural de 25 metros sobre la pared de la galería transitoria.

Hasta inicios de octubre próximo se encontrará abierta al público  en el Edificio de Arte Cubano El mapa del silencio, la cual contó con la curaduría de Corina Matamoros, especialista del MNBA.