Discurre el verano patrimonial en La Habana


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Foto: Casa Museo José Lezama Lima, Centro Habana.

Aunque Cuba es un eterno verano, y el patrimonio es omnipresente, el domingo 30 de junio de 2019 quedó inaugurada la temporada oficial de la cultura patrimonial en la capital cubana.

El lugar escogido para celebrarlo fue notablemente atinado, la Casa Museo José Lezama Lima; espacio que cumple además un cuarto de siglo de creado, y donde viviera este notable intelectual de las letras cubanas por casi medio siglo.

Como expresara en sus palabras inaugurales el MSc. Israel Díaz Mantilla, director de la institución: “Una casa siempre se hace a la medida del Hombre en su escala más personal e íntima… esas paredes que se convierten con los años en testamentos de piedra”.

El propio Lezama refiriéndose a su hogar, expresó: “Esta sala y esta penumbra fueron las cobijas de mis páginas. ¿Tendrán algún valor museal desde ya esta casa de Trocadero 162? Si se cumple que lo sea, yo habré tenido el privilegio de escribir en mi propia casa y en el museo que me legaron la nación y los compatriotas. Es como vivir en una catedral del futuro.”

Con similar entusiasmo al que concurrieron sus fundadores Ana Luisa Ambrosio, la primera directora; Ana Gloria Curbelo, la primera museóloga, y Venancio Belcourt, su primer conservador, el director de la institución estimuló al trabajo por la defensa del patrimonio.

La inauguración de esta jornada veraniega de la cultura y su proyección en la capital coincidía con las declaraciones y conclusiones del IX Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) por la defensa de la verdadera cultura, de su sistema patrimonial, de la memoria de la nación y de la identidad, aspectos que se materializan, ahí, en la cuadra.

Atractivo resultó el programa cultural de esta inauguración en la Casa Museo, con la participación de no pocos niños y adolescentes del barrio y sus familias, lo que muestra lo mucho que se puede hacer desde estas instituciones culturales y educativas dentro de las comunidades y para las comunidades.

Precisamente la exposición Agua, Color, Luz, con pinturas de algunos de estos niños, fue inaugurada como agradable presagio de todo lo que sucederá después en esta jornada por la cultura. Parecería que el calor, como en muchas poblaciones biológicas, acelera la reproducción y la producción en sentido general, en este caso de la cultura.

Muchos de estos infantes son ya amigos del museo y participan en el círculo de interés museológico “Amigos del Patrimonio”. Como la niña Maya Cuevas, quien recibió estímulos por sus comienzos en el aprendizaje de la conservación.

En la actividad también fue destacado el esfuerzo de diversos trabajadores que han alcanzado notables resultados con una y dos décadas de labor. Diplomas, libros, pinturas y otros objetos fueron entregados, junto al aplauso de los presentes, como gran estímulo que quedará en el recuerdo de todos.

Tampoco podían faltar actuaciones artísticas en esta fiesta por el comienzo del verano. Así, desfilaron por el patio central de la casa, desde donde podían observarse objetos personales de Lezama y la familia, el mago Jardínes, que deleitó a los presentes con su mezcla de magia y humor, y el grupo Teatro Cimarrón.

En sus actuaciones, el Teatro Cimarrón destacó por el empleo de poemas de Nicolás Guillen, el cuento Akeké…, de Miguel Barnet, y textos de Martí cantados en la Guantanamera de Joseíto Fernández, entre otros.

Es que la cultura patrimonial también en La Habana apunta al futuro desde las raíces. Solo partiendo de estas crece el árbol, de su atento cuidado crece el fuste robusto y nuestro, y de aquí las ramas saludables que pueden tener injertos que fortalezcan. Todas para dar flores, perfumar el ambiente, recrear la vista y el espíritu por dar cobijo y alimento a comunidades de aves, insectos y otros seres vivos temporales y permanentes, y entonces, dar los frutos que enriquecen el cuerpo y el alma que nos da la libertad.

Es que, como fuera expresado en el IX Congreso de la Uneac, sin cultura no hay libertad posible.

Por ello, es necesario que se potencien también nuestros museos del barrio, para juntos todos ir por más, aplicando lo que indicara el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en el recién clausurado congreso: dar una “irreconciliable batalla contra la incultura y la indecencia”.


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