El año 2015 comenzó para las artes visuales granmenses con una muestra perteneciente al diseño gráfico, especialidad que en esta ocasión enarboló la obra de uno de sus exponentes más destacados, seleccionado Premio Nacional 2011: Héctor Villaverde.

Villaverde ha acudido a un amplio espectro de la producción gráfica contemporánea, gozando de cierta familiaridad y complacencia ante ese público consumidor de sus carteles, portadas de libros, campañas publicitarias y otros. Recibirle en la sala del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, vino a saldar una deuda postergada con esa rama de las artes visuales que con tanto recelo ha sido valorada en nuestro territorio.

Nacido en La Habana, en 1939, este reconocido diseñador es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Durante la década del ´60 cursó estudios de Diseño Gráfico en la Academia Superior de Bellas Artes de Varsovia; siendo a lo largo de su carrera diseñador del Consejo Nacional de Cultura (CNC) y director artístico de las revistas Pueblo y Cultura y Revolution et/and Culture, así como de la revista Cuba– en la que permaneció durante diez años.

Su quehacer profesional le ha llevado a impartir múltiples conferencias en varios países, volviéndole merecedor de significativos premios entre los que destacan: el Premio Nacional de Diseño “Raúl Martínez”, en el 2000; el “Manuel Muñoz Bachs”, en el 2007; el Premio “Pablo”, del 2004; el Premio Nacional de Diseño, en el 2011 y la Distinción por la Cultura Nacional. Además de diseñador gráfico de la UNEAC y profesor del Instituto Superior de Diseño (ISDI), Villaverde es fundador del Comité PROGRÁFICA Cubana, institución que actualmente preside.

Con esta muestra, organizada en homenaje a su Premio Nacional de Diseño, las principales salas expositivas del territorio nacional han tenido a su cargo un total de 69 obras que recogen parte significativa de su trabajo gráfico. La presentada en nuestra provincia se expone en alianza con el espacio de la UNEAC, exhibiendo 50 piezas que nos remontan a diseños de cubiertas para libros como: “El siglo de las luces”, de Alejo Carpentier; “Nación y mestizaje en Nicolás Guillén”, de Nancy Morejón y “A través de mi espejo”, de Elíseo Diego.

Familiares también, nos resultan las portadas de revistas como UNION y CUBA, a la par de carteles que distinguen importantes pasajes de la cultura e intelectualidad cubanas. Tal es el caso de los carteles promocionales del Premio UNEAC, el 150 Aniversario de José Martí, el Congreso de Cultura de La Habana, la Jornada de Música Contemporánea y el Salón de Arte Digital, cada una con sus particularidades de tiempo y contexto.

En 1998 Villaverde se vinculó al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, momento que sirvió para reafirmar su compromiso con el diseño más allá de la práctica y el magisterio a él relativos. En este marco convocó a un amplio número de colegas - sin distinción generacional – a formar parte de una iniciativa que denominaron el Jueves del Diseño, de la cual devinieron memorias compiladas en el libro Testimonios del Diseño Gráfico Cubano (1959-1974), que cuenta con su autoría. En el texto se revelan homenajes a creadores ya ausentes de la gráfica cubana, donde despuntan Raúl Martínez, Eduardo Muñoz Bachs, Alfredo Rostgasrd y José Gómez Fresquet (Frémez), entre otros; permitiéndonos recuperar significativos momentos del entorno gráfico cubano de la década del ´60, considerada por algunos como la “época de oro” de esta manifestación en nuestro país.

Con estos “Diseños de Villaverde” queda entonces a disposición nuestra parte importante de su producción, mostrándole como diseñador versátil, portador de una particularizada impronta que sobrepasa los límites de los favoritismos tipográficos, las composiciones y el color; y se centra en ese modo originalísimo que tiene de decodificar el contexto real para volverlo creación, corroborando que el diseño gráfico es, quiérase o no, expresión excepcional de la cultura contemporánea.