Donde anida la poesía, extraordinario proyecto de Roberto Chile


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“Los poetas reunidos en torno a las fotografías de Chile son, sin excepción, reconocidos en el universo letrado del país. Algunos más jóvenes y con menos obra publicada, pero excelentes bardos. Todos han entregado apreciables poemas que otorgan una centralidad a las imágenes del libro, lo que mucho se agradece. Estos textos, salvo uno (el de Miguel Barnet), han sido escritos especialmente para la ocasión, es decir, en su inmensa mayoría, son inéditos”.

Así expresa el Doctor en Ciencias Históricas Rafael Acosta de Arriba, en el prólogo del libro Donde anida la poesía, Fotografías de Roberto Chile–Veinte poetas cubanos, actualmente en proceso de producción por la Editorial Bachiller, cuyos textos e imágenes conforman la muestra homónima que el primero de julio venidero, a las 4.00 p.m., quedará instalada en la galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.

El prestigioso investigador, crítico de arte, y ensayista subraya, además, que “la capacidad significante de las imágenes no proviene tanto de su propia naturaleza, como se sabe, sino que es provocada y configurada por la perspectiva del artista. Es en su talento y su información donde se encuentra la riqueza semántica y la habilidad innata para dar voz y sentido trascendente a sus fotografías. Es lo que puede llamarse la subjetividad creadora. Los poetas, por tanto, en el diálogo que aquí se ofrece, intentan ver con otros ojos lo que primero vio Chile, y crear una expresión dialogante a partir de esa traducción”.

 

 

Acompañadas por igual cantidad de poemas inspirados en cada una de las dos decenas de instantáneas realizadas por Chile, tanto en el libro como en la exhibición podrán disfrutarse de obras escritas por consagradas figuras de la lírica insular como Miguel Barnet, Nancy Morejón, Waldo Leyva, Víctor Casaus, Alexis Díaz Pimienta, Alex Pausides, Víctor Fowler, Norberto Codina, Marilyn Bobes, Alfredo Zaldívar, Rafael Acosta de Arriba, David López Ximeno, Yanelys Encinosa Cabrera, Basilia Papastamatiú, Soleida Ríos, Ricardo Acostarana, Sender Escobar,  Maylan Álvarez y Miguel Alejandro Hayes; además de la joven y destacada poetisa Giselle Lucía Navarro.

También se expondrá y aparecerá en el libro, el poema inédito Cauces, de Roberto Chile (escrito en 1991), sin imagen.

 “La tentativa de Chile con este libro es muy similar, viene de esa tradición cultural, la judeo-cristiana. Aquí no hay un sistema semiológico predeterminado, solo la analogía entre sentidos poéticos que dialogan entre sí. Imaginado, deseado y gestado por Chile, este volumen es un lugar de encuentro de la poesía escrita más genuina con la visual, no menos auténtica; es un puente entre ambas poéticas. Se trata de poner a dialogar poemas escritos por bardos reconocidos con algunas de sus fotografías, con la aspiración de que, en cada caso, ese diálogo fructifique en la epifanía: un saber poético nuevo”, apunta en sus palabras el también profesor titular de la Universidad de las Artes y de la facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.

Estremecedora idea de interrelación entre la fotografía y la poesía

 

 

Auspiciada por el Fondo Cubano de Bienes Culturales y Ediciones Collage, con el apoyo del Banco Sabadell y el multimedio argentino Resumen Latinoamericano, la muestra igualmente contó con la coordinación de Acosta de Arriba y viene a impactar en la contemporaneidad  insular de la literatura y las artes visuales como estremecedor proyecto de interrelación entre algunas de las obras que integran la vasta creación de Chile —también virtuoso documentalista—, a través del lente, y la poesía llevada de la mano de creadores que igualmente poseen reconocido prestigio internacional.

En tal sentido, Rafael Acosta subraya: “De ahí la riqueza del libro. Las miradas otras sobre la mirada original del fotógrafo se producen con la voluntad expresa de desentrañar el enigma de las imágenes, de hacer copular esas diferencias de visión y de que el lenguaje escrito en comunión con el visual nos aporte una nueva dimensión cultural. Hay, por tanto, dos posibles lecturas en este libro: la de las imágenes y los textos en sí mismos y la de la relación que se establece entre ambos; atravesarlas y cotejarlas puede ser un apasionante ejercicio para el degustador. En el centro, la poesía”.

En el prólogo del acreditado intelectual cubano que aparece bajo el título de La imagen visual que habla, se comenta que “la selección de imágenes, realizada por el propio Chile, más que una antología de su obra, que no lo es, viene a ser un conjunto diverso, hasta cierto punto azaroso, que se corresponde con algunas de las vertientes de su trabajo fotográfico, que van desde lo conceptual o experimental, hasta lo puramente documental, atendiendo, la mayoría de las veces, a una mirada introspectiva que persigue decodificar el corazón de las imágenes. Este es el punto de partida del diálogo entre poetas y artista, y donde se produce la traducción de sentidos. Precisamente, es ahí, donde anida la poesía”.

Efecto visual racionalizado y comprendido

 

 

Expone, además, que “las imágenes, si son elocuentes, no necesitan de palabras para significar, lo que no deja de ser un lugar común, pero si las hacemos acompañar de un buen texto que las interprete, el efecto visual puede ser más racionalizado y comprendido. Esa cuestión es el epicentro de lo que hoy se conoce como estudios visuales, una manera de indagación que se mantiene desde que el hombre intentó desentrañar la producción simbólica hace ya varios siglos y es una de las tentativas principales del presente libro. Aquella socorrida expresión que decía que una buena imagen valía más que mil palabras, aunque se entienda bien lo que pretendía subrayar, no deja de ser una frase incompleta, pues las palabras, por lo general, no sobran. A veces, un verso puede decir más que un ensayo extenso y esa capacidad sintética y evocadora de las imágenes y de las palabras es lo que da vida a este libro. Decir mucho con poco.

Al respecto ejemplifica: “Como dice Miguel Barnet en su texto,

‘Es cierto que los poetas/ atrapan instantes de la vida/ y los fijan en la historia’. Lo cual nos remite al mismo efecto registrador y documental de la fotografía, que no es más que el primer contacto visual entre el hombre y la historia, ambas son formas de eternización de similares efectos, o también, como dice Norberto Codina en su poema, al referirse a Tina Modotti, fotógrafa de Mella: ‘ella misma modelo y cazadora de la luz impresa/ revela los fantasmas de las tramas plateadas de la película / en la imagen provocadora,/ entre la precisión del documento y la aprehensión de la poesía’. O más crípticamente, Marilyn Bobes en sus espléndidos versos: ‘No invoques más/ a los febriles adoradores de estas formas/ que huyen hasta el cansancio./ Ni tú ni yo sabemos/ que hay detrás de los impredecibles sonidos / del crepúsculo’”.

 

 

Chile dialoga con La Jiribilla sobre su nuevo proyecto

Como parte de la merecida promoción de este extraordinario proyecto, la colega Estrella Díaz dialogó para La Jiribilla con Roberto Chile, quien aseguró a este medio digital que “Cuba es un país de poetas, no habrían alcanzado todas mis fotografías para incluir en el proyecto a todos los autores cubanos. Pero desde un principio decidí que fueran veinte y que la selección fuera diversa, en el sentido más amplio de la palabra. Y ahí están estos veinte poetas protagonizando un diálogo —o duelo— entre poesía visual y poesía escrita. (…)  ¡Cuánto hubiera querido tener entre los poetas a Roberto Fernández Retamar, Pablo Armando Fernández, Sigfredo Ariel y algunos otros!; a ellos y a Carilda Oliver, en su centenario, llegue con esta entrega nuestro tributo”.

Publicada en la edición del 20 de junio último en la respetada revista cultural con el título de Más que un pie forzado, un reto, el Premio Nacional de Periodismo José Martí 2018,  explica en la entrevista que las fotografías seleccionadas para el libro y la exposición Donde anida la poesía, Fotografías de Roberto Chile–Veinte poetas cubanos, “pertenecen a varios proyectos de mi autoría: Guanabacoa, SOMOS, Fidel es Fidel, Convergencias (en progreso), así como otras disímiles de La Habana, la gente, la vida, tomadas entre 2011 y 2020. Sin ser una antología, la mayor parte de las imágenes que integran la muestra son fotografías a las que acudo frecuentemente y, de una manera u otra, me identifico con ellas: porque son capaces de transmitir ideas, emociones, sentimientos”.

Argumenta, asimismo, que en esta propuesta “no hay unidad temática en las fotografías ni en los poemas, la idea fue precisamente lograr la diversidad. Si ojeas el libro o recorres la exposición, te parecerá estar en presencia de un conjunto de obras de varios fotógrafos. Si tienes en cuenta que entre unas fotografías y otras han transcurrido diez años, eso es una buena señal porque denota evolución, es decir, el fotógrafo no se momificó, por el contrario, experimentó, hurgó, se reinventó. Si algo detesto es la quietud, el encasillamiento. El arte, como la vida y la sociedad, debe estar en continuo movimiento y perenne transformación, de lo contrario nos volvemos piedras. Y piedras no hacen falta. Hacen falta alas”.

 

 

La profusa obra Chile, acreedor de la Distinción por la Cultura Nacional, entre otros muchos reconocimientos, comenzó a trascender en los primeros años en la década de los años 80 del pasado siglo, cuando empezó a ejercer como camarógrafo y editor, primero, y realizador y fotógrafo, después, en la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, con el fin de documentar el ejercer revolucionario del Comandante en Jefe Fidel  Castro Ruz, equipo que estuvo dirigido durante años por el historiador Pedro Álvarez Tabío, y posteriormente por el propio Chile. Tal suerte le propicio acometer su labor más meritoria: “dedicar los mejores años de su vida, a seguir a Fidel a todas partes sin reparos y sin miedos, registrando y reportando su infatigable actividad revolucionaria”.

Chile al lado de Fidel “en las horas más tensas y difíciles, y en los momentos de júbilo y victoria”

El gran maestro del lente participó, junto al líder invicto, en más de 60 viajes por decenas de países de todos los continentes; así como por todo el archipiélago nacional, en incontables visitas y recorridos de trabajo, de los cuales dejó constancia. Donde quiera que estaba Fidel, estaban los ojos de Chile: “en las horas más tensas y difíciles, y en los momentos de júbilo y victoria.

En calidad de camarógrafo personal de Fidel, dejó a las venideras generaciones excelentes documentales y reportajes de indiscutible valor histórico, periodístico y artístico, que asimismo forman parte de la memoria audiovisual de la nación cubana.

El legado fotográfico y fílmico de Chile se extiende además a la cultura, la sociología, el deporte, la salud, la religión y otros temas, entre los que se destacan más de  80 realizaciones de corta y mediana duración, en las que sobresalen un admirable perfil humanístico, así como el interés por la investigación, la reflexión crítica y veraz del discurso y la plasticidad de las imágenes, además de otros valores técnicos, como los encuadres, ángulos y precisiones en las tomas, enriquecidos por una inteligente edición y producción.


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