Los fines de semana por norma general las noticias duermen —las buenas y las malas—; y ese dormir de las noticias hace que las lecturas de domingo sean el fuerte de los periódicos desde hace algunos años. Esa tranquilidad noticiosa se suele alterar de vez en vez con alguna catástrofe o los interminables análisis sobre elecciones en algunos lugares del orbe. Este último fin de semana de octubre parecía marcado por la urgencia de las elecciones en Brasil y en Uruguay y a ellos estaba dedicada toda la batería informativa del momento; sin embargo dos notas se filtraron entre tanto torrente informativo que merecen cierta atención. Una dolorosa para la música cubana y es la muerte de la compositora Ela O’ Farrill y la otra la “prohibición oficial” del reggaetón en Guatemala.   

Ela

Ha muerto Ela O´Farrill, me comentó de prisa esta mañana mi amigo Emilio Comas; negro se acabaron las buenas canciones. Hacía solo cuatro días que habíamos hablado de ella a raíz del concierto de Haydee Milanés dedicado a Marta Valdés en el teatro Mella. Éramos un grupo bastante heterogéneo el que esa tarde de miércoles nos reunimos para filosofar sobre la vida y recrear nuestras leyendas, nadie sabe por qué su nombre resurgió, pero el Pico Blanco se volvió a iluminar y regresaron los fantasmas del King, de César, de Elena, de Ángel Díaz; y se comentó sobre lo disperso que están los que aún sobreviven de esas noches habaneras que no volverán, por mucho que se les llame. Se pierden, no solo en la memoria de mis amigos, sino que desaparecen del imaginario colectivo.

Supe de Ela O´Farrill por mis padres, como mismo supe de Pacho, de la Lupe, del Benny y otros tantos. Ellos la recordaban en unas noches habaneras de su juventud, cuando combinaban sueños con esperanzas. Al pasar de los años le descubrí en la voz de Elena Burke y un buen día Pancho Céspedes y Gonzalo Rubalcaba la homenajearon  solo a voz y piano; como mismo lo había hecho años antes Bola de Nieve.

La noticia es un mal augurio para empezar la semana; pero al menos queda más que una canción… será que el feeling se nos está escapando con la vida…

Prohibición

Han prohibido, por medio de un decreto el reggaetón en Guatemala con la misma resolución con que se pone en los productos alimenticios y en los medicamentos la fecha de caducidad. Le han dado un plazo de treinta días para que desaparezca de todos los espacios públicos y privados; pues los decretos adquieren fuerza de ley cuando entran en vigor.

Pero amigo lector no se sorprenda, pues se trata de una broma de mal gusto que intenta dañar no solo a los músicos y creadores de esta forma urbana de hacer la música, sino también a las autoridades de ese país.

Cierto es que el movimiento de marras ha sembrado detractores cada vez en número creciente en muchos de los lugares donde se difunde y se hace; mas eso no quiere decir que deba ser objeto de prohibición alguna, ni de escarnio público.

Soy partidario de que exista esta y otras formas musicales que reflejen el mundo de una generación —nadie puede negar que representa a una generación de hombres y mujeres de este continente y hasta ya exhibe sus íconos culturales y sus fetiches de culto—; y aprobarlo me hace pensar más en trabajar para modificarlo y hacerlo crecer que censurarle o prohibirle.

El reggaetón refleja en sus textos, muchas veces, las lagunas culturales y sociales de quienes le cultivan. Expresa por momento las aspiraciones o carencias que conviven con el individuo y hasta representa su grado de marginalidad; cabría preguntarse entonces dónde están los potenciales compositores de temas para este género que retomen una poética de la vida que no esté marcada por los fenómenos sociales que nos circundan.

Sin ánimo de hacer comparaciones es hora de que algunos poetas —hablo por Cuba—desciendan de su parnaso y entreguen sus textos a quienes puedan darle cierto sentido musical. Ello modificaría entonces las búsquedas existenciales de los reguetoneros y haría la vida más placentera a todos… entonces no leeríamos falsas noticias…

La semana recién empieza con noticias sorprendentes… el feeling pierde una voz… es hora de enseñar a quienes vienen detrás que el respeto nos hace grande… reggaetón aparte…