Como homenaje al cuento homónimo del escritor checo Franz Kafka, una singular mixtura de ejes conceptuales y técnicos propone Douglas Argüelles en su más reciente muestra Un artista del hambre, que se expone en la Galería Habana hasta el 15 de mayo.

El ayuno interminable del protagonista de la narración original, que no hallaba alimento digno, se transmuta en un hambre vinculada a los discursos del arte, el hastío de la visualidad de los medios y los artificios.  

Según se afirma en el catálogo de la muestra, Argüelles “expresa una nostalgia por centrar el ser del arte y rescatarlo de lo trivial a que lo llama la realidad; entiéndase por esta las instituciones culturales, político-ideológicas, la autoridad académica, la moda, el mercado o el propósito que funda el poder para la expresión propia del arte y su acomodamiento dentro del escenario social”.

Un artista del hambre se compone de tres partes fundamentales: la primera exhibe una serie cuadros con espacios en blanco que precisan ser llenados; la segunda presenta un conjunto de fotografías representativas de personalidades que han marcado al artista e instalaciones acompañadas de textos filosóficos, y por último, una pieza solitaria que refleja la esencia misma del creador.

“Douglas siempre ha tenido un pensamiento muy místico en lo conceptual”, expresa el artista Julio Torres, miembro del equipo curatorial. “Casi todas las piezas se construyen sobre la base del azar y de experiencias vividas. Una de las cosas que más le interesa es la relación que tiene con los espacios donde ha vivido y lo que va sintiendo con ellos”.

Graduado del Instituto Superior de Arte en 2004, Douglas Argüelles ha explorado la pintura, el dibujo, la fotografía, el video, la instalación y el performance. Obras suyas se han expuesto en Suiza, Estados Unidos, España, México y Noruega.