Eduardo Heras: “Fidel me mostró una faceta de él que yo no conocía…”


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“Todo comenzó a partir del Consejo Nacional de la UNEAC de octubre de 1999, donde yo informaba sobre los resultados del primer curso del Taller Onelio Jorge Cardoso, y sorpresivamente se apareció el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y escuchó parte de mi intervención.  Se estableció entre nosotros un diálogo vivo, intenso, acerca del Taller, las técnicas narrativas, su utilidad y empleo, y la posibilidad de hacerlo accesible a una mayor cantidad de jóvenes en todo el país. Yo desconocía que estaba a punto de desencadenarse uno de los más importantes proyectos educativo-culturales de la Revolución. Y así fue”.

Así rememora el prestigioso escritor, pedagogo, crítico y ensayista, Eduardo Heras León (La Habana, 1940), sus puntuales relaciones con el Líder Histórico de la Revolución Cubana, en torno a uno de los más nobles proyectos —entre tantos que nos legó— ideados por el querido y legendario héroe de la independencia insular en beneficio del enriquecimiento cultural y educacional del pueblo. Me refiero al programa televisivo Universidad para Todos.

Fundador de estos espacios televisuales, el Premio Nacional de Literatura 2014 continuó su relato: “unos meses después, en julio del año 2000, me encontraba en Canadá y recibí una llamada de Carlos Martí, entonces presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Me preguntó que cuando regresaba a La Habana y le respondí que en dos días. Me dijo que el Comandante quería que yo diera un curso de técnicas narrativas a través de la televisión nacional, que cuando viniera me daría más detalles….

“Ya en Cuba —subrayó—, Carlos me dijo que Fidel quería escuchar mis proposiciones sobre esta idea. Preparé un plan de 20 horas de clases y esperé la entrevista con el Comandante”.

El autor de más de una decena de títulos, entre ellos los cuentos La guerra tuvo seis nombres (Premio David de la Uneac, 1968); Los pasos en la hierba (Mención única del Premio Casa de las Américas, 1970); y Cuestión de principio (Premio Nacional de la Uneac, 1983, y Premio Nacional de la Crítica, 1986) recordó que “el 9 de agosto del 2000 me llevaron al Palacio de la Revolución. Alrededor de las 11 de la noche entramos en un salón en el cual ya estaban otros compañeros, entre ellos los presidentes de la Uneac y de la Upec.

“Dialogamos con Fidel durante cerca de tres horas. Fue inolvidable. Él preguntó, sobre todo. Yo llevaba impresos los planes de lección de las clases. Y le propuse que en vez de técnicas narrativas, tal vez debíamos comenzar  por algo más elemental, como el concepto de literatura, los géneros, etc. Y me dijo que no. Que iniciaríamos con las técnicas narrativas. Estaba seguro de lo que quería...”; resaltó el también crítico de danza y coguionista de varias obras para cine y televisión recreadas de sus cuentos.

“En esa plática Fidel me inyectó tal entusiasmo que me sorprendió.  No olvido cuando le dije: ʻComandante, aunque no lo crea, usted utiliza las técnicas narrativas...ʼ y me respondió: ʻ¿Yo!?ʼ, Y le dije ʻsí, usted…, mire, en su alegato La historia me absolverá, usted habla en primera persona y de pronto hace un corte y cambia para la tercera, ¿sabe cómo se llama eso?ʼ…y me dijo, ʻnoʼ y le expliqué que se trataba de una muda del punto de vista espacial, y ʻesa pequeña anécdota que intercala dentro del discurso ¿sabe cómo se llama?ʼ y volvió a decirme que no, y le dije: ʻeso es una caja china, en términos técnicos. Usted conoce las técnicas narrativas, intuitivamente, las ha asimilado por lecturas, eso sucede en muchos escritoresʼ”, evocó el poseedor, además, de la Distinción por la Cultura Nacional, de la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, del Premio Nacional de Edición y de la Distinción Maestro de Juventudes.

“Fidel me mostró una faceta de él que yo no conocía…”

“Conversamos sobre muchas más cosas. Me preguntó acerca de un discurso que pronunciaría ante unos graduados de medicina, y tenía dudas en un párrafo que había escrito de dos formas. Quería saber cuál de las dos variantes era la mejor. Esa noche Fidel me mostró una faceta de él que yo no conocía”, apuntó Heras León.

“El 13 de agosto me invitó a la cena por su cumpleaños. Allí me dijo: ʻHeras, cómo anda tu entusiasmo por el cursoʼ, y le expresé ʻno se preocupe Comandante, que va sin problemasʼ. Y entonces me objetó: ʻme avisas si se te acaba el entusiasmo que yo te voy a inyectar un poquito másʼ. El curso comenzó el 1 de octubre. Se acordó llamarlo Universidad para todos. Toda una aventura. Nos levantábamos a las 4:00 a.m., porque las clases eran en vivo, de 7 a 9 de la mañana. Luego se repetían (grabadas) a las 11:00 p.m.”.

Con una sonrisa que asomó a su rostro, el reconocido conferencista igualmente recordó que este proyecto fue “importante en mi vida como escritor y profesor. De ese curso salió el libro Los desafíos de la ficción, la recopilación más completa de la lengua española sobre técnicas narrativas, Fidel se entusiasmó con ella y solicitó que se imprimieran 15 ejemplares, que se hicieron casi manualmente. Fue la primera edición. Quería mandárselos a cada uno de los 5 Héroes. También se lo regaló a Abel Prieto y a Jean-Bertrand Aristide, quien entonces era presidente de Haití, que estaba de visita aquí. La segunda edición, de 5 mil ejemplares se hizo en Colombia. Me dijo bromeando: ʻeste libro hay que analizarlo no solo por su contenido, sino por su pesoʼ. Tiene casi 1.300 páginas”.

Emocionado, el octogenario escritor  —recientemente de cumpleaños—  recordó: “Fíjate si le quedaron fijas las ideas sobre las técnicas narrativas, que durante uno de sus viajes a la ONU, en una iglesia de Estados Unidos ante unas tres mil personas dijo que en Cuba había un escritor joven que estaba dando cursos sobre técnicas narrativasʼ, e hizo alusión a Universidad para todos. A su regreso participó en una reunión de directores municipales de Cultura a la que fui invitado. Llegó, preguntó por mí y.me dijo: ʻoíste mi discurso en la iglesia de Estados Unidos donde te tiré un piropo?ʼ”, precisó Heras León.

El también director, desde hace veinte años, del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso —especializado en la formación de escritores noveles—, discurrió sobre otras muchas remembranzas relacionadas con sus vínculos profesionales con Fidel, entre ellas sus encuentros con él durante la Feria del Libro. Pero en el diálogo giró fundamentalmente en la constante preocupación de Fidel por el novel proyecto Universidad para todos, sobre él le dijo: “Mire, Comandante, el objetivo de este curso tan breve no es que los televidentes aprendan las técnicas narrativas, sino que adquieran una nueva dimensión de la lectura. A partir de ese conocimiento, se puede leer una novela o un libro de cuentos, haciéndolo desde adentro, desde el laboratorio creador del escritor …. y a él le gustó mucho que yo le explicara así…me di cuenta…”

Otro gran acontecimiento que marcó la vida de Heras se remonta a los primeros años de la Revolución cubana, cuando obtuvo el primer expediente de la Escuela de Artillería Comandante Manuel Fajardo, de Baracoa. Allí, en el acto de graduación, recibió como premio una pistola de manos del Comandante en Jefe, con quien compartió el escenario de combate en Playa Girón, como segundo jefe de la Batería 7 de Morteros 120 mm.  También conversó con el Comandante Ernesto Che Guevara cuando cursaba estudios de jefe de artillería en los Cursos Vystrel, de la Unión Soviética, entre 1962 y 1963, donde fue el mejor alumno”.

Relevantes memorias sobre sus puntuales relaciones con Fidel, las cuales este respetado maestro de las letras cubanas lleva con orgullo en su prolífico andar por la vida. Vale la pena revelarlas ahora en ocasión del aniversario 94 del Líder Histórico de la Revolución cubana.


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