«Los comandos del silencio», para unas generaciones, y «Algo más que soñar», para otras, activa resortes de la memoria afectiva porque ambas series televisivas tuvieron el poder de calar hondo en la sensibilidad de la audiencia joven de épocas marcadas por la épica revolucionaria, gracias al talento creativo de Eduardo Moya.

Este director, realizador y guionista, nació en 1936 en la villareña Sagua la Grande, cuna de tantos artistas y escritores cubanos, y falleció el 5 de abril de 2016 en La Habana, a la que llegó a los pocos meses de nacido.

Poseedor de una vasta experiencia en el universo televisivo, que le aseguró un consistente bagaje teórico, su pasión primera fue el cine, al que de niño acudía casi todoslos días; se debe recordar que Cuba fue en las décadas del 40 y del 50 uno de los países con más salas cinematográficas en el mundo, pues contaba con más de 500;  solamente en La Habana, la cifra era impresionantemente alta, por ejemplo, en la Calzada del Cerro, estaban, separados a una cuadra uno del otro, los cines Edison y Maravillas,  y muy cercanos, México, Coloso, Principal y en la Esquina de Tejas, el Valentino.

En 1965 comienza a cumplirse el sueño de Moya, pues en esa fecha ya labora como funcionario en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), y luego específicamente en su Cinemateca de Cuba; este período significó mucho para su formación profesional.

En la Cinemateca pudo entrar en contacto directo con los mejores exponentes de la historia del cine universal, aprendió a apreciar el séptimo arte en su justa validez, acabó de despertarse su vocación y se comenzó a formar como realizador.

A la par estudiaba en la Universidad de La Habana, a donde llegó un buen día una Comisión Ideológica del Partido Comunista de Cuba con una convocatoria para aquellos que quisieran ser directores de televisión, pues el éxodo hacia Estados Unidos de muchos de los artífices principales de la televisión cubana, estaba dejando al medio muy desfavorecido.

En el curso intensivo de formación, Moya tuvo a profesores de la talla de Mario Rodríguez Alemán, ytambién a avezados directores como Roberto Garriga, yAntonio Vázquez Gallo, entre otros. 

Sus primeras experiencias fueron como asistente de dirección del estelar Manolo Rifat, un genio de los programas musicales cubanos que aún tenían la magia de ser en vivo, y cuando le tocó a Moya siguió las influencias de este, que se caracterizaba por su afán innovador.

Uno de los primeros programas musicales que dirigió fue el legendario «Mientras tanto», que ganaría una personalidad diferente a los acostumbrados de su tipo, ya que la participación de Silvio Rodríguez, y su propuesta estética, así lo definiría, al igual que el aporte innegable del poeta Víctor Casaus, y el diseñador René Azcuy.

Se deben a su labor además de las populares series mencionadas, un amplio conjunto de programas de los espacios Aventuras, cuando estos comenzaban con una fuerte voz en off que decía: diciendo «En la inmensidad del mar, en lo infinito de los cielos el hombres se enfrenta a su destino y surgen las aventuras».

Igualmente dirigió proverbiales emisiones de El Cuento y Teatro en Televisión, con la adaptación de obras relevantes de la literatura universal, clásicos de la cosecha de trascendentales escritores.

Pero estaba escrito que hiciera cine, y así le llegó la propuesta del entonces presidente del ICAIC, el escritor Omar González, de concebir el guion y dirigir Sumbe, una pieza fílmica que recreara y homenajeara al acontecimiento histórico que fue el combate ocurrido en esa localidad de la provincia de Cuanza Sur, en el oeste de Angola, durante la guerra de liberación de esa nación africana en la que las tropas cubanas tuvieron una participación decisiva.

Moya construyó la narración cinematográfica a partir de una investigación que reunió los testimonios de alrededor de 50 participantes en la gesta, lo que le aportó una perspectiva plural y rica, de la guerra de Angola en general ,y de esa ofensiva de marzo de 1984, en particular.

El drama bélico, estructurado en forma de reportaje, fue rodado en locaciones de Santa Cruz del Norte y Jibacoa,fue estrenado  el 11 de agosto de 2011,  y estuvo consagrado a los 176 soldados cubanos, que enfrentaroncon coraje y retuvieron el ataque de cinco batallones bien equipados y entrenados de la UNITA.

Moya confesó en variadas ocasiones su gran interés por hacer piezas dirigidas a los jóvenes,  en un afán por darles a conocer la historia, el pasado, augurándoles así un futuro  sobre bases más robustas.