El 4 de abril y el hombre nuevo


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¡Se acerca en este 2020,  la fecha en nuestra Cuba Revolucionaria! Un 4 de abril de 1961 se constituyó la Unión de Pioneros de Cuba, que hoy ostenta el nombre de Organización de Pioneros “José Martí”. En 1962, Fidel Castro inaugura el Palacio de Pioneros. Aquellas palabras a los niños,  aún retumban en nuestros oídos: Ya la Revolución triunfó; ahora la Revolución se dedica a construir, a organizar, a defender el derecho que hemos conquistado a ser felices, a defender el derecho que hemos conquistado a que ustedes sean felices, y cada día más felices; y que en el futuro ustedes sean los grandes obreros, ustedes sean los grandes constructores, ustedes sean los que manejen nuestro país, ustedes sean los que manejen las grandes fábricas, los trenes, los aviones, los barcos; ustedes sean los que construyan.”

Indiscutiblemente, la Revolución fue una profunda transformación de todo el pueblo, de la conciencia social,  una verdadera radicalización de la sociedad, a lo largo y ancho de todo el país.

Siempre, desde un inicio, la Revolución pensó con detalle en nuestros niños. Martí como Fidel,  concebían  la educación como un derecho del ser humano y una manera  muy importante de prepararlos para la vida.

Yo recuerdo con gran emoción la teoría del Che sobre el “hombre nuevo”. Ese hombre  que conllevaría en sus entrañas toda la savia de un verdadero revolucionario, donde la familia y la educación,  jugaría un importante  papel en la  formación  integral  de los más pequeños.

En aquellos inicios,  todos soñábamos y no dejábamos de soñar. Sabíamos de los duros momentos que nos esperaban. Hacer una Revolución a 90 millas de un Imperio brutal,  era una empresa muy riesgosa. No todo sería tan fácil. Y así mismo fue y aún lo es.

La Organización de Pioneros José Martí, pretende todavía,  hacer realidad muchos sueños. Necesitamos seguir trabajando porque la más joven generación,  muestre un especial  interés por estudiar, por amar profundamente la Patria y por sembrar en cada niño un sentido de solidaridad  hacia la Humanidad toda.  Trabajar y con gusto, y con toda la responsabilidad debe ser propósito inalienable,   el que junto a un sentido humanista, pleno de altos valores morales,  cono son el honor, el valor, la amistad más pura, y la modestia, deben prevalecer, por encima de todas las cosas.

Como decía nuestro Héroe Nacional, y bello lema de La Colmenita: “Tener talento es tener buen corazón”.

En principio ese es el hombre nuevo que queremos formar, los niños de un país libre y soberano, bien lejos del individualismo opresor, a distancia del capitalismo y del exceso de la ambición material, que destruye y deshumaniza el cuerpo y las almas.

Ahora mismo, en tiempos de Coronavirus, en un mundo donde la guerra biológica viene a completar las vandálicas acciones de un neocolonialismo  genocida que cada día marca mayor diferencia entre los más ricos del planeta que son la minoría,  frente a los más pobres  que son mayormente castigados y explotados, en estos precisos momentos, el Mundo exige de un ser muy especial que se contraponga a estas realidades. Ese ser especial es el hombre nuevo del siglo XXI, ese ser diferente, que tenga una gran sensibilidad, que tenga un profundo sentido de la justicia, que esté consciente de que hay que cambiar todo lo que se necesite cambiar, y que es necesario que se le explique todo lo que no pudiera entender  y se mantenga abierto a nuevas experiencias regionales y universales.

Las palabras de  Rosa Miriam Elizalbe, con el título de “Cuba Salva”,  son reveladoras:

“La decisión de La Habana de permitir la entrada al MS Braemar, después de la solicitud del gobierno de Reino Unido e Irlanda del Norte, no extrañó a los cubanos, que tienen una larga tradición de colaboración médica y humanitaria. Desde los inicios de la década de 1960, miles de trabajadores de la salud han colaborado con casi todos los países pobres de este mundo. Más de 35 000 estudiantes de Medicina de 138 países se han preparado gratuitamente en la isla. Tras los devastadores terremotos de Pakistán (2005) y Haití (2010), o durante la crisis del ébola en África occidental, en 2014, los médicos cubanos fueron los primeros en llegar a los territorios marcados por la devastación.

La colaboración cubana de salud y sus indiscutibles resultados científicos, particularmente en el campo de la biotecnología, han provocado ira ponzoñosa en los privilegiados de siempre y simpatía y calidez en los ninguneados de siempre. Pero “la verdad de Cuba”, tabla salvadora para muchos durante la pandemia del Covid-19, ha inclinado la balanza hacia las expresiones de cariño dirigidas al “ejército de batas blancas”.  Los gobiernos latinoamericanos que bajo presión de Washington expulsaron a los médicos, hoy viven el doble calvario del coronavirus y del reclamo de sus pueblos por semejante acto de soberbia y estupidez. Una fila de países reclama la colaboración médica y los fármacos de la Isla, que han demostrado su efectividad en el tratamiento de los enfermos.”

Cuba ha estado sometida a un despiadado bloqueo de más de 60 años por el Imperio Norteamericano. Martí lo vislumbró y dejó bien claro  el peligro que significaba para nuestros pueblos de América, el Gigante de las Siete Leguas.

Fidel, junto a una pléyade de valientes, hizo libre a la Patria, y hoy soberana y socialista  resiste en franca continuidad con su Presidente Miguel Díaz Canel Bermúdez, al frente,  una Cuba más fuerte y solidaria orgullo de los cubanos y de muchos pueblos que nos agradecen y respetan.

Recordemos una vez más las palabras de Fidel:

“Nosotros queremos que la organización de pioneros cubanos sea una gran organización; nosotros queremos que nuestros niños sean los niños más estudiosos, los niños que mejor se porten; nosotros queremos que nuestros niños sean los más organizados; nosotros queremos que nuestros niños sean los más felices; nosotros queremos sentirnos siempre orgullosos de los niños, ver que los niños comprenden, y ver que los niños están ayudando a hacer la Revolución, y que de verdad los niños son revolucionarios.”

Hoy 4 de abril del 2020, los ciudadanos de este país, los que vivimos antes de aquel 1ro de enero, los que hemos trabajado con fervor todos estos años, continuamos impulsando la obra  construida por nuestro pueblo y especialmente seguimos sembrando en las nuevas generaciones, la savia digna y vigorosa  de nuestra Historia.

                                                  


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