El universo de la canción de autor cubana es muy diverso en estéticas y formas. Esa diversidad se traduce en la presencia de jóvenes figuras con propuestas prometedoras y sugerentes en el abanico de estilos que conforman hoy la canción cubana contemporánea. Muchas de ellas se pierden en el maremágnum creativo y no llegan a las disqueras, por lo que el universo alternativo resulta importante a la hora de señalar los valores y establecer jerarquías con relación a muchos de estos proyectos. Tal es el caso del disco que les propongo hoy: En los brazos del mundo, del joven cantautor matancero Carlo Fidel Taboada, ganador en 2017 de una beca El reino de este mundo que otorga la Asociación Hermanos Saíz.

Graduado de Ingeniería Civil y practicante de ajedrez, Carlo Fidel descubrió que su verdadera vocación era hacer canciones. Desde entonces anda guitarra en ristre consolidando una propuesta que se entronca, a la vez que se diferencia, con el movimiento de la nueva trova; pero cuya esencia lo distingue por el trabajo muy cuidado del instrumento —ejercicio guitarrístico por encima de la media del común trovador, a pesar de no ser graduado de ninguna escuela de enseñanza artística— y un lirismo muy singular desde la escritura poética. Entre los reconocimientos más importantes de su joven carrera, se encuentra la gira en 2018 «Nuestra voz para vos» con el Centro Pablo de la Torriente Brau, la mención en 2019 en el concurso Primera Base del Havana World Music, y ese mismo año los primeros premios en el XVIII Festival Internacional de Canción de Autor Abril para Vivir en Granada, España; y en el Concurso «Una canción para Teresita», convocado por el Centro Pablo.

En los brazos del mundo, grabado en 2018 en los estudios Areito de la EGREM, está conformado por doce temas anunciadores de esa lírica sensible y de la maestría instrumental de su autor. Con protagonismo total de la guitarra, casi todos los temas transitan formalmente por una especie de pequeña camerata de cuerdas que propone una constante experimentación formal y sonora con acercamientos a sonidos orientales, flamencos y contemporáneos. Disco de compromiso creativo, conformado, pensado y ejecutado por amigos de una misma generación, donde también resulta interesante el trabajo a voces en temas como «Nostalgia», «Frente al espejo» o «Una mujer». Hecho para escuchar, pensar y debatir, por momentos centrado totalmente en la música (la guitarra, el chelo, el violín…), en temas compuestos por unos pocos versos evocadores de esa «paz del arte» a que el autor ha hecho referencias en algunas entrevistas.

Con producción general y arreglos del propio Carlo Fidel, la placa fue grabada, mezclada y masterizada por Alejandro Pulido. La polifonía de voces la integran Noslen Porrúa, Jessica Zequeira, Sandra Ivette Berriel (también en la viola) y Camila Inclán (también en el violín); Alexander Álvarez en la guitarra acompañante de «He visto», Darío Pozo en el chelo, Elvira Santiago al piano, Yonier Rosquete en el bajo eléctrico y Johan Medina en el cajón y los platillos. El diseño y la fotografía corrieron a cargo de Miriel Santana.

Para certificar los causes formales y estilísticos por donde transita este fonograma, les dejo su primer videoclip promocional del tema «Frente al espejo», donde la experimentación visual también llega de la mano de la música: