De la pasada 33 edición del Festival Internacional Jazz Plaza 2018, donde se presentó Mi monte espiritual, les propongo esta semana este CD del joven Alejandro Falcón y su cuarteto Cubadentro.

Este álbum, producido por la Casa Discográfica y Editora Musical Producciones Colibrí, el tercero en la fructífera carrera del jazzista cubano, incluye totalmente temas de raíz africana en un acercamiento al aporte de maestros como Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán, padres del sinfonismo afrocubano; así como la visión personalísima del legado y la herencia musical de grandes de la talla de Ernesto Lecuona y Chucho Valdés.

La idea del disco parte de una obra sinfónica compuesta por Falcón en 2008, Raíces profundas de mi monte espiritual, tres movimientos donde recrea los toques de procedencia bantú llevados a orquesta sinfónica y música de concierto, y ahora fusionados con el lenguaje jazzístico. Los temas incluyen instrumentos de percusión propios de los toques afrocubanos como los tambores yucas, arará y el uso de la guataca. “Somos un monte”, parece decirnos Alejandro Falcón, evidenciando ese gran bosque que es la cultura cubana, al que se han unido y mezclado varias culturas.

Con masterización y sonido del ingeniero Maikel Bárzaga, diseño de Iván Soca y notas discográficas de Miguel Barnet, esta producción cuenta con varios invitados del panorama musical cubano contemporáneo, entre los que se destacan el quenista argentino Rodrigo Sosa (aporta el espectacular sonido de la quena en Obba meyi, tema donde se recrean los cantos de Changó); Ruy López-Nussa, en la batería; Sergio Raveiro y Arnulfo Guerra, en el bajo; y la Orquesta de Cámara de La Habana, dirigida por la maestra Daiana García. Participan, además, el saxofonista Michel Herrera y el guitarrista Héctor Quintana, quienes vienen a redondear con maestría la sonoridad espiritual de este fonograma.

Se trata, sin dudas, de una de las propuestas más sólidas del próximo Cubadisco 2018, de uno de los músicos que ya sabe lo que es ser laureado con anterioridad.

Les dejo de muestra uno de los temas que conforman el disco, La Bibijagua.

Respeto para los ancestros y aché para el joven jazz cubano.