¿Quién no ha escuchado en Cuba el sabroso estribillo que dice… “a mí me gusta que baile Marieta…”, jocosa canción que interpretó hasta su muerte el singular músico Faustino Oramas Osorio, conocido como El Guayabero?
Faustino Oramas Osorio, El Guayabero: cantante, tresero y compositor de Holguín, Cuba, nació el 4 de junio de 1911 y falleció el 27 de marzo de 2007. Trovador popular, es reconocido como el juglar mayor de Cuba y alcanzó fama como “el rey del doble sentido” por su habilidad y gracia para hilvanar complejos relatos cantados en los que hacen gala el humor y la picardía. Desde 1938 adoptó el mote de “El Guayabero”. En su honor se convoca hace varios años el concurso Música con humor. Su sentencia más usada fue: “santa palabra”.
Inició su carrera artística en el septeto La Tropical, dirigido por Benigno Mesa. Posteriormente formó su propio grupo integrado por Santana Oramas Osorio, cantante y maracas, y Candito Oramas Batista, bongó; más tarde se incorporó Misael Pino. Cultivó el son montuno tradicional, que tiene un ritmo sencillo, a base de tres, claves, maracas; y su canto picaresco, lleno de doble sentido que, según él, lo pone el que escucha. Realizó giras por México, donde coincidió con el Festival Cervantino; y en España actuó con el rockero Santiago Auserón, cantante y líder de la banda Radio Futura, y en el café-concierto El Sol.
Afable siempre, “El Guayabero” gustaba vestir de traje blanco y un sombrero, también de ese color, que él mismo confeccionaba. Al igual que su cuerpo magro de carnes, así era de perfilado su rostro. De nariz y labios muy finos, se caracterizaba además por tener ojos penetrantes y un tartamudeo empedernido.
Según Pablo Milanés, “El Guayabero”:
(…) es un genio popular cuyas características, muy especiales dentro de la música popular cubana, no pueden clasificarse en una tendencia determinada. Creo que, desgraciadamente, no hay otro como él [...]. El Guayabero imprime una ternura especial como pocos, en tanto cultor de la picaresca. Él proyecta como nadie la cubanía de su verso y lo hace con bastante maestría.
Para el tresero Pancho Amat:
El Guayabero es un juglar popular que canta las anécdotas y sucesos de su entorno y de su tiempo, matizado por el gracejo cubano. Afianza su música en la tradición sonera, la llena de vida. Desde el punto de vista musical, puedo hablar del tresero. Él es un tresero popular de tumbas, que utiliza un diseño melódico rítmico muy reiterado, en cuya célula más elemental radica el sabor cubano. Lo he estudiado con detenimiento, porque a veces se producen cierres en la orquesta que me permiten arrancar con un tumbao que gusta a todo el mundo, le quito o le pongo algo más, pero me inspiro en Faustino Oramas. Sus tumbaos son complejos, para cada número tiene uno distinto, y cuando los tocas levantan la música. Cabe en su pequeño grupo, pero también en formato de orquesta. En cuanto a la rima, ha sido muy explotada en la música campesina y él la utiliza con acierto, incluso en aquella rima que no completa, pero que insinúa y usted le pone el doble sentido. Su mérito consiste en haber hallado su raíz, y en su virtuosismo al expresarla. Creo que todo tresero, debe conocer sus “tumbaos”.
Cuenta el músico Senén Suárez que al igual que en la ocasión en que alguien le preguntó a Bola de Nieve cómo cantaba, Faustino, le dio a un periodista la misma respuesta del Bola: “Con voz de persona. Así de sencillo”.
El Guayabero nunca quiso vivir en La Habana, “entonces pienso —dice Senén— que es lógico, porque en su región oriental él fue tratado con mucha consideración y afecto y además escogió un instrumento y un ritmo oriundo de esa parte de nuestro país para convertirse en un ´Hombre Espectáculo´ nada corriente en nuestra cultura nacional”.
Entre sus obras se destacan: ¡Ay, candela!, Como baila Marieta, Como vengo este año, Cuida’o con el perro, El tren de la vida, En Guayabero, Félix Solano no quiere trabajar, La yuca de Casimiro, Mañana me voy a Sibanicú, Mi son retozón, Siempre en la cola y Tumbaíto.
Miembro de Mérito de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) recibió en su vida los siguientes reconocimientos: Premio Nacional del Humor, Orden “Félix Varela”, Distinción Por la Cultura Cubana, Medalla “Raúl Gómez García”, Réplica del Hacha de Holguín, Baibrama de Holguín y el Premio “Memoria Viva”.
Cuando se le preguntaba si sus obras tenían un doble sentido siempre contestó lo mismo: “el doble sentido lo pone usted, no yo”. Así ha pasado a la historia, con esa imagen del juglar que contó y cantó la época que le tocó vivir y lo hizo siempre con alegría y una sonrisa a flor a de labios.
Fuentes Consultadas:
—Félix Contreras. La música cubana. Una cuestión personal. La Habana, Ediciones Unión, 1999.
—Evangelina Chió. «Faustino Oramas, El Guayabero: “Santa palabra”». Revolución y Cultura 30-34 (La Habana), abril de 1990.
—Radamés Giró. Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2009.
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