Regla es, como El Cobre en Santiago de Cuba, un pueblo que ocupa un particular espacio en la espiritualidad cubana y es que, aunque la bahía la separa de la ciudad de La Habana, una misteriosa fuerza la aproxima a ella de tal modo que no es posible negativa alguna para no visitarlo de vez en cuando. En ambos casos la razón resulta muy clara: el ser sede de los santuarios nacionales a dos cultos marianos de indiscutible legitimidad popular, los de la Virgen de Regla y la Virgen de la Caridad del Cobre respectivamente. De Regla, comentaba José Martín Félix de Arrate en 1756, “[…] si excita la devoción para religiosas romerías, también convida al gusto para recreaciones honestas”. (1)
En el ámbito patrimonial Regla logró inscribir tres de sus obras entre los Monumentos Nacionales de la República; en primer lugar, bajo resolución no. 45 del 6 de febrero de 1984, el sitio histórico Colina Lenin, lugar en el que a iniciativa del alcalde Antonio Celestino Bosch rindieron los reglanos póstumo homenaje a Vladimir Ilich Lenin el 27 de enero de 1924; en segundo, la Iglesia de Nuestra Señora de Regla, declarada por resolución 32 del 18 de agosto de 1987, uno de los primeros ejemplares de la arquitectura neoclásica en Cuba en el que se atesora la imagen de la patrona de la Bahía de la Habana; y, en tercero, el inmueble sede del antiguo Ayuntamiento de la ciudad, inscrito mediante resolución 53 de fecha similar a la declaratoria de la referida Colina, ecléctico edificio de 1921 en el que su presidente y concejales asumieron medidas en pos de la clase obrera en el período republicano tales como la jornada de 8 horas y el derecho a celebrar el Día Internacional de los Trabajadores. Pero Regla atesora además entre sus Monumentos Locales el Liceo Artístico y Literario de la ciudad mediante resolución no. 7 de 1979 y, en la categoría de zona de protección, un área de su centro urbano a partir de 1987.
¿Cómo se conformó esta ciudad? ¿Cuáles son los acontecimientos culturales que marcaron su rica historia? La respuesta sin dudas la ofrece el Museo Municipal de Regla, que en honor al primer Historiador de la Ciudad es nombrado Eduardo Gómez Luaces, una institución que en respuesta a la Ley de los Museos Municipales de 1979 abre al público el 29 de diciembre de 1982 bajo la dirección del historiador e investigador Pedro Cosme Baños (1939-2015). De modo que, por estos días, el Museo Eduardo Gómez Luaces cumple 35 años de servicio tanto a los hijos del poblado como a sus visitantes foráneos, tres décadas y media en que sus especialistas y técnicos se han proyectado asumir los retos que la conservación y difusión del patrimonio cultural coloca ante los museos en todo el mundo.
El museo de Regla tiene su sede en dos casas ubicadas en la céntrica calle Martí entre Eduardo Facciolo y La Piedra; una de ellas, expresión de la arquitectura de principios del siglo XIX que perteneciera a la familia Bosch-Vilarello, inmueble que destaca entre sus valores agregados el haber sido sede del Conservatorio de Ana María Bosch entre 1930 y 1950. En correspondencia a su tipología general, sus salas exponen piezas que narran la historia de la región Regla-Casablanca desde la etapa prehispánica, pasando por las primeras referencias a la construcción de la ermita a la Virgen de Regla en marzo de 1687 y el posterior acontecer durante el período colonial y republicano, hasta las conquistas de la etapa revolucionaria.
Mapas y planos, fotografías, pinturas, objetos de artes decorativas, piezas escultóricas y documentos escritos entre los que se destacan las Actas Capitulares del Ayuntamiento cuentan la historia de la ciudad y las costumbres e ideales de sus protagonistas en cada momento histórico. Resultan significativas las colecciones de arqueología, historia y cultos sincréticos afrocubanos al mostrar auténticas piezas utilizadas en santería, soportes materiales de las tradiciones que han sido recogidas en zonas de monte o ríos, lugares en los que se depositan con posterioridad al cumplimiento de su cometido. En este campo cultural puede el visitante dialogar con testimonios como las ngangas, prendas de las ceremonias del Palo Monte realizadas con una vida de acción limitada dentro del culto, piezas originales que se acompañan en la museografía por pinturas y un texto que explican su origen y las deidades a las que están asociadas.
Las copias de los grabados “Plan du Port et de la ville de la Havane”, de Mille Marin, “Vista general de los almacenes de Regla”, anónimo, y una de las escenas de “Isla de Cuba Pintoresca”, de Eduardo Laplante, indican el temprano trazado regular de la villa de Regla, el movimiento que despiertan sus almacenes y la magnífica arquitectura del santuario. En porcelana, se exponen la pieza principal de la vajilla de los Marqueses de la Real Proclamación y la taza en que Juan Gualberto Gómez tomaba chocolate, mientras en la tipología documental aparecen las fotocopias del primer número de La Voz del Pueblo Cubano.Órgano de la independencia, emitido el 13 de junio de 1852 que fundara el reglano Eduardo Facciola y Alba, el acta en la que el Liceo Artístico y Literario de Regla inscribe entre sus socios a José Martí el 30 de enero de 1879, y una copia del ejemplar en el que se rinde homenaje a Facciolo, “El patriota Mártir de la Imprenta”, por el centenario de su natalicio, en 1929.
Junto a estos exponentes, el diseño original del Escudo de la Ciudad, pieza original firmada en 1946 por el artista local Joaquín López Jurado en que se resume iconográficamente el devenir de los reglanos. En una heráldica propia de su tiempo distinguen al escudo un sistema de signos que ilustran las razones para las nombradas declaratorias de monumentos nacionales y locales en el territorio. “Labor, Unión y Honor”, son términos que definen la fuerza de los trabajadores del ferrocarril y el puerto en la conformación de Regla, característica local que goza de respaldo jurídico por parte de la municipalidad en tanto la propuesta se anuncia como “Escudo Oficial de Regla” y culmina con el siguiente texto: “Donado al Ayuntamiento de Regla por Eduardo Gómez Luaces, Historiador Oficial”.
Un espacio de marcada jerarquía en el montaje lo ocupa la masacre del 12 de julio de 1958, acción en que fueron sorprendidos los jóvenes reglanos Alberto Álvarez Díaz, Reynaldo Cruz Romeu, Onelio Dampiel Rodríguez y Leonardo Valdés Suárez, miembros del Movimiento 26/7 que luchaba contra la dictadura de Batista. Acompañan sus imágenes las fotografías de Lidia Doce y Clodomira Acosta, luchadoras de la Sierra Maestra que tras ser apresadas en esa ocasión fueron torturadas y asesinadas.
Lápidas, antiguos rótulos de calles y números de casas se exponen en el patio central, objetos cotidianos que murmuran la forja de una cultura, la reglana, aquella que se enriquece día a día ante la realidad de la Isla, el Caribe y el mundo. El Museo Eduardo Gómez Luaces dialoga con ella desde la museología y atesora y conserva las piezas que los cabildos sacan en procesión durante los festejos del 9 de septiembre, procesiones que devienen expresión de vínculos entre la ciudad y el santuario muy antiguos, pero con mucho que decir al presente. En tal sentido sirva de ejemplo la obra “El Cabildo”, pintura al óleo fechada en 1946 por Joaquín López Jurado que desborda eticidad artística.
Enhorabuena al personal que labora en el Museo Municipal de Regla en este 35 aniversario, en especial a quienes inmersos en los retos del siglo XXI se pronuncian por mantener abierta, desde la interdisciplinariedad, la institución Museo. Felicidades!
NOTA:
- Ver “Regla a las puertas de sus 330 aniversarios”, Cubarte, La Habana, 3 de marzo de 2017.
Deje un comentario