El patrimonio danzario desde una perspectiva vivencial


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Una mirada holística (1) a las expresiones de nuestras tradiciones populares, más allá de las creaciones de una u otra manifestación artística, nos permite percibir los fenómenos subjetivos que se dan en los protagonistas y hacedores de nuestros valores culturales. Para poder establecer valoraciones acerca del tema, considero importante la visión desde las prácticas más vivenciales.

Sin limitar la trascendencia del hecho cultural en sí, lo verdaderamente valioso lo conforman aquellos procesos de construcción colectiva y revitalización que como parte de una determinada tradición ocurren al nivel comunitario con gran arraigo popular. El más legitimo legado cultural como expresión de las prácticas, representaciones, habilidades y conocimientos de determinados grupos de individuos, conforman el patrimonio viviente en tanto sean reconocidos como satisfactores humanos. Legitimados por la trascendencia generacional y creados como proceso dinámico de transformación y ratificación socio - cultural.

Una mirada desde la modernidad nos convoca a reflexionar sobre los mecanismos que asumen estas expresiones patrimoniales para trascender generacionalmente. La amenaza a la tradición hace de ella un objeto de reflexión y de acciones defensivas conscientes, haciéndose evidente la problemática de la tradición cuando aparece alguna cultura fundamentalmente nueva, percibida como mejor o peor que la «heredada».

Para reflexionar sobre los procesos identitarios, se hace necesario asumir la cultura popular como muestra de culturas practicadas por poblaciones que revierten su importancia a partir de la transmisión y tradicionalidad de sus expresiones. Esta mirada ha prescindido del cuestionamiento sobre, ¿qué les pasa a las culturas populares cuando la sociedad se vuelve masiva? ¿Cuándo el folklore se limita a defender lo tradicional por ser las costumbres populares? La realidad ha mostrado que algunas tradiciones desaparecen, otras se descaracterizan por la mercantilización, otras son mantenidas con fuerza y fidelidad, pero, todas son reordenadas por la interacción con el desarrollo moderno”. (2) Al respecto, la Revista de Folklore “Caja España”, refleja en un artículo de Luis Díaz Viana que… “uno de los principios básicos de funcionamiento de esa "tradición" a la que invocan, es la evolución cultural sin grandes rupturas, en continuidad, la capacidad de aprovechamiento de unos moldes y unos códigos creativos a lo largo de una cadena de sucesivas adaptaciones”.

Para nuestra praxis y en una mirada contextualizada a las prácticas danzarias populares, la cultura no es entidad abstracta ni genérica, sino concreta con sus determinantes cualidades sociales, regionales y temporales. La cultura popular como marco organizador y expresivo referencial de la autoconciencia grupal, regional y nacional.

Estos referentes nos permiten entender la importancia del acondicionamiento de los códigos culturales como el conjunto de cambios y asimilaciones que el pueblo como grupo y fenómeno propicia para el desarrollo cultural. Criterio que permite la renovación y revitalización de determinadas tradiciones mediante los procesos dialecticos, dinámicos y creativos que permiten la permanencia de aspectos esenciales e identitarios.

Es por ello que un enfoque transdisciplinario nos ayudaría a definir mejor qué entendemos por cultura popular o folklore, siendo el primer término, más integrador de los fenómenos sociales y temporales, permitiendo su estudio en una época que reformula las relaciones entre tradición y modernidad, entre las formas locales de sociabilidad y las que promueven las nuevas tecnologías.

Una visión amplia de lo popular es preciso, por las condiciones industriales de producción, circulación y consumo bajo las cuales se organiza en nuestros días la cultura. Pero para hablar hoy de ello, necesariamente habría que preguntarse ¿cuáles son los modos en que estas manifestaciones folklóricas, utilizando el término desde su interpretación etimológica “saber - popular”, sobreviven a las pérdidas de importantes portadores?, ¿Qué mecanismos necesitarán las expresiones folklóricas para sobrevivir a la modernidad?, ¿Cómo asumir los procesos de transmisión ante los fenómenos masivos?

Sin pretender responder estas cuestiones, expondremos algunas impresiones vivenciales, sobre la experiencia desarrollada en una comunidad con tradiciones culturales arraigadas y legitimadas generacionalmente. Y como medio de transmisión han utilizado los lenguajes corporales expresados dialógicamente como satisfactores de necesidades. En los que se adecuan a los criterios ligados a la religiosidad, el divertimento y la dramatización de hechos sociales que ocurren espontáneamente. En este contexto, la danza en cualquiera de sus funciones, entendida como verdadera expresión del patrimonio viviente. Campo tan amplio como diverso en nuestro país, que adquiere trascendencia social y cultural como legítimas expresiones identitarias y de reafirmación nacional.

Para entender el origen y las condiciones sociales en las que se producen las expresiones patrimoniales (3), tomamos como referencia el barrio jamaicano del municipio Baraguá en la provincia Ciégo de Ávila. Es válido decir que acudimos a esta experiencia y no otra, en reconocimiento a la labor que desarrollan los instructores, promotores, instituciones y actores comunitarios en funciòn de salvaguardar estas manifestaciones de nuestra cultura popular tradicional. Y que obtuvieron, con el proyecto “Los Hijos de Baraguá”, la Beca Sara Lamerán en su V Edición (abril, 2015), en la categoría Proyecto Socio - cultural con acciones danzarias.

La historia refiere: “La inmigración de los primeros jamaicanos que llegaron por la construcción del ingenio Baraguà a finales de la segunda década del presente siglo, condicionó las características históricas y tradiciones únicas recogidas en el Atlas Etnográfico de Cuba. Constituido por familias de descendientes de inmigrantes de jamaica y de otras islas del Caribe Angloparlante. Como habitantes del lugar y descendientes de estas poblaciones, sus expresiones culturales adquirieron peculiaridades desde su composición étnica, su organización social, comidas y bebidas, su música y sus bailes, sus fiestas y celebraciones entre otras costumbres. Se estima que en el poblado de Baraguà residen no menos de 500 descendientes de inmigrantes antillanos angloparlantes de los cuales 254 se concentran en el Barrio Jamaicano. También residen en el Barrio 5 descendientes de primera generación de inmigrantes caribeños no angloparlantes: 1 haitiano, 1 de Guadalupe, 1 panameño, 1 mexicano y 1 alemán, así como otros 5 descendientes de haitianos de segunda y tercera generación.” (4)

Para la labor de preservación de las manifestaciones culturales producidas en esta comunidad, es invaluable el aporte de informantes, portadores, especialistas e instructores. La labor de los individuos y tambièn de las instituciones han contribuido decisivamente en las acciones necesarias de transmisión y revitalización, ante las influencias de los fenómenos masivos y la modernidad.

En este sentido se destaca la conformación del grupo músico – danzario “La Cinta”. En 1975 creado a partir de la fusión del grupo danzario del mismo nombre y el grupo musical “Calipso Boys”, el cual había sido fundado en 1966 por Elio Nelson y Alonso Jordán. Esta agrupación portadora de las expresiones danzarias, ha promovido entre otros bailes, el tejido de la cinta o Maypoll, baile difundido en muchas regiones del mundo:

Se practica en los festejos tradicionales de los distintos grupos de antecedentes haitiano, jamaicano, caimanero y canario. También forma parte de algunas comparsas tradicionales, como la del Cocoyé, la Tahona y los Moros Azules, que se integran a los festejos carnavalescos de diversas regiones del país. En este baile las parejas realizan distintas figuras alrededor de un palo de aproximadamente tres metros de altura, y con las cintas que de éste penden de su extremo superior, van formando varios tejidos, destacándose entre ellos los llamados La sombrilla o Pague sol y el Trece ibó, en Camagüey, el Indian Platt y el Cowbell, en Ciego de Ávila, entre otros. Este último “Indian Platt”, tejido indio tiene paso normal, se baila hacia un círculo las manos cogidas mujer y hombre, allí realizan el tejido y hacen un semicírculo, realizando improvisaciones. Después aparecen otros elementos como la reina, el burrito, etc.” (5)

La agrupación integrada por descendientes con inquietudes artísticas, se ha encargado de proyectar escénicamente el hecho folklórico del que son protagonistas, apoyados y conducidos por los conocimientos de instructores de arte de diversas generaciones.

La casa de cultura municipal tambièn ha contribuido a la preservación mediante el desarrollo de sus acciones docentes y promoción de los talleres de sensibilización y otras prácticas necesarias, dirigiendo su foco de atención a las nuevas generaciones.

Ninguna de estas acciones ha podido impedir la natural pérdida de informantes y practicantes, hoy corriendo peligros de transmisión de algunos modos de vida y prácticas culturales. (6) Para mitigar un tanto esta situación, desde el 2007 a partir de un proceso investigativo, se sentaron las bases informativas para la creación en 2009 del proyecto comunitario “Los Hijos de Baraguá”. Las acciones que desarrollan están muy vinculadas con la agrupación portadora, pero sus principales beneficiarios son los niños y niñas de la escuela primaria de la localidad.

El proyecto “Los Hijos de Baraguá”, privilegia las prácticas de las expresiones músico – danzarias, teniendo como referente la agrupación portadora antes mencionada, y como objetivo principal es la conformación de la agrupación músico – danzaria de niños y niñas. Por otra parte, y con gran relevancia tambièn son los procesos de apreciación y creación que desarrollan. La creación de la agrupación “Caribean Children” ha logrado sistematizar el repertorio danzario de las tradiciones anglófonas que han logrado la transmisión y perdurabilidad incluso desde la modernidad.

Esta experiencia nos presenta los valores del hecho folklórico que al decir del maestro Rogelio Martìnez Furé en entrevista al antropólogo Fernando Ortiz:

“… el folklore son las formas vivas de la cultura de un pueblo, sometidas a los procesos de cambio de toda sociedad, no es museo ni cultura congelada…debe estimularse su desarrollo orgánico, enriqueciendo las formas coreográficas autóctonas… su desarrollo y transformación debe ser un proceso dialéctico, sin violación, en continuo cambio con la sociedad misma. El folklore no desaparece, se transforma.” (Entrevista publicada en el libro Diálogos Imaginarios, Rogelio Martínez Furé, 1979)

Referir estas vivencias, de modo intencional, nos convoca a visualizar las necesarias actitudes que debemos tomar antes los dinámicos procesos globalizadores de las expresiones de la cultura, en cualquiera que sea su ámbito de expresión. Todos; instituciones, especialistas, promotores, instructores de arte, sociedad en general, somos responsables de asumir cada espacio o proceso desde la perspectiva de la cubanidad, declarada como la expresión de lo que somos y por qué somos. Con el conocimiento pleno de lo que nos identifica y lo que como seres vivientes de este tiempo y este país percibimos y entendemos por nuestro patrimonio. Por tanto, comprender nuestra identidad, implica la autenticidad, la transmisión y la identificación de nuestras cualidades individuales dentro de la universalidad.

Hemos intentado articular los referentes teóricos con las prácticas de las expresiones de nuestro patrimonio cultural; muy vivo, latente, transformador y dialécticamente conviviendo a diario con las influencias masivas de las expresiones culturales más contemporáneas. Considero, precisamente la cualidad de supervivencia de la cultura popular tradicional, el modo en que la tradición se desarrolla, condicionada por todos los procesos de cambio de la vida social. Sufre modificaciones, adaptaciones, pero sobrevive en tanto expresión reconocida y valorada por los seres humanos.

 

NOTAS:

  1. Se puede definir como el tratamiento de un tema que implica todos sus componentes, con sus relaciones invisibles por los cinco sentidos, pero evidentes igualmente. Se usa como una tercera vía o un nuevo enfoque a un problema. El holismo enfatiza la importancia del todo, que es más grande que la suma de las partes (propiedad de sinergia), y da importancia a la interdependencia de estas.
  2. Cita del artículo digital; Néstor García Canclini “Ni folklórico ni masivo ¿Qué es lo popular?”
  3. La autora entiende por EXPRESIONES PATRIMONIALES: Manifestaciones de la cultura vista como los sistemas simbólicos e ideológicos de un grupo poblacional. Las producciones materiales y espirituales, los modos de vida que adquieren su legitimidad al ser producidos como medio de satisfactores humanos. Se vuelven patrimoniales justamente por ser reconocidos espontáneamente como parte de la cotidianidad. Y adquieren su temporalidad como parte de los procesos identitarios del grupo de pobladores que las producen.
  4. Información tomada de la Enciclopedia Cubana Digital ECURED.
  5. Información tomada de la Enciclopedia Cubana Digital ECURED.
  6. Criterio declarado por instructor de arte Mario Andrés Arieta Valdivia, que en la actualidad trabaja en la formación de la agrupación “Caribean Childrens”.

 

Bibliografía

  • Atlas Etnográfico de Cuba. Cultura Popular y Tradicional. Multimedia
  • Díaz Castillo, Roberto: Cultura Popular y Lucha de Clases. La Habana : Casa de las Américas, 1987. - Vol. Cuaderno #33.
  • Dìaz Viana, Luis: La Manipulaciòn de la Cultura Popular. Revista del Folklore, Caja España, Fundaciòn Joaquìn Dìaz
  • García Canclini, Néstor. Artículo digital: “NI FOLKLÓRICO NI MASIVO ¿QUÉ ES LO POPULAR?”
  • Martínez Furé, Rogelio: Diálogos imaginarios. Editorial Arte y Literatura. C Habana 1979
  • Rigal, Nieves y Caridad Santos (2002). Danzas Populares Tradicionales Cubanas. Ciudad Habana: Centro de Investigación y desarrollo de la cultura Juan Marinello
  • Rodríguez González, Juan Carlos. Monografía Cultural del Municipio Baraguá
  • Villarreal Bencomo, Delfina. Estudio sobre el Barrio Jamaiquino de Baraguá. Comunidad de tradiciones culturales únicas en Cuba.

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