El último bohemio cumplió cien años


el-ultimo-bohemio-cumplio-cien-anos
Juan Arrondo

Cualquiera pudiera pensar que Juan Arrondo era natural de Guanabacoa. Incluso, algunos mal enterados, así lo afirman. Pero no, Arrondo nació en Regla el 14 de mayo de 1914, por lo que hace poco el incorregible trovador bohemio, autor de célebres boleros, cumplió cien años. Pero, ¿existe todavía? Sí, está vivo en las voces de intérpretes cubanos y de otros países que cantan apasionadamente sus nostálgicas composiciones al amor y al desamor.

Juan Arrondo vivió en Guanabacoa desde que tenía tres años de edad. Allí creció, estudió y comenzó a cantar. Por eso y por muchas otras razones amaba a Guanabacoa,  y a ese pedazo de Cuba le cantó con todo su amor.

Era un bohemio, pienso que el último de aquella pléyade de trovadores como Manuel Poveda, Sindo Garay, Manuel Corona, Hilarión Cabrisas, Emiliano Ponciano y otros.

Guitarra en mano se le podía ver, ya muy avanzada la noche, en bares de la Habana Vieja y Guanabacoa, desgranando aquellos “bolerazos” que surgían inagotablemente de sus venas cuajadas de pasión.                                

Renombrados cantantes como Panchito Riset, Antonio Machín, Alberto Ruiz, Nelo Sosa, Moraima Secada, Benny Moré o el dúo de Clara y Mario grabaron sus boleros.

Juan Arrondo frecuentaba todos los bares de Guanabacoa, Regla y La Habana. En La Bodeguita del Medio encontraba un ambiente propicio para su consumada vida bohemia. Jovial, alegre y simpático, era bien acogido por todos. Una vez, durante un Festival de la Trova en Santiago de Cuba, lo vi hacer algo extraordinario. Se encontraba sentado en una banqueta y cantaba un bolero tras otro. El público lo escuchaba arrobado. Melanio Benítez, joven guitarrista, lo acompañaba. Arrondo le dijo: “toca una introducción en dos por cuatro y sígueme”, y comenzó a cantar un bolero que tenía en mente. Lo compuso allí mismo.

Cuando triunfó la Revolución en 1959, Arrondo hizo público su bolero Como lo soñó Martí, la primera obra conocida dedicada a las madres de los combatientes del Ejército Rebelde. Su popularidad fue tanta que a los pocos días se habían vendido más de cien mil discos con esa grabación.

Arrondo era un hombre con un fino sentido del humor. Tuvo una ocurrencia para cuando ya no estuviera físicamente. Junto a su amigo Melanio Benítez grabó, durante más de una hora, canciones y chistes con su peculiar humor. Aquella calurosa tarde del viernes 17 de agosto de 1979, su canción Guanabacoa se escuchaba como una despedida a sus amigos presentes en la funeraria Franco. Había fallecido un día antes. Pero allí estaba, como siempre, aquel eterno bohemio: conversando, riendo y cantando.

 

FUENTES CONSULTADAS:

 

—    Entrevista del autor a Juan Arrondo.

—    Betancourt Molina, Lino: La trova y el bolero. Editora Musical, Producciones Colibrí, 2011.


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte