La madrugada del primero de enero de 1959 sorprendió a los cubanos con la anhelada noticia de la huida del presidente Fulgencio Batista, y para la mayoría significó la posibilidad real de que Fidel Castro y los barbudos cumplieran las muchas promesas que hicieran desde el juicio del Moncada en 1953.
Las reacciones ante el suceso fueron muy diferentes, como diferentes eran las expectativas de la gente, pero primaban sobre todo entre “los pobres de la tierra”, la esperanza y el optimismo.
Entre los muchos cubanos que se despertaron en medio de la madrugada con la buena nueva, estaba el maestro Eladio Rivadulla Martínez, Premio Nacional de Diseño del Libro 1998, y Premio Nacional de Diseño 2009, quien narra así ese momento en su artículo “El cartel cubano de cine” (XV parte), aparecido en este periódico el 27 de enero del 2006: “Alrededor de las dos de la madrugada del primero de enero de 1959, me despertó el timbre del teléfono. Y, al escuchar la voz de un amigo decir: ¡Batista huyó¡... de forma instantánea e instintiva, canalicé mi emoción a través de la primera idea que vino a mi mente: crear un cartel simbólico”.
Para dicho cartel seleccionó una imagen de Fidel Castro que había ilustrado un artículo del periodista norteamericano Herbert L. Mattews, publicado en 1958 en el periódico New York Times.
“Y, sobre un papel bond blanco de 71 x 92 cms, de los que utilizaba para imprimir carteles de cine, tracé con creyón, de forma vertiginosa, esquemática y con soltura, la imagen del Comandante libertador, con el texto: 26 de JULIO, FIDEL CASTRO y con los emblemáticos rojo y negro en mi mente, calé en un solo cliché los dos colores y los imprimí en serigrafía artística de forma simultánea, terminando con rapidez cien carteles en horas tempranas de la mañana del 1ro. de enero de 1959”, relata el maestro.
Rivadulla regaló esos cien carteles; unos fueron colocados en las fachadas de algunas casas con un texto que decía Gracias Fidel, y otros dieron la bienvenida a la Caravana de la Victoria el 8 de enero de 1959, en su recorrido por la Avenida 23 de El Vedado hasta el Cuartel de Columbia, hoy Ciudad Libertad.
Este cartel, su significación y trascendencia, acompañaron a Rivadulla durante toda su vida hasta el 28 de marzo de 2011, en que fallece; el mismo es considerado por investigadores y críticos de comunicación visual, como el iniciador de la gráfica de la Revolución Cubana.
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