Emotiva evocación a la lúcida y aguda intelectual que fue Ana Cairo


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Un coloquio tributo a la vida y la obra de la profesora Ana Cairo Ballester, tuvo lugar en la Sala Nicolás Guillén, de la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, como una de las acciones centrales de la Feria Internacional del Libro de La Habana, que se le dedica este año.

Su acuciosa labor, tanto en el campo de la historia, como en el de la literatura y la docencia universitaria, fue evocada por reconocidos intelectuales cubanos en un panel conformado a estos efectos, moderado por la investigadora Cira Romero, y que inició con la intervención del doctor Eduardo Torres Cuevas, presidente de la Sociedad Cultural José Martí, y director de la Oficina del Programa Martiano.

«Este es un momento especialmente sentido por lo que significó Ana Cairo en nuestras carreras profesionales», dijo, y recordó los largos y ricos debates con la investigadora, a veces de temas poco comunes «pero siempre sustanciales para la comprensión de la historia y la cultura cubanas».

Expresó seguidamente que Cairo tenía una formación cultural poco común que se reflejaba en la profundidad de su obra, y ejemplificó con los estudios detallados y detenidos que esta hiciera acerca de los pensadores de los años treinta y cuarenta, profundizando en aquellas figuras poco investigadas, como Ramón Vasconcelos.

Mencionó entonces algunas de las obras publicadas por esta «formidable compañera», como las que abordaron las personalidades de Antonio Guiteras, Julio Antonio Mella y Eduardo Chivás; «hay que ver la envergadura de estos trabajos en la búsqueda de los documentos que realmente enriquecían el debate y la comprensión de los procesos históricos» advirtió.

Más adelante el historiador ponderó su «valentía intelectual a toda prueba, era incapaz de un acto de cobardía, y la valentía intelectual es una de las más osadas y una de las que más caro cuesta»; destacó además su inteligencia poco común, su modestia de siempre, en lo personal y en lo intelectual, y subrayó que era una mujer muy humana.

«Yo le decía a Pedro Pablo antes de comenzar que Ana se fue demasiado pronto, porque estoy convencido de que todo lo que produjo apenas formaba parte de un proceso que iba a dar una obra mucho más profunda de la que existe en el campo de los estudios, sobre todo, de la relación cultura Revolución nación», afirmó.

Pedro Pablo Rodríguez, investigador del Centro de Estudios Martianos (CEM), y director general allí de la Edición Crítica de las obras completas de José Martí, reveló que su gran amistad con Ana Cairo comenzó cuando todavía eran estudiantes de Letras, momento en que ya llamaba la atención el interés de esta por los asuntos de la vida cultural cubana en el sentido más amplio, lo que la convertiría en una investigadora multidisciplinar, con una faena caracterizada por el rigor, la tenacidad y una mirada abarcadora sobre la sociedad cubana.

Comentó a la par el humor, la ironía fina de los que hacía gala Cairo, quien inventó el término «mulatocracia intelectual habanera», para el grupo que integraban junto a ella los doctores Fernando Martínez Heredia, ya fallecido, Torres Cuevas y el propio Rodríguez.

En este sentido señaló: «Ana Cairo era cubanísima, vivía al tanto de la vida cotidiana (…) lo cual creo que la ayudó muchísimo en su desempeño profesional porque le permitió entender aspectos de la cultura y la identidad cubanas».

Hizo énfasis también en su habilidad para intercambiar con los testimoniantes de sus obras, debatir con ellos y establecer una amistad, lo cual, opinó, es una cualidad del investigador; de igual modo apuntó su interés siempre en perseguir una actualización de los temas que investigaba y someter a crítica sus fuentes de información, así como su versatilidad, pues consideró que más que una investigadora o una ensayista, fue una  gran  promotora de la cultura cubana «y lo sigue siendo aunque no nos acompañe (…) la quise mucho, fue mi amiga, es mi amiga  y será mi amiga », confesó emocionado el reconocido estudioso de Martí.

Por su parte el doctor José Antonio Baujín, profesor de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, y director de la editorial UH, resaltó la responsabilidad de Cairo al frente del grupo docente de Literatura Cubana en la Facultad de Artes y Letras y enunció las cualidades que poseía como profesora; «era capaz de trasmitir a sus alumnos la pasión por el conocimiento y la lectura», aseveró.

Definió que nunca estableció barreras en su relación con los alumnos y tenía una especial capacidad para detectar a aquellos estudiantes inquietos intelectualmente a los que potenciaba y apoyaba, y a muchos les inculcaba el interés por la investigación. 

Relató algunas anécdotas que demuestran la sencillez de la maestra, y cómo, de manera natural, convertía cualquier momento en una clase de cultura cubana.

Marcó la importancia de un libro de la académica titulado El Padre Las Casas y los cubanos. (La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 2011), «una   aportación considerable de Ana Cairo que posibilita leer la cultura cubana desde un mito de fundación».

Luego recalcó que la estudiosa supo atrapar desde una visión holística, la esencia de un país, «que siempre― lo decía constantemente― le resultaba enigmático, que era Cuba.»

El doctor Ricardo Luis Hernández Otero, especialista de la Editorial Ciencias Sociales y colaborador del CEM, al hacer uso de la palabra, citó una frase de Cairo de su discurso en la ceremonia en la que recibió el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, en el año 2015:

«Espero que la voluntad de hacer y la autodisciplina me acompañen», ideas muy relacionadas con lo que sus antecesores refirieron.

Anunció el especialista, que se encuentra compilando, lo que ha dado en llamar Fichas para una bibliografía de Ana Cairo con cerca de 200 registros, de todos sus libros, artículos en periódicos y revistas, en dos volúmenes que próximamente serán publicados.

Uno de estos se titula La actitud intelectual ante la colonia y la República Neocolonial, tema que atendía especialmente la investigadora, en el cual aparecen varios trabajos dedicados a José Martí, Félix Varela, José María Heredia, y a una personalidad muy poco estudiada, Emilia Casanova, esposa de Cirilo Villaverde, que ilustra la incorporación de la mujer cubana a las luchas emancipadoras en el siglo XIX.

Del mismo modo, en el segmento correspondiente al tránsito de la Colonia a la República, se incluye el texto «Las intelectuales cubanas y el 20 de mayo».

Al final de esta emotiva evocación a la lúcida y aguda intelectual que fue Ana Cairo, se presentaron sus títulos Audacia Cultural. Fidel: imaginarios. Tomo I y II; Bembé para cimarrones, y 20 de mayo, ¿fecha gloriosa?, publicados por la editorial Nuevo Milenio en su sello Ciencias Sociales.


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