El 22 de agosto de 1918 nació en Carlos Rojas, Matanzas, Hipólito Nodarse Hernández, un gran y fiel fundidor de esculturas de bronce. Los monumentos, bustos y tarjas que fundió —emplazados en Cuba y el mundo— anuncian el laborioso camino de Nodarse, como sencillamente le llamaban amigos y conocidos.
Como los antiguos cultores del oficio que se ufanaban en fundir las piezas de los maestros de la escultura, también Nodarse se regocijaba de haber trabajado las obras de creadores como Raúl Vilaboa, Enrique Moret, Tomás Oliva, Enrique Angulo y Juan Quintanilla, entre otros.
En los años de la seudorepública el Colegio Tecnológico de Ceiba del Agua fue el bastión principal de su ejercicio. Al triunfo de la Revolución, la Escuela Nacional y el Instituto Superior de Arte son los recintos donde su faena alcanza altura y consagración.
Bustos del Apóstol José Martí y otras personalidades políticas y sociales ejecutadas por él, traspasaron nuestras fronteras y se hallan en Viet Nam, Argentina, Francia y África.
En Cuba se dispersan sus fundiciones de monumentos, bustos y tarjas alegóricos a la historia de diferentes regiones. En San Lorenzo, Santiago de Cuba, el busto de Carlos Manuel de Céspedes; Conrado Benítez, en Topes de Collantes; Jesús Menéndez en el central matancero; el monumento a Niceto Pérez en Güira de Melena y el de Antonio Maceo en la Escuela Interarmas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en Ceiba del Agua.
Pero en la capital habanera, Nodarse dejó su huella en muchos lugares; por ello, y a propósito del 495 aniversario de la fundación de la ciudad, repasamos su presencia en espacios citadinos.
Trabajó intensamente en Ciudad Escolar Libertad, fundiendo los bustos y tarjas de Camilo Cienfuegos, Frank País, Álvaro Barba, y una imagen reconocida de la histórica Campaña de la Alfabetización, el conjunto Alfabetizadora.
Ejecuta el conjunto de homenaje a El Curita, en Galiano y Reina; el de Rubén Martínez Villena, en la Universidad de La Habana; en la Necrópolis de Colón el soldado y miliciano del Panteón de las FAR y los bustos de Modesto y Margarita, personajes legendarios del lugar. Además, el de Gerardo Abreu Fontán en el círculo social del mismo nombre; el conjunto escultórico al carácter socialista de la Revolución, en 23 y 12; la tarja a José Antonio Echeverría en la esquina de la Universidad y la escultura a Salvador Allende en el hospital del Cerro.
Entre otras muchas menciones hay que añadir que la réplica de La Giraldilla, del Castillo de la Real Fuerza, fue fundida por Nodarse; obra original de Gerónimo Martín Pinzón y uno de los símbolos de la ciudad. También la reprodujo en pequeña escala; decenas de ellas pertenecen a instituciones y personalidades nacionales y extranjeras.
El 7 de diciembre de 1998 la muerte sorprende a Hipólito Ramón Nodarse. El manto del silencio cubrió el horno de fundición del ISA hasta que en el año 2002 el escultor Daniel Torres Fajardo, muy cercano discípulo, reinició la labor de un maestro al que le debe hoy una seria entrega a la profesión y haber podido fundir obras de escultores como Villa Soberón (Gades, Plaza de la Catedral; Mella, en la Universidad de las Ciencias Informáticas) y de Andrés González (Eloy Alfaro, en la calle G, El Vedado).
Daniel lo recuerda como el profesor severo, capaz de echar atrás lo mal hecho y comenzar una y otra vez hasta que bien saliera; pero también era un hombre ocurrente y bromista, habilidoso en la técnica de fundir con arena, especialidad que adquirió en los Estados Unidos.
Rememora también cuando le explicaba que para una buena fundición de la obra era necesario emplear muchos trucos, conocimientos que ahora le han permitido crecer como escultor, fundidor y profesor.
Hipólito Nodarse fue esquivo con los medios de comunicación y concedió pocas entrevistas, pero tomando en cuenta su incansable ejercicio es justo transitar con más frecuencia por su silencioso y extenso camino.
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