Roberto Fabelo fue el protagonista del más reciente espacio “Encuentro con…”, que se realiza habitualmente en el Pabellón Cuba, como parte del programa de la Feria de la Cultura Cubana, Arte en la Rampa.

Magda Resik, conductora de dicho espacio explicó que el mismo, que es auspiciado por la Asociación Hermanos Saiz, ha tenido el privilegio de contar entre sus convidados con importantes intelectuales, artistas, personalidades del pensamiento cubano,  con los cuales el público fascinado por su creación, tanto artística como literaria, que los siente un poco lejanos por esto, logra un acercamiento que es muy bien acogido sobre todo por el público joven que siempre obtiene grandes enseñanzas en estos encuentros.

Magda recordó que Fabelo está considerado como “uno de los mejores dibujantes que ha crecido en este mundo”, y aseguró que a pesar de tantos premios y otros lauros recibidos, de que su obra  esté presente en un sinnúmero de espacios  internacionales,de su inmensa capacidad creativa, pues  ha incursionado en todas las manifestaciones del universo de las artes visuales, y de ser muy popular en Cuba, Fabelo le teme a las cámaras y micrófonos y prefiere su mundo de ensueño habitado por las criaturas mágicas que concibe.

Sin embargo, aún antes de comenzar Resika interrogarlo, ya Fabelo se estaba comunicando, porque es un hombre que   trasmite mucho equilibrio y paz, pero a la vez es muy expresivo, al menos para el que quiera observarlo, luego realizó una amable transición y se mostró en el encuentro como un cubano conversador y, en algunas ocasiones, decentemente dicharachero.

Como se impone en estas ocasiones, Fabelo rememoró su niñez en Camagüey, y confesó el orgullo de haber nacido en Guáimaro, por su historia, y recordó que vivía “en una finca , en el monte”, y gracias a eso, en contacto perenne con la naturaleza cubana, con su encanto y con toda clase de animales y plantas; habló también de sus dibujos iniciales y los materiales primeros—cera de los paneles de miel, ramas y barro-- con los que dijo, ”trataba de imitar a los animalillos que había en torno mío, por travesura, para asustar a mi abuela”, y de esta manera comenzó a reproducir el mundo que lo rodeaba aportándole pedacitos del mundo que traía dentro, en un momento que considera ” un primer contacto con la forma y donde puede estar la génesis de mi interés posterior  cuando identifiqué mi vocación e interés por el arte(…) quizás por ahí «le entró el agua al coco»”.

Al referirse a su estancia en la Escuela Nacional de Arte en La Habana, en los 60s, “una década muy revolucionaria en muchos sentidos”, Fabelo hizo un análisis interesante de algo que a veces se olvida cuando se habla de la formación de los creadores; él resaltó que “esas sensaciones que uno trae consigo después se orientan en los escenarios de la formación académica” y aseguró que “la base emocional, las sensaciones, es clave”, aunque por supuesto reconoció la necesidad de la academia para, como dijo “conducir toda esa energía y todas esas ganas, porque yo soy alguien que desde niño tuvo unas ganas”.

Acerca de sus experiencias en la docencia, el artista narró que al graduarse en la ENA fue a cumplir el servicio social a Matanzas, luego fue profesor en San Alejandro y al graduarse el Instituto Superior de Arte, se quedó allí también como maestro y explicó que dejó de dar clases sistemáticamente porque en un momento reconoció que “ya no disponía de la suficiente energíay el suficiente tiempo para entregarme a la docencia de la manera en que pienso, debía entregarme (…)pero la conexión con el mundo de los estudiantes  y del conocimiento y el aprendizaje, es inevitable porque ahí siempre hay una retroalimentación.”.

Siguiendo esta línea Fabelo reveló; “hay una clave para mí que es la curiosidad que siempre trato de transmitirla a los demás” y argumentó que la única vía para evolucionar hacia estadios superiores es el conocimiento nuevo,“y la curiosidad es la que te pude llevar al nuevo cocimiento” y añadió que ésta es tambiénuna manera de mantener la estabilidad y la vitalidad creativas”.

La conductora puso entonces sobre la mesa el tema del dibujo y como respuesta el interrogado alegó: “El dibujo es algo incorporado a mícomo una necesidad, como un vicio; en algún momento he dicho que yo desde niño soy un vicioso. Como todos los niños dibujé mucho y seguí dibujando; cuando algunos se detuvieron yo seguí (…) el dibujo para mí es una necesidad; cuando no me veas dibujando es porque estoy muerto”.

Agregó que el dibujo es un instrumento de examen, abordaje y análisis de la realidad, para atrapar ideas que llegan porque “no siempre se tienen ideas interesantes buenas, una idea es algo extraño, difícil de atrapar, por eso siempre ando con el dibujo como si yo fuera un cazador”.Comentó asimismo que dibuja a todas horas y en todas partes, en cualquier superficie o pedacito de papel“tengo cientos de dibujos realizados en órdenes del día de congresos, de reuniones, hago un retrato paralelo de la realidad; en las reuniones uno sobrevive dibujando, es como un antídoto”.

Fabelo continuó exponiendo lo que significa para él el dibujo: “para mí el dibujo es un bendito azar porque a través de él he podido concebir, encontrar preconcebir y solucionar y a veces pienso que es lo mejor que yo puedo hacer (…) yo no dejo diariamente de dibujar, y dibujar y dibujar, tengo una necesidad muy fuerte”.

Manifestó Fabelo que siempre ha pintado muchas figuras humanas, de animales y la fusión de ambos trabajando los volúmenes; “al dibujar esos personajes y esas figuras yo no me pongo límites, ni determino algún canon para dibujar una mujer bella; pienso que los volúmenes tienen una sensualidad”.

Al abordar sus proyectos más recientes anunció que está terminando un cuadro que se llama Sirena y Fauno, “es una especie de autorretrato con Suyu como sirena y yo de fauno, ¿no?”, y también que conformará una Isla de Cuba grande, de corchos; “nosotros flotamos, nosotros somos una Isla viviente, vital, pero también sobreviviente y se me ocurre que también podría hacer una Isla de escombros, de flores, de miles de cosas”.

Señaló luego que con Cuba tiene una relación “que es algo telúrico, con la tierra, con el salitre, con la naturaleza” y que la Isla está presente en su obra porque “es muy difícil escapar de la conexión con el entorno que uno habita”; seguidamente mencionó algunos de los atractivos que estima especiales del país como su naturaleza, la gente, la vitalidad, la capacidad de sobrevivencia “y la capacidad que tiene la gente de esta tierra de reírse y de enfrentar las toneladas de problemas que nosotros hemos enfrentado y no perder esa cualidad de burlarnos de nosotros mismos y de nuestros problemas, que no es la solución pero nos hace más llevadero todo”, aseguró.

Concluyó este tema declarando que “yo estoy ya ligado de una manera muy fuerte a ese conjunto de atractivos casi indescifrables pero que me siguen agarrando y me siguen fijando aquí”.

Increíblemente en un instante del diálogo con Fabelo, Resik se vio obligada a llamar la atención a algunas personas que en la sala estaban conversando, denotando una vez más la tremenda mala educación que nos circunda y agrade, en todas partes y  a toda hora; es tan serio este problema que se expresa por parte de individuos supuestamente instruidos, educados y medianamente cultos, pues ese es el público de estos encuentros, sin embargo, esos, los que conversaban paralelamente a la conductora y el artista, no tuvieron en cuenta que irrespetaban a unPremio Nacional de Artes Plásticas, a un ser humano que se estaba desnudando espiritualmente sin necesidad personal y estaban irrespetando además a los que  allí manteníamos  un silencio casi sacramental, el que se precisaba.

Porque es una gracia divina escuchar a este artista y reconocer a un hombre muy trabajador y descubrir en él una urdiembre de sensibilidad, sensatez, profundidad, inteligencia, bondad, increíble ingenuidad y absoluta sencillez, pero – mezcla insólita--, también una fuerza natural que le ha de venir de la tierra de la que tan cerca nació.