Esa flauta: un disco donde reposan los guerreros del instrumento


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Orlando Valle "Maraca"

Ha escuchado usted en los últimos tiempos los nombres de Antonio Arcaño, Pancho “el Bravo”, Roberto Ondina, José Fajardo, Pupy Legarreta, Richard Egües y algún otro que mi memoria no haya podido recordar en un ejercicio de rápido recuento. Y sabe qué tienen en común.

Son nombres legendarios de la música cubana y afrocaribeña y les une la interpretación de un instrumento fundamental: la flauta. Si todos son flautistas importantes y a tomar en cuenta sus aportes para el desarrollo, difusión y goce de la música cubana.

Debo decir que ellos solo habitan en los diccionarios especializados, los libros que se escriben por aquellos que tienen como misión recoger y contarnos la historia, en las reuniones de melómanos y en los discos de acetato –aunque en los últimos tiempos aparecen en los CD y algunas listas  que organizan emisoras de radio y/o fanáticos de última hora que se enloquecen cuando escuchan sus grabaciones—esa memoria biblia que todo indica trascenderá a la era digital.

Ciertamente ya nadie habla de ellos.  Forman parte de la historia del siglo XX que ya se aleja con sus leyendas, sus personajes; dejando para los historiadores y cronistas espacio para recrear aquellos años fabulosos en que sus nombres corrían de boca en boca y sus creaciones eran la razón de ser de quienes aman la  buena música.

Flautistas cuya obra precisa der recordada

Cada uno de los nombres antes mencionados forman parte de movimientos importantes dentro de la historia y evolución de la música cubana y su impronta trasciende los límites de esta Isla. Quizás el más conocido sea el de Richard Egües por aquel tema que inmortalizara la orquesta Aragón en la que militó por casi cuarenta años: El bodeguero; y su estribillo que reza “… toma chocolate… paga lo que debe…”

Siguiendo la ruta de este instrumento (la flauta), nuevos nombres se irán sumando y con ellos el instrumento ganará en su desarrollo e importancia. Es común recordar el sonido de Paquito de Rivera, Germán Velazco, Orlando Valle –Maraca—y Javier Salva en Irakere; y agreguemos a esta lista el de José Luis Cortes (el Tosco). Pero estos no serán los únicos.

Entrega de Premio Nacional de Música 2017; Museo de Bellas Artes; Músico y composito Orlando Valle Maraca(I); Premiado el músico y compositor Jose Luis Cortez (D)

Maraca y José Luis Cortés, el Tosco. Foto: Dunia Álvarez Palacios

Será el Tosco quien más influya en el sonido de los flautistas cubanos en los años ochenta y gracias a su empeño contaríamos con una “Camerata de flauta”; que en el fondo no es más que un acto de homenaje a quienes le precedieron. Respondiendo a la máxima de “…contribuir a la educación de los demás…”

Hay dos tipos de flauta. La de madera y la de sistema o llaves. Los nombres que encabezan estas líneas fueron ejecutantes en lo fundamental de la de madera; aunque incorporaron la técnica de la de sistema y enriquecieron su sonido y marcaron época.

Antonio Arcaño, Pancho el Bravo, José A. Fajardo, Pupy Legarreta y Richard Egües son leyendas de ese formato imprescindible en la música cubana conocido como Charanga y que fue fundamental en géneros como el danzón y el chacha chá fundamentalmente; aunque también destacaron en el son y el bolero.

En la orquesta de Arcaño (su ortofónica), llamada con justeza La maravilla, el mambo tuvo sus primeros impulsos primitivos (el tema del origen de este género es una de las tantas peleas contra los demonios de la música cubana, lo mismo que el tema del son) de la mano de los hermanos López. Sería Arcaño quien primero utilizaría la tumbadora en esta formación.

Fajardo, Richard Egües, Pupy Legarreta y Pancho El Bravo son nombres obligados cuando se habla del cha cha chá y de ese movimiento que recorrió el mundo latino en New York llamado “charangas”. Y por último es obligado decir que es Roberto Ondina una de las leyendas de la flauta clásica en Cuba y que por momentos regresa en el estilo de Niurka González.

CD/DVD Esa flauta

Estas son las razones que impulsaron a Orlando Valle, Maraca, y a la EGREM a producir el CD/DVD Esa flauta. Solo que en vez de ser un homenaje basado en versiones de temas conocidos fue un ejercicio creativo nunca antes emprendido en la discografía cubana contemporánea.

Así lo afirmo. Fue un ejercicio creativo donde no se apeló al didactismo ni a la repetición de clichés. Maraca entendía y entiende que la vanguardia se asienta en la tradición; y él, que ha sido un hombre de vanguardia, se enfrentó al reto y como los antecesores innovó.

Les propongo algunas interioridades del proyecto.

Existe consenso de que Maraca es hoy por hoy el flautista cubano más internacionalmente reconocido y aplaudido. Es, desde su instrumento, el símil de Gonzalo Rubalcaba desde el piano. Su obra le trasciende y aunque no se ufana de ello ha intervenido en al menos seis producciones que ostentan el preciado GRAMMY, tanto en su vertiente norteamericana como latina; que su música sea la banda sonora de al menos dos filmes que atesoran el preciado Oscar; que es profesor consultante e invitado en escuelas de música en Europa y Asia; pero lo más importante existe una marca de flauta a su nombre con modelos para toda la familia del instrumento.

Es el primer y único músico cubano que ostenta un instrumento hecho a su medida y que se comercializa en todo el mundo (debo aclarar que se han fabricado platillos a pedido de bateristas cubanos como Horacio Hernández o Ernesto Simpson; pero no hay una batería con su nombre, cosa esa que espero ocurra pronto).

Pero regresemos a Esa flauta.

Propósitos de esa producción discográfica

Recrear estilos, reinterpretarlos y dinamizarlos para que todos los públicos lo entiendan es el super objetivo de esta producción en la que cada par invitado funciona como un elemento integrador estructuralmente y responde a un momento preciso de la grabación. No se trata de un rosario de nombres célebres o mediáticos para conquistar a los destinatarios. Se trata de romper la norma y por sobre todas las cosas del mundo divertirse haciendo música.

Ese es el gran secreto de este disco: todos los presentes fueron convocados a divertirse, a pasar un buen rato haciendo buena música; aceptaron y el resultado final lo confirma.

Hay de todo como botica, aunque dramatúrgicamente la flauta sea la protagonista su sonido no agota, satura o aburre al destinatario final.

Curiosamente uno de los grandes problemas de parte importante de la discografía cubana es la ausencia de dramaturgia o de un hilo conductor musical. Un disco no solo se trata de soltar energías, su fin debe ser contarnos una historia, hacernos parte de ella; algo que hoy pocas veces ocurre.

Aquí cada instrumento es un personaje bien pensado y cumple su función en la trama; se trata de una historia que nos cuenta cómo evolucionó la flauta en Cuba en dependencia del formato al que se incorporara; del papel jugado por cada hombre en un momento determinado y como los personajes se suceden de modo orgánico.

La flauta como la protagonista de esta historia

El gran protagonista de esta historia es la flauta; y en estos tiempos que pocos dominan la que conocemos “como de madera” Maraca invita a quien hoy es el último de sus ejecutantes, René Herrera; pero no para alimentar la nostalgia, todo lo contrario propone un ejercicio lúdico sorprendente. Rompe la tradición de modo sui géneris para dar paso al que considera su mayor referente contemporáneo: José Luis Cortes.

El Tosco regresa a sus orígenes musicales: el jazz y la descarga cubana. Esa de la que se nutrió siendo estudiante y que le situó como el referente de una generación. Derrocha un sonido limpio, sin los artificios que alguna vez le acompañaron y como muestra de respeto Maraca le secunda con toda la admiración musical que el caso requiere.

Una de las grandes virtudes de esta propuesta es su acercamiento a ese fenómeno que nos trasciende y que conocemos como “descarga cubana”. Hay suficiente talento involucrado en cada instrumento como para reseñarlo; solo me atrevo a afirmar que es un regalo de los dioses en materia musical.

Como cierre una propuesta novedosa: una descarga donde Maraca anuncia su próxima ruta: integrar a un DJ en sus propuestas; claro guiño a lo contemporáneo sin abandonar su razón de ser: el jazz.

Usted, que no es culpable nada al escuchar este fonograma podrá entender y conocer a esos músicos cuyo nombre encabezan estas líneas. Entenderá su estilo y gozará; de eso estoy más que seguro.

Ellos, desde el lugar donde estén –ese olimpo de la música cubana—, sentirán que la hora del reposo ha llegado. Ha sonado la flauta, volvemos a la carga. La EGREM no se equivocó al hacer esta apuesta.

 

 

 

 

 


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