Este es el SÍ por la unidad, hermandad y solidaridad de todos los cubanos


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Corren días de infinito compromiso para todos los cubanos con su Cultura y su porvenir; corren días también de profundas definiciones, en los que algunas  controversias del pasado ya son recuerdo y hasta letra muerta para muchos y, para otros, un inmediato despertar y toma de conciencia para acciones más urgentes y diversas. Nuestra actual Carta Magna ya es un hecho y, con ella, su asimilación y puesta en marcha en la práctica esperada por cada cubano.

Mas y, en pocas líneas, ¿qué hechos y figuras antecedieron histórica, social, política y en especial, culturalmente, al surgimiento, desarrollo y promulgación de nuestra actual Constitución?

A principios del siglo XIX ocurre un movimiento renovador de la enseñanza de la filosofía en la Isla iniciado por el padre José Agustín Caballero y continuado por el presbítero Félix Varela, quien desde su cátedra desarrolló una transformación de la enseñanza de la Filosofía y el debate conceptual, condenó la memorización por enemiga de las Ciencias con vista a promoverlas desde una raíz cubana, “proyectó su visión sobre la necesidad de liberar el pensamiento en un debate público que logró conmocionar el medio intelectual de todo el país”.

Así se va forjando el pensamiento cubano, el que años después más radicalizado se transforma en independentista a partir de la figura del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes y la promulgación de nuestra primera Carta Magna en plena contienda contra el ocupante hispano. Fue el 10 de abril de 1869, que la Constitución de Guáimaro apunta: “(…) Resulta admirable el acto de consagrar la unidad entre las fuerzas patrióticas ―camagüeyanos, villareños y orientales―, y dar vida a la noble utopía de constituir una República enArmas, unido al esfuerzo para dotarla de una Carta Magna y de sus propias leyes e instituciones democráticas, que se impregnó del principio del credo republicano más avanzado de toda Hispanoamérica, en medio de la sanguinaria ofensiva desplegada por España”. (1)

Fidel,  en el discurso conmemorativo por el Centenario del Inicio de la Guerra de los Diez Años, expresó; “(…) Aquella década dio hombres extraordinarios, increíblemente meritorios, comenzando por Céspedes continuando por Agramonte, Máximo Gómez, Calixto Garcia, infinidad de figuras (…) Esos hombres contribuyeron a la formación político-ideológica de nuestro pueblo y de sus mejores tradiciones patrióticas, entre ellas, el ideal independentista, el patriotismo, la necesidad de unidad, la posibilidad de iniciar la lucha armada, el papel de la mujer en la lucha, la intransigencia revolucionaria, la práctica del internacionalismo y la solidaridad, el heroísmo, el desinterés, el espíritu de sacrificio”.

La contienda independentista de 1895 con la figura de José Martí, como organizador absoluto, y la participación de los reconocidos generales de las Guerras de los Diez Años y Chiquita, Antonio Maceo y Máximo Gómez, entre otros, convocó en septiembre de ese año a una Asamblea Constituyente en Jimaguayú, lugar donde había caído heroicamente el Mayor Ignacio Agramonte. El 16 de septiembre de 1895 fue promulgada. Entre sus artículos más importantes podrían citarse: El Consejo de Gobierno (presidente, vicepresidente y cuatro secretarios de estado), solamente intervendrá en la dirección de las operaciones militares, cuando a su juicio sea absolutamente necesario para la realización de otros fines políticos. Todas las fuerzas armadas de la República y la dirección de las operaciones de la guerra, estarán bajo el comando directo del General en Jefe (Máximo Gómez) que tendrá a sus órdenes como segundo en el mando un Lugarteniente General (Antonio Maceo) que le sustituirá en caso de vacante.

Una vez creado el Gobierno de la República en Armas, el 22 de octubre de 1895 salió la columna invasora oriental desde Mangos de Baraguá dirigida por el lugarteniente general Antonio Maceo. En el centro de la Isla el General en Jefe Máximo Gómez espera el contingente oriental y a su llegada se unen las fuerzas orientales con las de Camagüey y Las Villas, quedando constituido el ejército invasor que avanzó victorioso hacia Occidente. La Invasión culmina exitosamente el 22 de enero de 1896 con su llegada a Mantua, la población más occidental de Cuba en la provincia de Pinar del Río.

Los constantes triunfos del Ejército Libertador evidenciaban la incapacidad de España para ganar la guerra a través de las armas. La Campaña de Occidente protagonizada por Maceo; la Campaña de la Reforma, llevada a cabo por Máximo Gómez y los triunfos de Calixto García en Oriente, demostraban que los cubanos estaban a la ofensiva en todos los frentes. Por tanto, para 1897, la victoria de las armas cubanas era solo cuestión de tiempo, era algo más que evidente.

En esas circunstancias tuvo lugar la Asamblea de La Yaya, en octubre de 1897, donde se aprobó la última constitución de nuestras guerras independentistas con la intención de resolver el conflicto que venía desarrollándose entre el Consejo de Gobierno y el General en Jefe del Ejército Libertador. A partir de ella se crea una interrelación entre el mando militar y el Consejo de Gobierno a través del Secretario de la Guerra. En su artículo 22 se establecía jurídicamente esta relación al definir las funciones del Consejo de Gobierno en el aspecto militar de la siguiente forma: Determinar la política de guerra y las líneas generales de la campaña, e intervenir cuando a su juicio exista motivo para ello, en las operaciones militares, por intermedio siempre de los generales de la nación”.

Otro aspecto esencial abordado en dicha Asamblea fue la reafirmación del objetivo supremo: la independencia de Cuba sin concesiones. El 29 de octubre se eligió el nuevo Consejo de Gobierno, presidido por el general de tres contiendas independentistas, Bartolomé Masó.

CONSTITUCIÓN DE 1940

Capítulo aparte recibe la Constitución de 1940 calificada como una de las más avanzadas en este continente al proclamar, entre otras cuestiones, la jornadalaboral de ocho horas, la reforma universitaria, gracias a la influencia de factores internos y externos, como fueron las luchas libradas por nuestro pueblo durante períodos anteriores, entre las que resaltan las luchas obreras y campesinas (proletariado cubano), y el amplio movimiento antifascista mundial en el que Cuba tuvo amplia participación internacionalista con el envío de más de mil voluntarios a combatir en defensa del gobierno democrático de la República española, además del apoyo que el pueblo de la Isla realizó de forma espontánea y como ayuda solidaria al español, con el envío de infinidad de donaciones, como hospitales de campaña, y la fundación del Comité de Ayuda al Niño Español.

Asimismo, al año siguiente de ser promulgada y gracias a la fuerza del campesinado cubano, se celebra el Segundo Congreso Campesino y la creación de la Asociación Nacional Campesina.

Sin embargo, entre las características  políticas más prominentes antes y después de promulgarse la citada Carta Magna pueden citarse: un ascenso del militarismo, inestabilidad política, feroz represión que condujo a un reflujo del movimiento revolucionario; ascenso al poder del reformismo burgués y con él de los gobiernos auténticos; desarrollo del movimiento cívico-político de la Ortodoxia y el golpe de estado del 10 de marzo de 1952 lo que provocó la crisis definitiva de la democracia burguesa.

De esa forma se arriba a las elecciones de 1952, cuando el Partido del Pueblo Cubano – Ortodoxo (PPC-O), tenía las mayores posibilidades de triunfo. Existía el temor de los sectores más reaccionarios del país y en el gobierno de los Estados Unidos de que se produjera una apertura democrática a partir de la fuerza y el apoyo popular de esa organización partidista. Fue así como en la madrugada del 10 de marzo de 1952, con el objetivo de impedir la celebración de las elecciones previstas, Fulgencio Batista, apoyándose en el ejército y en los sectores más reaccionarios del país, protagonizó nuevamente una acción golpista.

Por medio de la fuerza, Batista se apodera del gobierno, disuelve sus instituciones representativas y designa a su antojo nuevos funcionarios, teniendo en todo momento el apoyo del gobierno norteamericano. En resumen, quedaba roto el orden constitucional hasta entonces vigente en el país, al disolverse la Constitución de 1940 y ser sustituida por los llamados Estatutos Constitucionales, sustituirse el Congreso por un Consejo Consultor, a la vez que suprimirse las elecciones de junio de 1952, la libertad de reunión y de expresión, del derecho de huelgas; promulgarse la disolución de los partidos políticos de la oposición y la liquidación de la reforma universitaria, entre otras decisiones.

El golpe del 10 de marzo mermó aun más la independencia y soberanía de Cuba, abrió en mayor medida las puertas del país a los monopolios norteamericanos, favoreció los intereses de los latifundistas cubanos y extranjeros; incrementó la explotación de los obreros, campesinos pequeños y medios, empleados modestos y pequeños comerciantes, derrochó las divisas del país; además de continuar la senda de la corrupción y vicios de los gobiernos anteriores hasta llevar a cabo el saqueo bandidesco del tesoro público, el desfalco de las cajas de retiro de los trabajadores y desencadenó la más brutal y sanguinaria ola de terror que recuerda la historia de Cuba. En resumen, el golpe militar agudizó todas las contradicciones inherentes al sistema neocolonial hasta irse gestando una situación revolucionaria liderada por la Generación del Centenario y su máximo dirigente Fidel Castro Ruz, genuinos protagonistas de las tradiciones patrióticas del pueblo cubano, especialmente, de la vida y la obra del Apóstol, y de lo más avanzado del pensamiento revolucionario mundial.

Y EN ESO… LLEGÓ FIDEL!

“¡Aquí, Radio Rebelde! ¡Desde las puertas de Santiago de Cuba, hablando en nombre del Movimiento 26 de Julio y del Ejército Rebelde!

“Pueblo de Cuba: El tirano ha huido, los principales asesinos se han dado a la fuga más precipitada ante el empuje incontenible del Ejército Rebelde. Los mismos que lo sostuvieron hasta ayer pretenden sustituirlo (…)”.

“(…) Era necesario enarbolar otra vez las banderas de Baire, de Baraguá y de Yara. Era necesaria una arremetida final para culminar la obra de nuestros antecesores (…) Dominada la nación por una camarilla sangrienta de gobernantes rapaces, al servicio de poderosos intereses internos y externos que se apoyaban descaradamente en la fuerza, sin ninguna forma o vehículo legal de expresión para las ansias y aspiraciones del pueblo, había llegado la hora de acudir otra vez a las armas”. (2)

24 DE FEBRERO DE 1976. PROCLAMACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN SOCIALISTA

“(…) CONSCIENTES, de que la unidad nacional y el liderazgo del Partido Comunista de Cuba, nacido de la voluntad unitaria de las organizaciones que contribuyeron decisivamente al triunfo de la Revolución y legitimado por el pueblo, constituyen pilares fundamentales y garantías de nuestro orden político, económico y social

IDENTIFICADOS, con los postulados expuestos en el concepto de Revolución, expresado por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el Primero de Mayo del año 2000

DECLARAMOS, nuestra voluntad de que la  ley de leyes de la República esté presidida por este profundo anhelo, al fin logrado de José Martí:

“Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”

ADOPTAMOS, por nuestro voto libre y secreto, mediante referendo popular, a ciento cincuenta años de nuestra primera Constitución mambisa, aprobada en Guáimaro el Diez de Abril de 1869, la siguiente CONSTITUCIÓN que promulga en su Capítulo Uno, entre sus Principios fundamentales, el Artículo Uno en que se expone:

Cuba es un Estado Socialista de derecho y justicia social, democrático, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos como república unitaria e indivisible, fundada en el trabajo, la dignidad, el; humanismo y la ética de sus ciudadanos para el disfrute de la libertad, la equidad, la igualdad, la solidaridad, el bienestar y la prosperidad individual y colectiva (…)”.

La Carta Magna de la Cuba revolucionaria y socialista, de la Cuba del Nuevo Milenio, ya es un hecho objetivo y valedero para todos los habitantes de este país por su trascendencia y por el sinnúmero de figuras y hechos históricos, políticos y sociales que la han antecedido y que la hacen ser y calificar, como afirman algunos expertos, como única en el mundo. Y, en ese sentido, si algo en lo fundamental amerita su excepcionalidad estaría en, primerísimo lugar, su alto grado de participación democrático-popular y el nivel de discusión crítica de cada uno de sus acápites, párrafos y secciones que a ella acompañó durante varios meses de análisis para su ulterior aprobación.

Un SÍ definitivo y vibrante hacia el feliz desempeño del camino socialista que hemos decidido jurar todos los cubanos, será el inicio no solo de una respuesta jurídica, definitiva e integral del Socialismo que queremos construir acorde a nuestros principios y dignidad nacional, contra todo intento de amenazas y difamaciones externas, sino también y en lo esencial por el Socialismo por el cual lucharemos en nombre de la riqueza cultural, única y diversa de razas, credos, sexo y pensamientos que nos acompaña; el Socialismo del recuerdo de nuestros mártires y héroes de la Patria, de nuestro Héroe Nacional José Martí, y del eterno Líder de la Revolución Fidel Castro. Es el SÍ de todos los cubanos sin intervencionismo imperial, sin mercenarismo y sin servilismo a otras potencias, como siempre se ha identificado a los patriotas de este pueblo. Es el SÍ por la Cubanidad, por lo Cubano, por ser aun más libres e independientes, más internacionalistas. Es el SÍ y contra todas las dificultades que tengamos que enfrentar, contra viento y marea; por profundizar y accionar en aquel pensamiento del Titán de Bronce Antonio Maceo que tanto ha acontecido y acontece en nuestra Cultura nacional:

“Si alguien intenta apoderarse de Cuba sólo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”, o aquella estrofa del poema Mi Bandera, de Bonifacio Byrne: “Si deshecha en menudos pedazos llega a ser mi bandera algún día, ¡nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía!”

¡Es el SÍ por la unidad, hermandad y solidaridad de todos los cubanos de cualquier lugar del Planeta!

NOTAS:

  1. Ernesto Limia, Cuba Libre. La utopía secuestrada. Casa Editorial Verde Olivo 2015).
  2. Fidel Castro. Fragmento discurso con motivo Aniversario XX del Asalto al Cuartel Moncada-1973).

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