En destacadas personalidades que de diversas formas y en distintas etapas han contribuido a configurar el rostro y enriquecer la espiritualidad de esta ciudad que recientemente acaba de cumplir medio milenio de fundada, centra Reinerio Tamayo (Holguín, 1968) la exposición Edén Habana, abierta al público en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, como parte de las celebraciones por los 500 años de la capital cubana.

Habaneros ilustres se titula la serie de veintitrés peculiares retratos, en los que este sobresaliente artista de la generación de los años 90 ofrece, desde la contextualización de cada uno de ellos, la imagen que sobre los mismos se ha formado, valiéndose de elementos de las técnicas del cartel.

José Martí, Dulce María Loynaz, Alicia Alonso, Tomás Gutiérrez Alea, Juan Formell, Chucho Valdés, Joseito Fernández, Kid Chocolate y, por supuesto, el Dr. Eusebio Leal Spengler, principal artífice de la conservación de los valores patrimoniales de la urbe, inspiraron parte de ese segmento de la muestra que da la bienvenida al visitante.

Le sigue una cifra similar de piezas, casi todas también realizadas en el año en curso, en las que se hace más apreciable el por qué a Tamayo se le considera el humorista por excelencia, dentro de sus colegas contemporáneos.

Las Escuelas Nacionales de Arte, edificaciones de alto valor en el entramado arquitectónico de la capital, en las que además recibió una parte significativa de su formación académica, también alentaron algunas de las obras que hasta mediados de diciembre se exponen en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam.

Otras, de corte más costumbrista, atrapan escenas que reflejan la idiosincrasia o cotidianidad del habanero, sin que falten las referidas a problemáticas de la política internacional.

La ironía, lo paródico, el diseño y la historieta, asoman una y otra vez dosificados con elegancia por este versátil artista que es Reinerio Tamayo, cuyas propuestas estéticas de depurada técnica consiguen siempre que el espectador sonría con toda seriedad.