Falleció el poeta Sigfredo Ariel


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A las 12:20 de esta madrugada falleció Sigfredo Ariel Pérez, destacado poeta, realizador de radio y crítico musical, víctima de una penosa enfermedad.

Sigfredo nació el 31 de octubre de 1962 en Santa Clara. Autor de una veintena de libros, recibió los premios David, Pinos Nuevos, Abril, del Caimán Barbudo, UNEAC y Nicolás Guillén de poesía.

Realizó una extraordinaria labor de promoción de la música cubana. Fue autor de múltiples notas y reseñas de discos, conciertos y obras musicales. Gestó y promovió producciones discográficas. Asesoró a la EGREM y a otras instituciones de la música. Trabajó incansablemente en la radio como guionista y crítico.

Sigfredo Ariel ostentaba la Distinción por la Cultura Nacional.

Los restos del poeta serán cremados. En los próximos días se le rendirá merecido homenaje.

El Ministerio de Cultura expresa sus condolencias a familiares  y amigos.

CUATRO POEMAS DE SIGFREDO ARIEL

LA LUZ, BRODER,LA LUZ

Mirar caer la nieve en la oficina de registro
cuando uno es la señal con un pañuelo, un sauce
que huele a mar del trópico, un animal aislado.

Pudiera caer ahora mismo la nieve sobre los edificios
en copos graves pudiera morirme si me viera en una
cerrazón que tumba la cabeza hasta las manos de los
padres que esperan sentados en un parque
y que no saben nada.

Un hombre quitaría con una vieja pala esta ceniza.
Vagamente regresa a aquel lugar
donde llovía detrás de la cabeza
cuando tuvo otro nombre y una cicatriz en la barbilla
y era hipócrita y humano
como un pobre diablo.

Bebía en los circos de ocasión
y tenía el bolsillo repleto de llaves inservibles
y un temor absoluto de la soledad.

Seré yo mismo acaso si fuera tenedor de libros
o fuera neerlandés y conociera la magia
y si en el extremo de mi vida la nostalgia
me pasmara las manos sobre el hielo.

Job pudo reposar sin violentarse
sobre este caracol marino
y las sabanas pudieran estar llenas de alfalfas
o de termas brillantes o de casas de troncos.

Quiénes seríamos entonces / calle abajo
acaso compraríamos el periódico de la mañana
cayéndonos de sueño y las mandarinas y el pan dulce.

Estos años románticos los querrán los hijos de los hijos
y buscarán la letra en el registro, nuestros discos
los papeles sucios.

Voy a morir sin ver la nieve qué hubiéramos adelantado bajo la
nieve harinosa esa pequeña aventura en nuestra luz:
el paso de un astro, la carrera de una estrella.

Estos días van a ser imaginados
por los dioses y los adolescentes que pedirán estos días
para ellos.

Y se borrarán los nombres y las fechas
y nuestros desatinos
y quedará la luz, bróder, la luz
y no otra cosa.

GRULLAS DE BUTÁN

En las cumbres congeladas donde se ponen
a los parientes muertos cercenados en pedazos
para alimentar a las aves emigrantes, las grullas
abren sus enormes alas y rumbean el día entero
hasta que se pone el sol dan lo mejor de sí
en la violenta danza erótica con sus infinitas
patas articuladas de manera asombrosa
al parecer ridículamente felices
y en parejas siempre

Son las grullas cuellinegras que regresan
cuando cede un poco el hielo —solo finge que
cede como las autocracias o algún amor diario
que te dio por perdido— Son las invariables grullas
de Bután que se aparean de por vida como oyes:
una sola pareja de por vida

Por eso cuando vuelve la rara primavera al tejado del mundo
la llegada de una grulla solitaria es triste de ver.

RADIO SARUSKY

En un ejercicio de atardecer con whisky
brasileño, riéndonos de peces
de colores y en especial de uno mismo
escuchaste a Jaime, huérfano
de padre y madre, polacos muertos
en diferentes campos de exterminio, decir
—Si olvidas que eres judío, alguien
no judío te lo recordará

—Estate atento a las casualidades
que por cierto no existen: una muestra
es esa estrella de David en el granito
de la casa donde has venido a dar, me dijo
Jaime ayer, sin una gota de alcohol
pero ya en sueños.

CONUCO’S DREAMS

Como Sebastián el santo hincado
y machacado por todas partes subo
a un vagón camino a la provincia
y demoro en llegar un siglo entero

Duermo todo el camino: tierras yermas
y fábricas vacías hicieron que soñara
con un cultivador o soñara convertirme
en un cultivador No estoy seguro

Cuando regreso al parque principal
advierto que unos yumas se apoderan
del banco en que salvajemente
día tras día discutimos de pelota

Con el dinero que me den por recordar
sones viejos remendaré parte del techo
Algo quedará para ayudar a que un amigo
pague tremenda multa y quizás viaje
de nuevo a la provincia a ver qué sueño.


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