Gaetano Longo, es un poeta, narrador, editor y traductor italiano que radica en Cuba hace ya varios años, y que ha desplegado una intensa actividad desde la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) que ha propiciado el intercambio entre escritores de ambos países, y la publicación en Italia de la obra de numerosos autores cubanos, tanto en cuadernos individuales como antologías, acción a la que ha contribuido mucho su trabajo como traductor.
Longo es, además, director artístico del Premio Internacional de Poesía Trieste, ciudad en la nació en enero de 1964.
El escritor visitó Cuba por primera vez en el año 1989 mediante una invitación de la Uneac; es un hombre que atesora importantes experiencias internacionales, como, por ejemplo, su labor de corresponsal de guerra en el conflicto de Yugoslavia, lo que le valió poder realizar el documental Yugoslavia, adiós, con la televisión cubana, del que también fue guionista.
La lista de sus colaboraciones y aportaciones es interminable; es Académico correspondiente de la Academia Pirenopolina de Letras, Artes e Musica (APLAM) de Brasilia; responsable para la revista literaria Zeta News (Udine) del suplemento «Retratos» y de la sección «Poetas del mundo» y miembro de la redacción de la revista cultural euro-americana «El cielo de Salamanca», de España y de la Revista Hispanoamericana de Literatura, de Perú.
Dirige demás varias colecciones de poesía contemporánea internacionales, y en cuanto a su obra, 12 de sus más de 40 poemarios han sido traducidos a 17 idiomas, y publicados en revistas, periódicos y antologías; tres de sus novelas han visto la luz en Alemania, Austria, Suiza, Rumanía, e Italia.
Como traductor y antologador, ha preparado cerca de 70 títulos, y es un estudioso por demás, de la cultura afrocubana por lo que ha impartido conferencias sobre el tema en varias instituciones internacionales.
Tanta actividad, por supuesto ha merecido múltiples premios y reconocimientos en países como Moldavia, Macedonia, Rumanía, Perú, Brasil, entre otros.
Uno de los mayores reconocimientos que ha recibido en Cuba, es quizás, la confianza que depositó la dirección de la Uneac en él, al designarlo como jefe de redacción de la revista Unión, que publica esa organización; nunca antes un escritor no nacido en Cuba había desempeñado esta importante función.
¿Cuántos años hace que usted reside en Cuba? ¿Cuál es el motivo?
Vivo en Cuba con mi esposa, de manera permanente desde el año 2015, aunque trabajo y colaboro con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y otras instituciones cubanas desde hace treinta años.
Decidimos irnos de Italia por muchos motivos. Personalmente, después de 15 años como cónsul de Colombia y como director del Festival Internacional de Poesía de Trieste, y con otros muchos empeños de trabajo, estaba cansado y quería cambiar.
Me habían ofrecido trabajar en universidades de Rumania y Moldavia pero, también por la lengua, en un primer momento pensamos ir a España. Llegamos aquí a causa de algunos problemas familiares y decidimos quedarnos.
Enseguida Alex Pausides me propuso entrar como miembro en la Uneac y desde el 2018 trabajo con Nancy Morejón, como jefe de redacción de la revista Unión. Creo ser el primer extranjero con un cargo similar en esta organización y les estoy muy agradecido por la confianza a todos los compañeros, antes a Miguel Barnet y ahora a Luis Morlote.
Desde que reside permanentemente en Cuba, ¿cómo se ha comportado su producción literaria?
Desde que estoy en Cuba escribí tres poemarios (uno de los cuales está en manos de una editorial) y publiqué en Italia una novela. Aquí en Cuba publique hasta hoy una antología de Eloy Machado, conocido como El Ambia y, como traductor, dos antologías de la poesía italiana y dos cuadernos de los poetas rumanos Ion Deaconescu y Nicolae Dabija, todos por Colección Sur, y la novela Havana Story o el simple arte de no poder escribir, que fue ganadora del Premio del Minint en 2018, y publicada por la editorial Capitán San Luis.
En febrero terminé de trabajar, junto con Pedro de la Hoz, en un libro de memorias de Miguel Barnet que espero pueda salir este año.
En este momento, aparte el trabajo en la revista Unión, estoy terminando una tercera antología de la poesía italiana y otra novela, que ya tengo casi lista.
¿Ha escrito poesía en este tiempo de pandemia?
Siempre escribo poesía, cuando ella toca a mi puerta. Y aunque con pandemia, cada tanto se aparece, pero ahora con nasobuco puesto. La dejo entrar, se lava bien las manos y empieza a llenar mi casa con su presencia.
Usted ha desarrollado una amplia labor de traducción de narrativa y de poesía cubana, y también de edición. ¿Quisiera comentar de estos títulos? ¿Ha comenzado o culminado algún proyecto en este tiempo de enclaustro?
Desde el 1990 hasta hoy publiqué en Italia más de veinte libros de autores cubanos, entre ellos Miguel Barnet, Eliseo Alberto Diego, Gastón Baquero, El Ambia, tres antologías de la poesía cubana…
Hasta el momento, lo último que pude publicar fue, en 2018, la traducción del poemario más reciente de Miguel Barnet, que salió en Udine con el título Tempo Senza Tempo.
En este periodo, aunque sea ya una vieja idea, quiero buscar un tiempo para ponerme a traducir algo de Nancy Morejón y Alberto Marrero y poderlos publicar en Italia.
¿Ha cambiado su visión del mundo y de las relaciones humanas o se han reafirmado algunas intuiciones o certezas que ya tenía, en esta etapa?
Esta pandemia me dio mucho en qué pensar sobre las relaciones humanas. En ocasiones dramáticas o difíciles como esta, podemos ver realmente quién es quién. Los malos se quedan malos, o se ponen peores, aunque, por suerte hay mucha gente decente.
Valga el ejemplo de Cuba y de sus médicos. Déjame aprovechar de la ocasión para decir que, como italiano, estoy muy agradecido a estos hombres y mujeres y que estoy muy orgulloso de ellos, como escritor cubano. Ellos son verdaderos héroes de nuestro tiempo.
En una reciente entrevista a Josué Pérez, director del Centro Cultural Dulce María Loynaz, él me comentaba, «Creo que la crisis sanitaria cambiará de una vez y por todas, la promoción de la literatura». Quisiera saber sus consideraciones al respecto
Estoy completamente de acuerdo con Josué Pérez. Van a cambiar muchas cosas con la promoción de la literatura y todo lo que está pasando es un gran empuje para el desarrollo digital. Todos tendremos que acostumbrarnos, aunque, por gente como yo, podrá ser un poco más difícil porque, para mí, un libro impreso es siempre más atractivo. En eso soy muy antiguo, si así puedo decir, y fetichista. Podré tener en mi computadora toda la literatura mundial de varios siglos, pero prefiero siempre el olor a tinta de un libro salido de una imprenta.
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