“Girón: manos tras la cabeza” / Elvis R. Rodríguez


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Al estudio de  las acciones político-militares desarrolladas en las arenas de Playa Girón en abril de 1961 se han dedicado conferencias internacionales, talleres y otros tipos de eventos científicos, así como libros, audiovisuales y artículos en diversos órganos de prensa, tanto en Cuba como en el exterior.

En ellos, los autores han reflejado total o parcialmente los sucesos ocurridos en la Ciénaga de Zapata, al sur de Matanzas, desde diferentes perspectivas.

Fidel, por su parte, en los discursos en ocasión de los aniversarios de este hecho histórico, ha realizado profundos análisis y valoraciones de inestimable valor para conocer la envergadura de la invasión, las diferentes  motivaciones y fuerzas morales de los hombres que allí, de una y otra parte, se enfrentaron y el alcance de la victoria, como se recoge en el prólogo de la obra. Al respecto planteó que “[…] la gran trascendencia histórica de Girón no es lo que ocurrió, sino lo que no ocurrió gracias a Girón”, aspectos que los autores abordan con suficientes argumentos.

Y es que Girón, sin dudas, marcó un antes y un después no solo para Cuba; fue la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América después de la ocurrida con el triunfo de enero de 1959 y el inicio de un nuevo pensamiento y un modo de actuar de los pueblos latinoamericanos y africanos en el camino hacia la libertad y la independencia nacionales. Todos fueron a partir de entonces un poco más libres, precisó Fidel.

Sin embargo, pocas veces se ha logrado reflejar el proceso de la dirección político-militar, las acciones de una y otra parte y el papel de los combatientes del Ejército Rebelde, las Milicias Nacionales  Revolucionarias y la Policía Nacional Revolucionaria, en un escenario histórico concreto tan complejo, marcado, en primer lugar, por la contradicción antagónica entre la revolución triunfante con sus medidas radicales y de beneficio popular expuestas en el Programa del Moncada y las fuerzas contrarrevolucionarias en su afán por reconquistar lo perdido; y, en segundo lugar, por la diferencia sustancial en preparación, armamento y recursos de todo tipo entre las fuerzas mercenarias y las unidades cubanas.

Con precisión de tiempo y lugar, lenguaje ameno y sencillo, la obra del general de división Antonio Enrique Lussón Battle y el teniente coronel (R) José Ángel Gárciga Blanco —segunda  en común—, alcanza tales objetivos, a la vez que permite recrear el teatro de las operaciones militares en su dimensión más completa y dinámica e introducir al lector no solo en lo ocurrido en la Ciénaga de Zapata y sus alrededores, sino el modo en que el país vivió la amenaza del desembarco y la agresión, sin miedo, preparados y dispuestos sobre las armas para defender el carácter socialista de la Revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes, proclamado en la víspera por Fidel.

Con este libro, donde el ensayo histórico y el testimonio se dan la mano, como dice en su riguroso prólogo el coronel (R) René González Barrios, la Casa Editorial Verde Olivo en su colección dedicada al aniversario 90 del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, pone a disposición de los interesados en el tema una obra de inestimable valor historiográfico al complementar trabajos anteriores y sacar a luz pública por el propio Lussón, protagonista destacado en aquellos hechos, los pormenores de la operación de captura de los mercenarios dispersos por la Ciénaga de Zapata, el proceso seguido y el tratamiento dado hasta el regreso a su lugar de origen, aspectos pocos tratados hasta entonces.

Al considerar la importancia de estos asuntos, dicen los autores en las Notas al lector, y también que un pequeño grupo de combatientes revolucionarios, al mando del entonces comandante Antonio Enrique Lussón, se incorporó a las acciones el 19 de abril y durante varios días permaneció en el territorio de la ciénaga, incorporado a las tareas de captura y traslado hacia La Habana de los invasores fugitivos, optamos por centrar nuestros esfuerzos en redactar un libro donde —sin pretensiones de agotarlo— se reseñara con más amplitud este acontecimiento.

Los autores no solamente alcanzan el objetivo; el libro sobrepasa tales propósitos.

El contenido de la obra se expone en seis capítulos, con relativa independencia de cada uno de ellos y todos en su conjunto, concebidos con lógica y coherencia, nos presentan un cuadro integral de lo acontecido en aquellos terrenos pantanosos al sur de Cuba.

De este modo, en el primero, “A mediados de abril”, el lector encontrará las acciones terroristas previas, los planes frustrados y el rechazo a los bombardeos, así como la respuesta del Gobierno y el pueblo cubanos a tales hechos. En los capítulos siguientes, “Las primeras cuarenta y ocho horas de la batalla” y “Última jornada de combate”, segundo y tercero respectivamente, los autores describen los hechos ocurridos entre los días 17 y 19, correspondientes con el avance de las tropas cubanas por tres direcciones: la primera, central Australia, Playa Larga y Playa Girón; la segunda incluye el avance convergente desde Yaguaramas hasta San Blas; en tanto, la tercera, analiza lo ocurrido en Juraguá-Playa Girón, a lo largo de la costa.

En el capítulo 4, “Manos tras la cabeza”, el lector podrá familiarizarse con las órdenes impartidas por el Comandante en Jefe para la persecución y captura de los fugitivos y su visión político-militar estratégica, así como las acciones que para lograrlo se realizaron. En este, los autores relatan los pormenores de la tarea iniciada desde el primer día de combate y que se extendió hasta el mes de mayo. El lector podrá, a su vez, encontrar las manifestaciones de humanismo, respeto a la dignidad de los hombres y elevadas cualidades morales de quiénes cumplieron tan riesgosa misión en el tratamiento a los capturados y prisioneros.

De elevado interés resulta el capítulo 5 “Los prisioneros dicen…” Aquí los autores sacan a la luz a quiénes obedecían estas personas, por qué habían invadido a Cuba, dónde y cuándo se prepararon, cuáles eran sus propósitos, qué medios y con qué apoyo contaban, cómo desarrollaron la acción bélica y cuál había sido el tratamiento recibido luego de apresados a partir de los testimonios de alrededor de cuarenta vencidos que se presentaron ante la prensa durante las noches del 21, 22, 24 y 25 de abril. En acto de absoluta transparencia política y elevado valor humano, reiteran los autores, la joven Revolución Cubana permitía a los prisioneros expresarse libremente ante el pueblo cubano y el mundo.

Un momento particular en este capítulo se aprecia en la narración del encuentro de Fidel con los prisioneros invasores, tanto jefes como soldados, para conversar de tú a tú sobre diferentes asuntos y la conducta asumida al final del diálogo, de manera espontánea por ellos, de “estar dispuestos a defender el país en caso de producirse una nueva agresión de los Estados Unidos y sumarse a la cerrada ovación que los presentes le tributaron al líder cubano”.

En el capítulo 6 los autores recogen la comparecencia ante los tribunales y las sentencias, el reclamo a los organizadores para que indemnizaran a Cuba por los daños materiales ocasionados, así como los acuerdos firmados y la salida hacia los Estados Unidos de los mercenarios condenados a prisión.

Para alcanzar mayor rigor en la narración de los hechos, los autores acuden a fuentes documentales y testimonios de jefes y combatientes participantes en los hechos y, en varias ocasiones, a las conversaciones de Fidel con ellos. De este modo, el lector puede apreciar cómo el Comandante en Jefe fue siguiendo el curso de las acciones, el proceso de toma de decisiones y la dirección político-militar de la batalla de Girón y el tratamiento a los invasores prisioneros desde su captura, el juicio, la indemnización y la salida del país.

La victoria de Girón fue la expresión del talento político militar de Fidel y sus más cercanos jefes militares, de sus cualidades de mando y dirección, de su capacidad para apreciar la situación táctico estratégica, las fuerzas enemigas, el teatro de operaciones militares y el posible carácter de las acciones combativas  y, en correspondencia con ello, tomar las decisiones pertinentes. Sin que se declare explícitamente, los autores dialogan con el lector sobre tales aspectos.

Complementan el valor de la obra los diez anexos que la acompañan en los que se incluyen los comunicados al pueblo de Cuba y a los Pueblos de América y del mundo, la carta de Fidel al Comité Roosevelt —del 6 de junio de 1961— en la que expone la firme posición del país respeto a los hechos ocurridos y la culpabilidad del gobierno de los Estados Unidos; el Acuerdo entre los representantes del Gobierno de Cuba y del Comité para la liberación de los prisioneros de guerra, del 21 de diciembre de 1962 y los mercenarios elegidos por las unidades de la Brigada 2508 para gestionar la indemnización en los Estados Unidos.

Los autores anexan un compendio de citas de Fidel sobre la epopeya de Girón —expresadas en doce discursos pronunciados en el período del 19 de abril de 1962 hasta el 16 de abril de 1996—, en los que aborda diferentes momentos de la invasión, la derrota de la brigada mercenaria y la significación histórica de la victoria.

La amplia bibliografía consultada, el esquema de ubicación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y de la Brigada Mercenaria 2506, las fuentes periódicas y orales, así como los documentos de archivos adicionan un valor agregado a la obra en tanto ponen en manos de los interesados valiosa información para el estudio de nuevos aspectos relacionados con la batalla de Girón.

Ese es el libro que a modo de testimonio y narración histórica, Lussón Battle y José Ángel Gárciga someten a la consideración de los lectores, una obra en la que los editores, el diseñador de cubierta e interior, la corrección, así como la realización y mapas, acompañado de un dosier fotográfico sobre el hecho, se han esmerado para que el lector sienta el placer de haberse leído Girón: manos tras la cabeza.


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