Prevención, promoción y cooperación internacional están considerados los objetivos fundamentales a considerar en relación con la lucha y enfrentamiento a la trata de seres humanos, según planteamientos realizados en la sede habanera de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (Acnu), con motivo del Día Mundial contra la Trata de Personaspromulgado por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

En esta ocasión un panel conformado por los doctores Lydia Guevara Ramírez, Arnel Medina Cuenca y Antonio Israel Ibarra Suárez, prestigiosos especialistas y académicos pertenecientes a los Ministerios de Justicia, del Trabajo y Seguridad Social y de Educación Superior, junto al doctor Fermín Quiñones, director de la Acnu y a un numeroso grupo de miembros individuales y representantes colectivos, profundizaron en disímiles problemas acerca de todo lo relacionado con el tema Trata de personas, esclavitud de la Modernidad y sus incidencias en diversos contextos geográficos del mundo actual. Asimismo, el tema permitió contribuir a la elevación del nivel de percepción y reflexión de nuestra población y su nivel de denuncia contra tal delito.

A continuación, algunos planteamientos realizados:

La persona no es una mercancía, y el principal objetivo de los comerciantes de trata es convertir a los hombres en una cosa, en un objeto de comercialización en esclavos en pleno siglo XXI. Al respecto hay que observar que la trata de persona tiene distintas variedades, al degradarse al ser humano a la realización de una actividad ilícita, para transformarlo en mercancía, y no obstante los planteamientos realizados por instituciones internacionales como es el caso, entre otras, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la que promulga un convenio internacional referido a Trabajo forzoso el que se señala como una parte de la trata de personas con fines económicos o de índole sexual, penado por las leyes internacionales.

Igualmente, entre tráfico ilícito y trata de personas existen diferencias. En el primero se observa la ilicitud pero a partir de la posición consciente del sujeto "al querer moverse, buscar otro lugar, acceder a otro país en sus aspiraciones de hallar algo que vio o a lo cual aspira idealmente"; mientras que en el caso de la trata de personas —rememorar la trata negrera extendida en nuestra área caribeña a partir del siglo XVII—, existe la coacción, el maltrato físico y psicológico, el chantaje, las amenazas a partir del uso de la fuerza contra la persona y sus familias, como forma de degradación del ser humano y su utilización como mercancía. Todo ello una flagrante violación de los derechos humanos, en los que habría que distinguir el derecho a la educación, al trabajo, a la salud.

Y algo aun más terrible, según cifras brindadas por organizaciones internacionales como es el caso del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef): en los últimos cinco años existen más de 89 millones de personas sometidas a un régimen de trata a nivel mundial; 40 millones de ellas, se incluyeron en el 2016, entre ellas 5.4 víctimas por cada mil personas, y de ellas una de cada cuatro, son niños y niñas, con vista a ser utilizados con fines de trabajo forzoso como con fines de prostitución infantil. Esto es algo que debemos y tenemos que combatir constantemente para su total eliminación.

Pero algo más urgente de conocer: los clientes son también usuarios y, sin clientes, no existe ni existirá trata. Tanto tráfico como trata es un comercio que hay que combatir y, en lo esencial, la existencia de clientes quienes trafican y tratan con sus víctimas generalmente de países subdesarrollados.

Otro aspecto a observar es que en muchas ocasiones el trabajo infantil se produce como consecuencia de las apetencias e intereses de la propia familia, y de sus necesidades de que sus descendientes trabajen para que aporten económicamente. En ocasiones, incluso, la víctima de este comercio es invisibilizada y hasta estigmatizada en el sentido de que por capricho propio han llegado a ser lo que son (prostituta, proxeneta) ... Debemos situarnos en las causas y el origen de los hechos.

La Agenda 2030 concebida para el Desarrollo Sostenible tiene una meta que plantea Erradicar el trabajo forzoso y poner fin a las formas modernas de esclavitud y a la trata de seres humanos; poner fin al trabajo infantil e incluso, el reclutamiento de niños para las guerras, y para el 2035 poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.

Aun queda un gran camino por recorrer con vista a tales propósitos.