Como homenaje a la trascendental cineasta Chantal Akerman, tendrá lugar un ciclo de cine belga entre los días 10 y 13 de noviembre en la sala 1 del Multicine Infanta, en el contexto de la  Oncena Semana de la Cultura de ese país en La Habana.

Organizado por la Cinemateca de Cuba y la Embajada de Bélgica en La Habana, este ciclo cinematográfico tendrá su apertura el próximo día 10 con la proyección de la cinta Noche y Día (1991) dirigida por Akerman.

En este largometraje, en el que se advierte un homenaje indirecto a François Truffaut,Chantal Akerman (Bruselas, Bélgica, 6 de junio de 1950—Paris, Francia, 5 de octubre de 2015) narra la historia del triángulo amoroso entre Julie, una chica alegre y optimista, y  dos taxistas, Jack y Joseph, que la aman; los tres viven  sus relaciones pasionales separadas en dos mitades del día, casi sin dormir.

Akerman inicia su carrera  en 1968 con 18 años dirigiendo el filme  autofinanciado de 13 minutos Saute ma ville (Salta mi ciudad); en  el año 2015 realiza su última película No Home Movie, dedicada a su madre que había sobrevivido a los campos de concentración; controvertida cinta que fue presentada ese año en el Festival de Locarno, Suiza, y en la semana de su fallecimiento en el Festival de Nueva York.

A lo largo de sus 47 años de  carrera  dirigió cerca de 50 filmes de diferentes metrajes y géneros, desde documentales hasta comedias musicales, en muchos de los cuales trabajó como actriz.

El filme que la dio a conocer fue Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles (1975), donde ejemplifica su modo de evadir la narrativa convencional mediante la elipsis, fue un trabajo experimental sobre la agresión y fue considerado  por el New York Times como "la primera obra maestra de lo femenino en la historia del cine”.

Chantal Akerman fue una precursora de la mirada femenina cinematográfica. Sus cintas abordan las observaciones reflexivas sobre el tiempo y la memoria, la vida cotidiana, las necesidades básicas, la sexualidad, el aislamiento, la soledad y la política de exclusión en el siglo XX. Ofreció una nueva mirada filosófica a la intimidad femenina, al cuerpo de la mujer; fue considerada por muchos una pionera del cine feminista y experimental y una de las cineastas más originales de la modernidad europea.

Akerman desarrolló una obra consagrada a romper las normas cinematográficas con un lenguaje propio, difícil e impopular. Su estilo estuvo matizado por la reiteración y las tomas largas.

En varias ocasiones confesó que su inspiración para hacer cine fue Pierrot, le fou (1965), una de las obras maestras de Jean-Luc Godard que marcaron los años 60 y dieron un vuelco al cine. Este cineasta despertó en Akerman el interés por plasmar la violencia contenida en lo cotidiano.

Algunos de sus filmes abrazan el tema del exilio y la falta de comunicación, siempre con precisión expresiva y rigor; sus personajes se mueven orgánicamente entre la realidad y la fantasía con un discurso poético que la ubica entre los cineastas clásicos de los siglos XX y XXI.