El pasado día 28 de marzo en la sala
Caracol de la UNEAC se realizó un homenaje al reconocido cineasta cubano
Rogelio París, al cumplirse un año de su desaparición física.
La Asociación de Cine, Radio y
Televisión de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y el Instituto Cubano
del Arte e Industria Cinematográficos organizaron este acto en el que se
encontraba presente Roberto Smith, presidente de ese instituto, familiares de París,
así como un grupo grande de amigos, artistas y colegas que colmaron el recinto.
Luciano Castillo, director de la
Cinemateca de Cuba, el periodista y crítico de cine Rolando Pérez Betancourt y
el general (r) Enrique Acevedo conformaron un panel que
recordó pasajes de la vida y la obra del homenajeado.
Luciano centró la intervención en la
lectura de algunos fragmentos de su libro
Rogelio París: Nosotros, el cine, próximo a publicarse por Ediciones ICAIC y
que reúne un grupo de testimonios de personas que conocieron al director
cinematográfico detrás de las cámaras.
En el texto Luciano aborda aristas
fundamentales de la personalidad de París, destacando esencialmente su larga
vida dedicada al cine, su tenacidad y su pasión por la cultura cubana.
Destacó que todos los que lo
conocieron recuerdan con afecto al “dire”-- como muchos le llamaban-- “por su
innata capacidad para comandar, no solo, un ejército de fotógrafos y sonidistas
asistentes, sino de soldados convertidos en extras en sus producciones
cinematográficas”.
En cuantoa Nosotros la música, su primer filme realizado con el ICAIC, aseguró que “en su estreno, ningún crítico criollo o extranjero se percató de la trascendencia de este documental felizmente redescubierto por la Cinemateca de Cuba casi cuatro décadas más tarde”, pieza en la que el realizador tuvo una preclara visión para seleccionar del riquísimo catálogo de la música cubana a exponentes esenciales de esta manifestación.
A partir de este momento, señaló
Luciano, el cineasta conformó una filmografía que exhibe más de veinte
documentales de diferentes temas, entre estos cinco largometrajes y cuatro
cintas de ficción los cuales presentan como ejes centrales la música, el tema
bélico y el esfuerzo de los cubanos como constructores de un hombre y una
sociedad nuevos.
Castillo subrayó que París fue un fervoroso martiano que colocó siempre al ser humano en primer plano de su discurso fílmico y a la vez un defensor ferviente del cine como espectáculo.
Mencionó además algunos de los filmes
que dirigió París como La batalla del
Jigüe, No tenemos derecho a esperar,
Algo más que una medalla, Canto a la vida, La huella del hombre, y las imprescindibles Caravana y Canganba, esta
última “significó un hallazgo luego de catorce años de búsqueda de una estética
particular que respondiera a la idea de describir cómo el hombre reacciona en
situaciones límites y en la guerra”, explicó el director de la Cinemateca.
Pérez Betancourt, amigo de Rogelio París
durante cuarenta años, evocó algunos aspectos de la vida de este ponderando que
“siempre tuvo una gran comprensión hacia la crítica de cine”.Resaltó también su
sentido del humor y dijo que en sus películas se aprecia “el talento de un
hombre que hacetodo lo que puede y siempre sabe que pudo haber hecho más”.
Con Cangamba, afirmó: “Rogelio logró una cinta con todos aquellos atributos que necesita un filme-- llamémoslo entre comillas comercial-- capaz de atrapar a cualquier tipo de espectador, no solo el que se identifica con los asuntos históricos e ideológicos que refleja la película, sino también como espectáculo”.
A continuación apuntó que en su opinión
uno de los puntos más destacables de la obra de París es “el sentido
periodístico que supo impregnar a toda su filmografía”.
El realizador tuvo fuertes relaciones de
trabajo durante la filmación de sus
películas de tema bélico con el General Acevedo, del cualrecibió
asesoramiento;el oficialrememoró algunas anécdotas que compartieron y en las
que se ponen de manifiesto la creatividad, imaginación desbordada y
profesionalismo del cineasta, el cual, confesó,“me pedía cosas que me
desconcertaban y me atemorizaban”.
Los tres panelistas coincidieron en que Rogelio París fue ser humano honesto, emocional, sencillo y amistoso y uno de los cineastas de huella más profunda en la historia de la filmografía nacional.
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