Homenaje popular a Benny Moré en el Sábado del Libro


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Un verdadero homenaje popular al Bárbaro del Ritmo, constituyó la presentación en el Sábado del Libro del volumen Benny Moré, el símbolo de la música cubana, del periodista Rafael Lam.

Como en muy contadas ocasiones anteriores, el público comenzó a tomar la Calle de Madera desde las ocho y media de la mañana; por supuesto las sillas no alcanzaron y la cola para adquirir el libro empezó a formarse desde bien temprano, y luego se convirtió en un desenfreno.

La presentación estuvo a cargo del doctor Eduardo Torres Cuevas quien comenzó con una reflexión acerca de la magnitud real de la música cubana y cómo la misma ha sido «el núcleo central de lo que pudiéramos llamar el espacio de la cultura cubana, que es muy amplia pero siempre su expresión más sensible, la que más llega, la que está en todas partes, la que estuvo en todos los escenarios, fue la música», aseveró el respetado historiador.

Más adelante, comentó acerca de la interpretación de la Jazz Band Benny Moré con que dio inicio el encuentro: «Lo que acabamos de escuchar fue precisamente el Benny hoy, el Benny aquí, el Benny presente», y resaltó la importancia de las décadas del 40 y el 50 del pasado siglo para el desarrollo de la música cubana, décadas fundacionales para la cultura cubana, las llamó.

Se refirió a la relación fecunda del Sonero Mayor con el maestro Dámaso Pérez Prado y su orquesta, elementos significativos en su desarrollo. «Yo creo que así va conformando en gran medida su idea, su sentido, su ritmo, y creo que era algo que llevaba por dentro y solamente lo podía llevar por dentro por su propia historia, por su lugar dentro de la sociedad cubana», afirmó y agregó que el cantor nace en una de las regiones musicales más importantes del país, como es la antigua provincia de Las Villas.

«Muchas veces cuando hablamos de cultura, estamos haciendo referencia al mundo culto, elaborado. Yo entiendo por cultura el modo de ser, hacer y sentir de un pueblo; si no hay un pueblo con su modo de hablar, su modo de sentir, su modo de actuar, entonces es muy difícil que se produzcan fenómenos tan excepcionales como Benny Moré que es hijo de su pueblo, habla a su pueblo y su pueblo lo entiende» declaró.

Se dió a la tarea, a la sazón, de explicar el título del libro:

« ¿Por qué es el símbolo de la música cubana? Porque en él se fueron concretando toda una serie de cualidades que lo hicieron emisor de un mensaje, pero, ¿quién era el gran receptor? El pueblo. ¿Quién lo convierte en ídolo? El pueblo. ¿Quién quiere ir a bailar con el Benny? El pueblo, y es el pueblo precisamente quien conserva su memoria».

En otro momento de su espontánea y emotiva intervención, Torres Cuevas evocó la existencia de las victrolas, en las épocas mencionadas, que alcanzaron una cifra cercana a las 10 mil en el país. «Sin la victrola no hay historia de la música cubana; nosotros, la gente del pueblo, bailábamos con las victrolas que estaban en las bodegas de las esquinas y el barrio se musicalizaba con las victrolas (…) y el rey de las victrolas era el Benny», advirtió.

Hizo énfasis en el carácter genuino de Bartolomé Maximiliano Moré; «no es un artista fabulado, retocado, comercializado; nunca dejó de ser lo que era y yo creo que ese es uno de los sus grandes méritos históricos», consideró.

Luego recordó que el fabuloso vocalista natural grabó cerca de 68 boleros y 47 sones y sones montunos; « Ahora, el bolero del Benny no era el bolero de todo el mundo, no era un bolero cualquiera; (…) cantó piezas extraordinarias y las colocó en lugares de preferencia y de esa preferencia que dura toda una vida, que no muere, que siempre que se oye uno siente la misma emoción», apuntó.

Seguidamente añadió: «El Benny no tiene tiempo histórico; el Benny no fue una época; el Benny fue Cuba, y esa Cuba fue ayer, es hoy, y es la Cuba que tenemos que preservar, es la Cuba que tenemos necesidad de rescatar y mantener, y es en su música donde están estas profundas ideas».

Subrayó entonces la trascendencia de Benny Moré para la cultura cubana: «Tenemos una identidad y esa identidad, profundamente, la expresaba el Benny con su música».

Hacia el final de sus palabras, el director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, citó a Nicolás Guillén:

« Los dioses mueren jóvenes, no se van, su arte nos comunica con la fuente en que bebieron. Cuba ha llorado con lágrimas que mojan, su voz suena como nunca, sin parar ni apagarse en el aire nuestro de cada día ».

Y concluyó revelando:

«Yo siento como si el Benny mejorara cada año, es una extraña sensación; mientras más lo oigo, más lo valoro; mientras más se oye más presente se siente, más artista, más símbolo (…) solamente hay que oírlo, en este sentido ese es el raro secreto del verdadero arte; podrán tratar de definir los teóricos muchas cosas, pero el fenómeno del genio, ese no tiene definición, ese nace sin que nadie pueda predecirlo, crece sin que nadie pueda predecirlo, triunfa y se mantiene sin que nadie pueda definirlo: ese es el Benny.

Especialmente sobre el título presentado dijo:

«Lo que tiene de extraordinario es que es el resultado del estudio y de la vivencia de toda una vida detrás de Benny Moré, por eso considero que es un libro extraordinario, es un libro necesario, es un libro imprescindible, para el que quiera comprender, no solo al Benny, sino al mundo en que surgió el Benny, y sobre todo, por qué el Benny sigue tan vivo hoy como lo estuvo en aquel tiempo».

En este tributo al centenario del juglar lajero participaron, entre otras personalidades, Pedro Norberto Castillo, autor del son montuno «No hay tierra como la mía», y los actores Enrique Molina y Renny Arozarena, quienes protagonizaron en el año 2006, el filme El Benny, del director Jorge Luis Sánchez.


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