HOY es el día de Alicia-Giselle


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¿Cómo puedes bailar Giselle, si Giselle eres tú?, preguntaba ese destacado crítico que fue el inglés Arnold Haskell, al ver a aquella willi-bailarina que cruzaba el escenario sin tocarlo con sus suaves zapatillas… Un día de junio de 1967 le escribía: “Fue algo tan pleno en cuerpo y espíritu, un éxtasis de felicidad, sufrimiento y perfecto amor, que no puede describirse con palabras. Yo, no pude aplaudir. Lloré en los dos actos por el drama que se convirtió en sufrimiento nuestro: y también porque creí, no obstante, la ciencia, que transcurrías deslizándote más allá del suelo, y emergías flotando desde los brazos de tu compañero...”.

Aquella bailarina de los sueños de Haskell, un 2 de noviembre del año 1943, cambiaba su nombre sin darse cuenta, al sustituir a Alicia Márkova durante una temporada del Ballet Theater de Nueva York. Sobre la escena del Metropolitan Opera House, primero fue una ingenua y tierna campesina, después, un espíritu que se esfumaba ante la emoción. Al despertar de aquella función, amaneció otra. Ya no era Alicia Alonso. Era Giselle... Desde entonces, ha elevado el personaje sobre el largo camino recorrido por la obra, resumiendo generaciones completas de artistas, desde que la Grisi la estrenara en 1841, y aportándole nuevos perfiles.

Hoy, en el año del Centenario de la prima ballerina assoluta, recordemos, pues, que el dos de noviembre, es el día de Giselle, aunque 77 años la separen de esa fecha memorable. Por eso, la célebre bailarina, celebró siempre, desde entonces dos cumpleaños, el de Giselle, en noviembre y el de Alicia, en diciembre. Aquel indiscutible éxito de la temporada otoñal del Ballet Theater fue también la justa recompensa a un talento, a una vocación y a un coraje decidido a no dejarse vencer por la más cruel adversidad. Alicia, junto a Fernando y Alberto Alonso fundaron, cinco años después de aquel debut, en 1948, el Ballet Alicia Alonso, devenido, luego del triunfo revolucionario, en el Ballet Nacional de Cuba. Hoy, desanda el mundo mostrando los cauces de la Escuela Cubana de Ballet. Por sus filas han pasado muchas generaciones que llevan la marca de su “progenitora”, como símbolo que la semilla sembrada germinó.

Muchos personajes, Alicia Alonso, encarnó sobre la escena, pero Giselle resulta su mayor símbolo. Y cuando Giselle baila con Alicia… Qué decir del mar cuando enloquece y hace gemir a la costa. O el bosque en su dramática cópula con la tormenta. Qué decir de ese instante supremo de felicidad cuando uno cree ver el aire mismo. Qué decir ante el desafío del artista con la escena, cuando logra derrumbar, sin apenas una huella, las paredes del teatro, para alzarse con la vida. Qué decir de todo esto y, sin embargo, qué tanto sentir reclama palabras. La divina Alicia en su Giselle. La mejor realidad aquella que nos parece un sueño. En ella está la Giselle, tan comentada y todavía tan inspiradora de nuestra Alicia Alonso.

Dos actos inolvidables nos entregan como lo soñaron quizá sus creadores del siglo XIX. Gautier, Adams, Coralli, Perrot. Ella revivió al personaje de nueva sangre con su sin par versión. Su concepción de la frágil campesina y luego de la etérea willi es excepcional y lo han confirmado los más prestigiosos especialistas de todo el orbe en los últimos tiempos. Bailarinas de talento han dado su piel a la interpretación del inolvidable rol de esta historia de amor, durante casi 180 años. Muchas han bailado Giselle, pero solo con Alicia, Giselle baila. De variadas materias se construyen los monumentos, este que esculpe Alicia en Giselle es eterno, llega desde el sentimiento mismo. Por eso, ahora, en este, su año del Centenario, acercarnos memorias, recuerdos, emociones para, transparentar, arte mediante, la luz que baila….


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