Jilma Madera, Mujer, Caoba y Flor en la Cultura cubana.


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Es El Cristo de La Habana, colosal escultura que representa a El Sagrado Corazón de Jesús, estatua de mármol de Carrara, con 20 metros de altura sobre una base de 3 metros, la obra que más identifica a la escultora cubana Jilma Madera.

Una mujer artista cuya fortaleza fue descrita elegante y dura como la caoba, flexible como la majagua, fragante como el jazmín de Arabia y aromática como la flor del cafeto, con su sello propio y original. Probablemente este talento está reunido en la extensa obra emplazada en los más diversos lugares de Cuba y otros países como Puerto Rico, Estados Unidos, la antigua República de Armenia de la extinta U.R.S.S. Aunque sea el Cristo de La Habana su obra más popular la artista nos legó Monumentos como "El Pacto del silencio" dedicado a la familia Pérez ubicado en el Cacahual, el busto de José Martí situado en el Pico Turquino, los relieves de Carlos J Finlay, Miguel de Cervantes, William Shakespeare son el resultado de la entrega de una artista, de una mujer que a pesar de interrumpir su labor creadora en 1960 por la glaucoma, no cesó en su empeño de aportar al desarrollo de la cultura cubana no solo como escultora y artista, sino también como promotora cultural, poniendo a disposición de su tierra todo su talento y conocimiento.

Lilia Jilma Madera Valiente nació Pinar del Río, Cuba, el 18 de septiembre de 1915 y falleció el 21 de febrero de 2000. Dentro de las Artes Plásticas cubanas fue la primera mujer en el mundo en realizar una obra de tan gran magnitud y que ha sido la más popular del territorio cubano: el Cristo de La Habana.

Cuentan que amó mucho el pequeño pueblo donde nació y que aún cuando la mayor parte de su vida y su producción artística se desarrolló fuera de su tierra natal, siempre regresaba a él. En Homenaje a esta creadora cubana en el año 2003 el museo municipal de San Cristóbal recibe un grupo de objetos relacionados con la artista y a partir de este momento se comienza la búsqueda y localización de personas, familiares que pudiera brindar información sobre la escultora y obtener otras pertenencias.

Hoy la significación de Jilma Madera como artista de la plástica en Cuba se archiva en un patrimonio local, el Museo dedicado a su vida y obra, con una valiosa colección de 775 piezas integradas por 480 fotografías que revelan momentos importantes en la vida del artista. Conforman la amplia iconografía instantáneas tomadas durante la travesía y colocación del busto de José Marta en el Pico Turquino, la intensa labor desarrollada por Jilma junto a los operarios en Carrara Italia, cuando realizaba la escultura del Cristo de La Habana, de sus viajes y reuniones familiares y profesionales, desafiando el tiempo, para enseñarnos el arte de la escultura, de la estética y de la síntesis. Está ahí esculpiendo cada obra con la originalidad y belleza de siempre, plasmando así las inquietudes de su alma.

A más de dos décadas de su desaparición física Jilma Madera la cultura cubana recuerda a esta artista, una creadora que desafía el tiempo, y hace visible el arte de la escultura, y de la estética, a través de la belleza y originalidad de sus monumentos, para siempre llenos de vida.


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