Compañeras y compañeros:
“...La madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura”,
Con esta sentencia martiana, profundamente impregnada en el pensamiento de Fidel Castro, quien exhortó a salvar la cultura en medio de los dramáticos y difíciles momentos del denominado Período especial, quiero subrayar el significado extraordinario de este acto en el que se otorga la distinción Por la Cultura Nacional a un valioso grupo de compañeras y compañeros que, desde sus respectivas actuaciones como promotores y estudiosos del legado del más universal de los cubanos, con verdadera pasión y comprensión de la importancia de esa labor, sin amilanarse por obstáculos o dificultades materiales, vienen sembrando en el alma del pueblo, desde hace años y de manera sistemática, ideas que fertilizan y afirman la identidad de la Nación Cubana y los sentimientos de amor por la Patria, que son también por la Humanidad.
Esta decisión del ministro de Cultura de Cuba, a propuesta del director de la Oficina del Programa Martiano, representa un valioso instrumento de estímulo moral del Estado a personas que en cualquier lugar del país se destacan en la hermosa tarea de regar las ideas del Maestro y en consecuencia aportan a la educación ciudadana y a la formación de una cultura integral que defienda, desde la cosmovisión martiana, los mejores valores morales, éticos y estéticos.
Los que conocemos a lo largo y ancho de nuestro archipiélago la vocación y la praxis de muchísimas mujeres y hombres, jóvenes y adultos, que enaltecen el activismo con generosidad y entrega en clubes martianos, consejos municipales y filiales provinciales de la Sociedad Cultural José Martí, en proyectos socio-culturales comunitarios, en el movimiento juvenil martiano, en instituciones martianas diversas, en cátedras martianas del sector de la educación, y en organismos y organizaciones que integran el Programa Nacional de Estudio y Promoción del Ideario Martiano, sabemos que pudieran contarse por cientos, diría que por miles las personas merecedoras del honor que hoy recibe un grupo representativo de ellos. Es claro que no están todos los que son; pero sí son todos los que están.
Sin embargo, nos place saber a los que desempeñamos alguna responsabilidad en este sistema institucional vinculado a la Oficina del Programa Martiano, que en lo adelante esta entrega constituirá una línea permanente de reconocimiento a todos aquellos que —desde la Sociedad Cultural José Martí, el Centro de Estudios Martianos y otras instituciones del país— realizan —y se destacan— en el hermoso trabajo de investigación y de promoción de la vida y obra del Apóstol de la Independencia de Cuba.
Realmente es muy representativa —y justa— la integración de este grupo que hoy recibe tan importante Distinción, en el cual se apreciará un interés por reflejar distintas provincias y responsabilidades, pero que en todos hay méritos suficientes. Están tres presidentes de filiales de la Sociedad Cultural José Martí con excelente labor en sus respectivas provincias; tres destacadísimos activistas de esa Organización en diferentes municipios; un joven muy relevante del Movimiento Juvenil Martiano; dos investigadores con una obra reconocida en los estudios sobre el Maestro; y una institución martiana de gran prestigio y de indiscutible influencia social, especialmente sobre la niñez.
Ellos son:
Mercedes Guerra González, maestra de larga trayectoria y de muchos reconocimientos sociales, es —sin abandonar su puesto de trabajo en la CTC— la actual presidenta de la filial provincial de la Sociedad Cultural José Martí en Mayabeque. Con excelentes resultados en su desempeño, su liderazgo y sentido de la responsabilidad no solo han proyectado de manera sobresaliente el trabajo de promoción martiana en todos los municipios, que cuentan con sus respectivos Consejos, y 91 clubes martianos, sino que ha convertido la sede de la Organización en una verdadera institución cultural, posiblemente la más influyente de la provincia, con una linda programación dirigida a niños y jóvenes de los diversos niveles de enseñanza y a colectivos laborales. Es menester subrayar su capacidad para coordinar, integrar y convocar a las instituciones a los programas de formación de valores, respetando siempre el papel y la función de cada organismo.
Teófila Acea Antúnez, fundadora de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia de Granma, es la presidenta de la Filial Provincial de esa Organización, donde goza de prestigio entre sus miembros y desde la cual ejerce sus obligaciones de dirección, sin abandonar su trabajo en la Biblioteca de aquel histórico territorio. Extraordinariamente leal al sistema institucional diseñado por el Dr. Armando Hart Dávalos, es muy marcado su interés y preocupación por la preservación de los sitios de interés cultural, en especial en torno a aquellos relacionados con la Historia Patria. Maestra de larga trayectoria, ha realizado una importante labor en función de desarrollar el hábito de la lectura entre los jóvenes y adultos. Sobresalen sus esfuerzos como relevante promotora cultural y su destacado trabajo de vinculación con el Sector de la Cultura en diferentes áreas, como la Fiesta de la Cubanía, los talleres literarios, ferias del libro, encuentros de poesía, el consejo editorial de Bayamo, así como sus nexos con la Asociación Hermanos Saiz.
Profesora de profundas convicciones martianas, Maricela Valido Portela, dispone de una bella y larga trayectoria en el campo de la enseñanza de más de 21 años. Por sus méritos en el trabajo interno de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia de Camaguey, a la que se incorporó tempranamente, fue electa hace diez años presidenta de la filial de esa Organización en la tierra del Mayor. Sin abandonar sus tareas en la docencia, ya como metodóloga de Historia, ya impartiendo clases en la escuela del Partido, en el Instituto Pedagógico o en la Universidad, su actividad al frente de la Sociedad Cultural, y su capacidad para nuclear otros activistas, ha permitido un salto importante de la labor de la Organización en el territorio agramontino, favoreciéndose el desarrollo de numerosos proyectos socio-culturales comunitarios, ampliándose la red de clubes martianos, y, sobre todo, dotándose de una sede provincial excelente, que comparte con la Unión de Historiadores, y donde se realizan multitud de actividades de valor ideológico-político y cultural. En reconocimiento a ese empeño se celebró allí en el 2017 el Comité Nacional de la Sociedad Cultural José Martí, con excelente organización.
Rubén Preval Sánchez, es miembro fundador del Consejo Municipal de la Sociedad Cultural José Martí en el municipio Niceto Pérez, de Guantánamo. Desde esa responsabilidad, que ejerce como activista, aglutina a los diferentes clubes martianos y sabe estrechar vínculos y las debidas coordinaciones con diferentes instituciones y sectores, en especial con los campesinos y cooperativistas, Educación, Cultura, el Movimiento Juvenil Martiano y la UJC, la Brigada de Instructores, el MININT y las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Es notorio y relevante su actividad con los jóvenes en los territorios de Niceto Pérez e Imías, destinado a promocionar el estudio de la vida y obra de José Martí. Coordina el Proyecto “Martí vigente entre nosotros”, el cual está dirigido al desarrollo y fomento de los bosques martianos, así como al rescate de tradiciones alimenticias y la medicina natural, y el fomento de una cultura de la naturaleza. Ha protagonizado en varias ocasiones, junto a los jóvenes y a pesar de su edad avanzada, la caminata de la ruta martiana. Constituye un verdadero ejemplo de entrega a las actividades de difusión del ideario martiano, siempre en disposición de participar en seminarios juveniles y eventos relacionados con los jardines y bosques martianos.
Muchos quisiéramos tener el dinamismo de Sara González Cabrera, otras de las homenajeadas hoy, que registra ya 84 años de edad, y que es una consagrada promotora del legado de nuestro Héroe Nacional, presidenta fundadora del Club Martiano de jubilados de la Educación en Jaguey Grande y del consejo municipal de la Sociedad Cultural José Martí en ese municipio matancero. Abnegada Educadora desde la noble y épica campaña de Alfabetización, su prestigio como maestra se refleja en la admiración y el afecto de todos los que fueron sus alumnos, así como en la capacidad de convocatoria en aquel territorio para asegurar el éxito de numerosas actividades de corte histórico y promoción del ideario del autor de La Edad de Oro. Sin duda, una destacada activista comunitaria, que constituye un verdadero ejemplo de entrega y devoción por el legado del Apóstol.
Rafael Rodríguez Ortiz, a quien todos cariñosamente llamamos Felo, es el creador de historiador del Bosque Martiano de Ariguanabo en San Antonio de los Baños, institución de referencia nacional de los bosques martianos del país, una línea de trabajo que ha impulsado desde su fundación la Sociedad Cultural José Martí, en correspondencia con el carácter precursor de nuestro Apóstol en la defensa de la naturaleza y como una forma paralela de educación para las nuevas generaciones y adultos, y que favorece también indagar en el Diario de Campaña del Maestro. El esfuerzo desplegado por Felo para desarrollar aquel lugar no tiene paralelo. Hoy es un espacio de reflexión y de estudio, y también para actividades patrióticas, educativas y culturales con los niños y los diferentes sectores sociales. Jubilado por razones de salud, Felo no deja de ir un día al Bosque Martiano, aconsejando, asesorando, y trasladando su experiencia. Es un ejemplo de vocación por afirmar socialmente el legado de José Martí.
Yusuam Palacios Ortega, es uno de esos jóvenes que uno se siente extraordinariamente orgulloso de escucharles y advertir su ejemplaridad. Ahora muy conocido por sus formidables intervenciones públicas cargadas de patriotismo y amor por las ideas del Maestro, y por su sabia conducción al frente del Movimiento Juvenil Martiano, que bajo su presidencia —y con el apoyo de la Unión de Jóvenes Comunistas— ha dado un salto cualitativo extraordinario, para beneplácito de todos los que creemos en los jóvenes como conductores de la continuidad creadora de este proceso revolucionario que tanto esfuerzo, sangre y vidas ha costado a nuestro pueblo. Pero muchísimo antes, lo recordamos casi niño, desde sus años de estudiante del nivel medio, mochila al hombro y haciendo lo mismo a favor del estudio de la vida y obra de José Martí; y lo recordamos en la Facultad de Derecho —donde se graduó— trabajando con ahínco por afirmar el ideario entre los universitarios; y como presidente también del Movimiento Juvenil Martiano en la provincia de La Habana. O sea, estamos ante un valioso y consagrado promotor del conocimiento de la vida y obra de José Martí, sin nunca mencionar obstáculo alguno, y que no solo lo hace desde la práctica social y política en municipios y provincias, sino aprovechando también todos los medios a su alcance: revistas, periódicos, espacios en soporte digital... Un joven ejemplar, con gran prestigio entre los suyos, y en el pueblo en general. Por su entrega, conocimiento y modestia, justamente fue electo también como vicepresidente de la Sociedad Cultural José Martí, y además dirige con acierto la Fragua Martiana, en la Universidad de La Habana.
Combatiente de Playa Girón, Rodolfo Sarracino Magriñat, actualmente un sobresaliente Investigador Titular del Centro de Estudios Martianos, es de esos intelectuales que ha sabido tomar en sus manos lo mismo el fusil que la pluma para defender a la Revolución Cubana. Su vocación por la investigación histórica la advirtió tempranamente, en medio de los avatares del servicio exterior. Y desde los primeros momentos de la creación del Centro de Estudios Martianos —hace ya 40 años— se vinculó al mismo como colaborador. Autor de importantes textos entre las décadas del 70 y el 80 pasadas, entre ellos Los que volvieron a África, una obra trascendental para los estudios africanistas; Sarracino se ha destacado en la labor de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí, la investigación y proyecto editorial más importante de la nación cubana hoy. Sus últimos libros José Martí y el Caso Cutting; José Martí en el Club Crepúsculo de New York; y En busca de nuevos equilibros, basado en el proyecto político martiano, lo colocan entre los destacados investigadores de la vida y obra de José Martí, cuyos resultados tienen un gran valor para los estudiosos del legado del autor de Nuestra América.
Marlene Vázquez Pérez es una acuciosa y pródiga Investigadora Titular del Centro de Estudios Martianos, cuyas obras escritas representan un valioso aporte a los estudios sobre José Martí. Algunos de esos textos, muy reconocidos y premiados, son Martí y Carpentier: de la fábula a la historia; La vigilia Perpetua. Martí en Nueva York; la selección de textos de José Martí Norteamericanos: apóstoles, poetas, bandidos; De Surtidor y Forja: la escritura de José Martí como proceso cultural, este último Premio de la Academia de Ciencias como obra de investigación. Su reconocimiento internacional se aprecia en su activa participación en numerosos congresos y eventos dentro y fuera de Cuba dedicados a los estudios literarios. Forma parte del selecto grupo de investigadores que trabaja en la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí y a su cargo estuvo el tomo 22, ya publicado, de ese proyecto editorial.
También recibirá esta Distinción por La Cultura Nacional, como institución, el Museo Casa Natal de José Martí, fundado en 1925, centro que realmente alcanza una atención priorizada por el Estado a partir del triunfo revolucionario de 1959. Actualmente es una institución subordinada a la Oficina del Historiador de la Ciudad, que con esmero se ocupa de ella. Anualmente recibe alrededor de 80 mil visitantes, fundamentalmente niños y jóvenes. ¿Quién no ha sentido regocijo y placer al visitar lo que los niños llaman “la casita de Martí”?. Es una tradición arraigada —y casi obligada— en muchas familias cubanas pasar por ese lugar sagrado. El Museo Casa Natal cuenta con una programación muy variada para incentivar hábitos de lectura y de participación en procesos culturales; entre otras actividades, el destacado colectivo de trabajadores del Museo Casa Natal, con su dinámica directora al frente, participa en el Programa del Adulto Mayor con apoyo a los Círculos de Abuelos, y con tertulias martianas de la tercera edad, y con la Sociedad Cultural José Martí de La Habana promueve el hermoso Proyecto “La casa natal en el barrio”, que incluso se ha extendido a otras provincias.
Estamos, pues, ante un muy representativo grupo que expresa en su quehacer, muchas veces anónimo o con poca presencia mediática, la enorme reserva humana, ideológica y cultural de que dispone nuestro país para enfrentar los retos que impone el futuro, y que estará siempre al servicio de nuestro Partido; un Partido martiano desde su origen y conceptualmente así definido.
Un futuro que debemos construir todos, y con gran sentido creador, porque no puede decirse que a lo que aspiramos, un socialismo próspero y sostenible, ya existe un camino trillado. José Martí, sin embargo, en esa travesía es indiscutiblemente una fortaleza que tiene nuestro pueblo; podría decirse que una riqueza extraordinaria de pensamiento.
Porque en la batalla que tenemos por delante para labrar ese futuro no podemos permitirnos ser ingenuos. Hay que defender siempre la unidad nacional; estimular todo lo que nos una y desechar todo lo que nos divida. El enemigo histórico de Cuba, que trata de imponer al mundo el consumismo del capitalismo salvaje, con toda la injusticia social además que representa ese sistema, trata de inculcar conceptos y modos de vida a nuestro pueblo ajenos a los sueños de Martí y de Fidel.
Pretenden cercenar y acabar con la razón y el juicio crítico, desean que la gente no piense en proyectos sociales de futuro, que la dinámica del consumismo y el entretenimiento banal y sin contenido realmente cultural y humanista, sustituyan al pensamiento.
No es eso lo que quiere Cuba cuando habla de prosperidad. Habla de alcanzar el bienestar material para el pueblo, claro está; racional y sosteniblemente; y nunca ajeno a la justicia social y al bienestar también espiritual, que tiene en las ideas de José Martí y Fidel Castro referentes excepcionales.
Los cientos, los miles de mujeres y hombres, jóvenes y adultos, que como simples activistas y con vocación martiana que trabajan a lo largo y ancho del país por inculcar en los ciudadanos las nobles ideas de Martí, y por extensión de Fidel, son importantes constructores de ese sueño que más temprano que tarde los cubanos concretaremos a plenitud y por cuya defensa distintas generaciones han mantenido ya 60 años de resistencia y 150 años de lucha.
Enhorabuena a estos fervientes martianos que reciben hoy esta Distinción por la Cultura Nacional.
Muchas gracias.
Héctor Hernández Pardo.
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