Santa Clara.- Pinturas y esculturas cohabitan en el interior de la bella arquitectura del Teatro La Caridad y forman parte de la larga historia de 134 años del principal coliseo de una ciudad que cumple su aniversario 330 en julio próximo.

Mucho se habla de los exteriores del inmueble mientras entre los añejos muros se guardan joyas como los bustos de Calderón de la Barca y José Echegaray, dramaturgos españoles, obras ubicadas en el vestíbulo y que estuvieron a cargo de Miguel Melero, pintor y escultor cubano nacido en 1836.

Martha Abreu, patriota y benefactora de la ciudad, quien costeó la construcción del teatro, recurrió a pintores y decoradores, sobre todo de Europa, que habían bebido de las fuentes de los grandes movimientos pictóricos en Francia, Alemania e Italia y España.

El relieve de la embocadura fue similar a la del Teatro Linneo de París así como también el entramado de pisos de madera, escenario, lunetario y celosías decorativas caladas y numerosas puertas, ventanas y huecos para aire que facilitan la acústica y la visibilidad desde cualquier ángulo.

Camilo Zelaya, filipino y discípulo de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando de Madrid, tuvo a su cargo la pintura que ocupa el cielo raso del salón principal, con variedad de colores y escenas que representan tres personajes: el Genio, la Fama y la Historia.

El Genio ilumina al mundo y a la isla de Cuba con su antorcha encendida, la Fama con su trompeta pregona, anuncia y la Historia tiene un gran libro donde recoge los acontecimientos.

Sobre la embocadura o abertura del escenario el artista pintó un hermoso mural con alegoría a los personajes de Pierrot y Colombina, al carnaval, a la fotografía y al teléfono.