Julián del Casal y de la Lastra murió  un día como hoy  de 1893; había nacido  en el pueblo de Artemisa, el 7 de noviembre de 1863; solo vivió 29 años, y en tan corto plazo dejó  un impresionante inventario poético que lo ubica en uno de los primeros escalones del movimiento modernista hispanoamericano.

Pasó su niñez en La Habana, en la casa de la calle Cuba No. 4.; estudió derecho, pero abandonó este camino pues ganaron sus ansias literarias y sus trabajos periodísticos, que le permitían sustentarse.

Esta labor dejó huella en numerosas publicaciones periódicas de Cuba como el semanario La Familia Cristiana (1891-1892); La Habana Elegante, donde publicó a partir de  una serie de artículos titulada «La sociedad de la Habana bajo el seudónimo de Conde de Camors; El Fígaro; La Habana Literaria; El Hogar; El País; La Caricatura; Diario de la Familia; Ecos de las Damas; La Lucha; El Pueblo; El Triunfo; La Discusión; La Unión Constitucional y en varios de otros países.

El primero de los trabajos de la serie «La sociedad de la Habana», en La Habana Elegante, salió publicado el 25 de marzo de 1888; era sobre el Capitán General Sabás Marín y su familia, y fue el que le costó el puesto en la Intendencia General de Hacienda.

Este es el momento que recrea el filme de Jorge Luis Sánchez Buscando a Casal (2019); el artículo en cuestión era bien mordaz y a partir de su publicación se desata un intento por aniquilar a Casal el cual se enfrenta al mismo desde su propia libertad interior.

El importante acontecimiento de la vida del poeta modernista, se plasma con una total eficacia en la cinta que por demás expone la personalidad controversial, de un hombre que en una muy corta vida, sostiene posturas transgresoras fuertes que provocaron el rechazo de la sociedad cubana de la época colonial.

 A pesar de que su obra estuvo muy influenciada por la literatura francesa finisecular y de su admiración por Europa y en espacial por París, nunca visitó esta ciudad, lo intentó infructuosamente en noviembre de 1888, pero solo llegó a España y visitó Madrid.

A dos años de esta tentativa publicó su primer volumen de poemas con el título de Hojas al viento y en 1892 apareció su segundo cuaderno: Nieve y en 1893 Bustos y Rimas.

Tanto en varios de sus poemas, como en su epistolario, Casal se refirió a su enfermedad sin que aclarara a qué respondía esta, como es el caso del poema Blanco y Negro:

 Arrebatadme al punto de la tierra,

que estoy enfermo y solo y fatigado

y deseo volar hacia la altura,

porque allí debe estar lo que yo he amado

Sin embargo en las cartas cercanas a la noche aciaga del 21 de octubre de 1893, expresó sentirse mejor y más recuperado.

Esa noche aceptó la invitación que le extendiera el doctor Lucas de los Santos Lamadrid, para cenar en su casa vivienda que se encontraba en el Paseo del Prado, número 111.

En medio de la sobremesa y ante una broma de uno de los invitados, Julián del Casal comenzó a reír a carcajadas; de pronto sufrió un espasmo y comenzó a vomitar sangre; falleció poco después, pues se había provocado la rotura de un aneurisma.

Quizás el conjunto de su obra merezca mayor reconocimiento y una mayor investigación, aunque muchos se han referido a los valores de su producción lírica.

Una de las más importantes consideraciones tiene la firma de José Martí:

"Por toda nuestra América era Julián del Casal muy conocido y amado, y ya se oirán los elogios y las tristezas. Es como una familia en América esta generación literaria, que principió por el rebusco imitado, y está ya en la elegancia suelta y concisa, y en la expresión artística y sincera, breve y tallada, del sentimiento personal y del juicio criollo y directo. El verso, para estos trabajadores, ha de ir sonando y volando. El verso, hijo de la emoción, ha de ser fino y profundo, como una nota de arpa. No se ha de decir lo raro, sino el instante raro de la emoción noble y graciosa. Y ese verso, con aplauso y cariño de los americanos, era el que trabajaba Julián del Casal".