A la ACNU, el reconocimiento y apoyo de la sociedad civil cubana / Por Astrid Barnet


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Un análisis crítico sobre el desempeño y cumplimiento del Plan de actividades durante el pasado año, además de compromisos y propuestas de suma importancia —acordes con los momentos de cambios que vive el país—, con vistas al trabajo venidero y para próximas acciones derivadas del contexto de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, en especial; intervenciones constructivas y enriquecedoras para un mejor desarrollo y funcionamiento de su actividad a nivel nacional e internacional, a la vez que momentos relevantes a partir del reconocimiento a la labor realizada por cada uno de sus miembros individuales y colectivos caracterizaron, entre otras razones, a la Asamblea General de Asociados de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU) correspondiente al 2017, efectuada en esta capital.

“Este año tendremos actividades de suma importancia para la política exterior de nuestro país. En primerísimo lugar está la Resolución Cubana sobre el Bloqueo que será presentada este año, pero en condiciones mucho más adversas. Prevemos que existirá un trabajo fuerte, con amenazas, presiones por parte del gobierno norteamericano para tratar de reducir el número de votos de dicha Resolución y reducir su impacto”, destacó Abelardo Moreno, viceministro cubano de Relaciones Exteriores, al resumir la Asamblea General de Asociados (2017) de dicha organización, además de denunciar la política guerrerista, racista y amenazante en diversas partes del mundo de la actual administración estadounidense encabezada por el presidente Donald Trump, y de exhortar “como serio llamado de alerta a trabajar más fuerte por parte de nuestra cancillería para mantener vigente dicha resolución, con el objetivo de poner fin al criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba”.

Puntualizó el diplomático seguidamente en que este trabajo debe y tiene que realizarse “de forma coherente y con mayor eficacia también por parte de las organizaciones de la sociedad civil de la Isla, como son los organismos de la administración central del Estado, instituciones académicas, culturales… A todos aquellos que, de una forma u otra, representan al pueblo cubano”.

Con vistas a dicho trabajo mencionó acciones urgentes a través de los medios de comunicación (artículos periodísticos), mediante los foros de la ACNU, redes sociales como twitter, facebook… y, en cada una de ellas, acentuando los efectos criminales y nocivos del bloqueo contra Cuba impuesto desde hace más de cincuenta y cinco años. Informaciones, incluso, que agradecerán nuestros jóvenes, relacionadas con los impactos de esa política en sectores como la salud y la educación en lo fundamental.

En relación con el tema de la presentación de Cuba al Tercer Ciclo del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos y su análisis y cumplimiento ante el organismo internacional —como presentación periódica que tienen que realizar todos los estados del mundo—, el vicetitular cubano calificó dicho acto “como asunto de suma importancia para el presente año pues “cuando en mayo próximo presentemos nuestro informe y lo sometamos al escrutinio del resto de las naciones miembros, no me cabe duda alguna de que esta acción va a ser más compleja comparada con la de años anteriores. En ella el gobierno de los Estados Unidos se ensañará a fondo, al igual que sus mercenarios y organizaciones contrarrevolucionarias”. Ante tales posibles amenazas, Moreno exhortó a las organizaciones de la sociedad civil cubana a elevar su participación revolucionaria y a fortalecer su repudio contra tales posibles intentonas.

Con anterioridad, se le rindió tributo a uno de los miembros más prestigiosos de la ACNU, cuyo legado ya pertenece a la historia revolucionaria de nuestro país, producto de su huella indeleble como combatiente de la lucha clandestina, teórico martiano-fidelista y como principal directivo durante años en los sectores de la educación y la cultura en Cuba: el doctor Armando Hart Dávalos, acerca de quien su esposa y colaboradora más cercana, la doctora Eloísa Carreras, realizó una bellísima intervención.

Seguidamente el doctor Fermín Quiñones Sánchez, director de esa organización, dio lectura a los Lineamientos de Trabajo de la ACNU (2018), entre los cuales se destacan:

. Promover el conocimiento de los aportes y el legado a la política exterior cubana en el ámbito multilateral del Líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz.

. Denunciar el recrudecimiento del bloqueo contra Cuba a partir de la coordinación efectiva de acciones y actividades con el entorno asociativo cubano que evidencien el daño real de esa política a nuestro pueblo.

. Promover acciones y actividades desde la sociedad civil cubana en ocasión del Aniversario 70 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dirigidas a la divulgación de los logros de Cuba.

. Mantener la denuncia ante las situaciones que ponen en peligro la paz y seguridad internacionales en el mundo como el terrorismo, el colonialismo, la existencia de armas nucleares y los delitos organizados transnacionales, así como la realización de acciones a favor de las causas asociadas a la paz, a la soberanía, la descolonización y la autodeterminación de los pueblos.

 El próximo 30 de mayo la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU) cumplirá 71 años de ser constituida en momentos en que aún permanecían vivos en la memoria de una gran parte de la humanidad los horrores del nazifascismo durante la Segunda Guerra Mundial, con sus más de 55 millones de muertos y la destrucción de miles de pueblos y ciudades.

Con el final de aquella contienda surgieron la esperanza y la ilusión de alcanzar un mundo diferente, donde la convivencia y la cooperación entre los pueblos se desarrollaran en un clima de paz, independencia y respeto a la libertad y soberanía de cada nación. Por consiguiente, la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en 1945, significaba el triunfo del Derecho Internacional sobre la barbarie y el fascismo, al contar con un centro de equilibrio llamado a garantizar la paz y la seguridad internacional, la igualdad entre los pueblos, su desarrollo y su progreso.

Mas el tiempo y, con él, los cambios tan drásticos ocurridos en los últimos años (geográficos y geopolíticos) de convivencia junto a un poderío unipolar imperial, se han encargado de juzgar y de medir la Historia de otra forma; desafortunadamente no tan valedera, ni tan justa como ocurrió cuando la ONU decidió dar sus primeros pasos.

Hoy, el mundo se mueve a partir de otras posturas y acciones dictaminadas imperialmente desde los Estados Unidos de Norteamérica. La gran potencia, aquella, acerca de la cual ya preconizara en su póstuma misiva el más brillante pensador de este continente, nuestro José Martí, que había que “…impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.

Valdría la pena rememorar también aquel discurso pronunciado por el Líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz en la Asamblea General de Naciones Unidas (12/X/1979), cuando expresó: “(…) Aspiramos a un nuevo orden mundial, basado en la justicia, la equidad y la paz, que sustituya al sistema injusto y desigual que hoy prevalece, en el que, según se proclamó en la Declaración de La Habana, la riqueza sigue concentrada en las manos de unas cuantas potencias cuyas economías, fundadas en el despilfarro, son mantenidas gracias a la explotación de los trabajadores y a la transferencia y el saqueo de los recursos naturales y otros recursos de los pueblos de África, América Latina, Asia y demás regiones del mundo".

Mas, los cambios en el mundo hasta la fecha han sido y son otros. En el actual contexto internacional en el que vivimos predominan dos vocablos: prepotencia y expansión; en suma, el lenguaje de la guerra y, con él, el de las armas de destrucción y de exterminio masivo.

Un contexto en el que la palabra y la posición de este pequeño archipiélago caribeño deben y tienen que imponerse con mucha más fuerza y energía. Tarea nada fácil para los representantes de nuestra diplomacia revolucionaria y, en especial para los de la ACNU, encargados de la divulgación de la labor que la Mayor de las Antillas realiza en Naciones Unidas —su posición en los ámbitos político, económico, social y cultural—, y de su convicción de lograr vínculos más amplios y estrechos con las diversas redes de la sociedad civil existentes en el mundo.

A la ACNU, por su extenso aval de trabajo y meritorio quehacer en las filas de la diplomacia revolucionaria, el reconocimiento y apoyo de la sociedad civil cubana.


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