La Bienal de La Habana salda deudas con la gráfica cubana.


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Ejemplo de ello es Corazones, exposición colectiva de carteles que hasta finales de marzo estará abierta al público en la Galería Rubén Martínez Villena del Centro Histórico de La Habana,  como uno de los proyectos paralelos al evento.

Allí, observando con detenimiento las obras que en su momento tomaron como referente al simbólico órgano, el Periódico Cubarte coincidió con el crítico de arte Nelson Herrera Isla, siempre vinculado a la cita habanera, de cuya séptima edición fue director.

“Creo que (la inclusión hecha por la Bienal) ya es un reconocimiento a la gráfica como expresión artística de altísimo nivel, algo que se sabía en los años 60, 70 y 80, décadas de mayor impacto de la cartelística, pero la gráfica siempre tuvo un peso notable con el diseño editorial, con el diseño del libro, hasta con el diseño de periódicos que se hicieron.

Sin embargo, a veces cuesta trabajo que se reconozca su importancia. La gente ve al afiche como un simple objeto de propaganda, un objeto menor en comparación con las tradiciones del dibujo, la pintura, la escultura. Esta exposición es muy valiosa en ese sentido”.

Nos dice mientras pasea la mirada por carteles que entre los años 1963 y 2021 realizaron diseñadores de varias provincias.

“Aquí se pueden hacer exposiciones temáticas casi infinitas de cantidad de problemas y asuntos que trata la cartelística. Creo que esta hace un repaso bastante sintético en las más de 50 obras que exhibe y que son muy importantes para continuar vivificando el cartel cubano.

Pienso que la Bienal siempre apuntó a ese reconocimiento. Recuerdo que en el año 2000 hicimos una gran exposición en el Convento de San Francisco de Asís con más de 300 carteles de cine. De entonces para acá la gráfica en general se ha reconocido aunque a veces invita a artistas y a diseñadores como obra autónoma, sin que sea una exposición dedicada a la gráfica.

Creo que hay que reconocer cada vez más al cartel cubano y a la gráfica cubana, pues hay una deuda inmensa con ella desde los años 60 y hay que dedicarle más tiempo para evaluarla como lo que es: una de nuestras grandes expresiones del arte y la visualidad”.


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