La Cinemateca de Cuba: 62 años de faena por el buen cine


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La Cinemateca de Cuba nació un día como hoy del año 1960 del siglo pasado, y se conserva como un lugar entrañable para muchos, no solo los que allí han laborado, y laboran desde hace muchos años, sino para los amantes del cine de varias generaciones de cubanos.

Siempre se reconoció por la gente como un lugar con swing, todo el ICAIC también un lugar vanguardista en las ideas que irradiaba modernidad, avance y modernismo en imagen y acción.

Todos decían «vamos a la cinemateca», así era llamado el Cine de Arte ICAIC, garantía de ver buen cine internacional, una importante puerta a la cultura universal se abría en Cuba.

A solo un año de fundado el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, se crea la Cinemateca de Cuba como departamento cultural del instituto.

Su principal propósito fundacional fue, «además de garantizar la conservación de las grandes obras del cine mundial y de cuanto material cinematográfico se origine en nuestro país particularmente, la mayor difusión de estas obras para el público en general, y en especial entre los cineastas, historiadores, sociólogos, críticos y estudiosos del cine».

Su director fundador Héctor García Mesa se dio a la tarea de agrupar aquellos títulos supervivientes de la época prerrevolucionaria, auxiliándose, sobretodo, de la colección que había creado el profesor José Manuel Valdés Rodríguez en el Departamento de Cine de la Universidad de La Habana.

El año 1961, marca hitos fundamentales en la historia de la Cinemateca; en enero se crea la Sección de Cine-Clubes, y al mes siguiente comienza a prestar servicios su primer equipo móvil de proyección, que llevó el cine a escuelas y centros de trabajo de La Habana; surgía así uno de los proyectos más humanos y bondadosos del ICAIC, que creció hasta convertirse en el Departamento de Divulgación con alcance nacional.

Otro hecho relevante es que se produce el primer cartel identificativo de la Cinemateca, el más que conocido por todos, el de Charlot, en blanco y negro, creado por el maestro Rafael Morante, obra paradigmática que signó a la entonces naciente Cinemateca de Cuba y se convirtió en el ícono de esta institución.

En diciembre de ese primer año comienzan las funciones en el Cine de Arte ICAIC, con la proyección del clásico soviético El acorazado Potemkin (1925), de Serguéi M. Eisenstein, y con este el primer ciclo «Tres décadas de cine soviético»; del mismo resultaría el primer cartel de ciclo, basado en un fotograma de ese clásico del séptimo arte.

Sucesivamente, la Cinemateca va creciendo y ganando defensores, y en 1967 comienza a extender sus funciones a salas de varias provincias del país,  en consecuencia con los objetivos del ICAIC de llegar a establecer «una cinemateca en cada provincia del país que pueda encargarse de facilitar el abastecimiento de filmes, y a la vez funcione como centro de información y orientación cinematográfica, considerando especialmente el interés del gobierno revolucionario de que se fomente una cadena de cine-clubes a lo largo de la isla». 

Muy asociada a la Cinemateca de Cuba está también la trayectoria del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, (GESI) que fue fundado en diciembre de 1969 y que dirigió el maestro Leo Brouwer; en 1971, la mítica agrupación realiza su concierto debut en el Cine de Arte ICAIC, que ahora sumaba, a su popularidad, la de los trovadores que conformaban el GESI.

No es hasta 1983, el 20 julio, que el Cine de Arte ICAIC, sala permanente de exhibición de los programas de la Cinemateca, pasa a nombrarse Cine Charles Chaplin, en presencia de la actriz Geraldine Chaplin, hija del genio, que visitaba Cuba en esa fecha.

La Cinemateca, además, ha hecho una contribución sustancial a la producción de textos de estudio sobre el séptimo arte; este ha sido un empeño sostenido en el tiempo que inició en el año 1983 con la publicación por la Sección de Cine Cubano de la institución de la Guía temática del cine cubano. Producción ICAIC (1959-1980), compilación de María Eulalia Douglas, quien también reunió los textos de El nacimiento de una pasión. El cine en Cuba 1897-2014, en 2008.

A partir de la primera edición, este propósito se ha incrementado hasta sumar más de treinta títulos en circulación, y otros en proceso de edición; entre los publicados destacan Bitácora del cine cubano 2018, de la editorial española La Palma que reúnen detallada información sobre la filmografía nacional. 

Este título en cuatro tomos, que podría a contar con un quinto, abarca la producción de la República, desde 1897 hasta 1960, tanto ficción como documental; la producción de ficción y de animación del ICAIC desde 1960 hasta 2017; las 1490 ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano, las revistas cinematográficas que hicieron posteriormente al noticiero para intentar reanimarlo, la producción del Departamento de Documentales Científico-Populares, que existió en los años sesenta en el ICAIC y también de la Enciclopedia Popular, serie didáctica bajo la dirección de Octavio Cortázar que se realizó durante la campaña de alfabetización, y el cuarto tomo recoge el cine documental del ICAIC hasta el 2017; asimismo incluye fichas biográficas de los premios nacionales de cine y otras figuras destacadas.  

Igualmente meritoria es la labor desplegada por la Cinemateca en la conservación de la historia, y promoción y desarrollo del cartel cubano de cine.

A partir de 1995 la Cinemateca dedicó ingentes esfuerzos para reunir la colección de carteles cinematográficos del ICAIC, mediante un arduo proceso de localización de obras, completamiento, catalogación, documentación y digitalización.

Desde entonces se han llevado a cabo numerosas investigaciones, se han editado textos imprescindibles para el estudio de tal fenómeno artístico en el país, como Ciudadano cartel, de Sara Vega, Alicia García y Claudio Sotolongo (2011), y El cartel cubano llama dos veces, de Sara Vega (2017); a la par, la Cinemateca ha colaborado u organizado exhibiciones de valiosas piezas antiguas y también de creaciones contemporáneas, en exposiciones tanto en la isla como en otros países.

Carteles cubanos acompañaron en 1990 a la más completa retrospectiva de cine cubano exhibida en el extranjero hasta ese momento; el espacio fue el Centro Georges Pompidou de París, tomado por el cine cubano desde el 17 de enero y hasta el mes de abril, y donde se mostraron, además, fotos, revistas y libros.

Estas y otras muchas acciones han favorecido la promoción del movimiento del Cartel Cubano de Cine que es único en su tipo; los especialistas y directivos de la Cinemateca confían en que esta afamada colección seguirá cada uno de los pasos para finalmente ser inscrita en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO.

Un año en el que la Cinemateca de Cuba tuvo un gran motivo para celebrar fue 2009, en el que, a partir de su propuesta y argumentación, la colección del Noticiero ICAIC Latinoamericano (1960-1990) es declarada Patrimonio Nacional de Cuba e inscrita en el Registro de la Memoria del Mundo por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO).

En el Programa Memoria del Mundo, en el momento de la incorporación del Noticiero ICAIC, la presencia del cine era muy escasa, solo Metrópolis, de Fritz Lang,  Los olvidados, de Luis Buñuel y unas pocas cintas de ficción; el primer noticiero en aparecer es el Noticiero ICAIC Latinoamericano, fundado por Santiago Álvarez, lo cual fue de gran importancia no solo por la legitimación de su valor estético e histórico-documental, sino también por las posibilidades de promoción y restauración de esas notables piezas; a raíz de la inscripción se suscribió el convenio con el Instituto Nacional Audiovisual de Francia para la digitalización de todas las emisiones del Noticiero ICAIC.

Una de las grandes contribuciones de la Cinemateca al desarrollo cultural de la sociedad cubana, es su constancia en la coordinación y coauspicio de las múltiples semanas de cine internacional que se celebran en el país cada año, así como la concepción atinada de ciclos cinematográficos que permiten al público descubrir o revisitar clásicos de la filmografía mundial y a la vez adquirir una información actualizada de las más contemporáneas producciones de otras latitudes.

Es la cubana, la única verdadera cinemateca en las islas caribeñas y una de las que mayor patrimonio fílmico conserva en la región y sostiene profundas relaciones de intercambio con otras entidades homólogas en el mundo y colegas miembros de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos FIAF y de la Coordinadora Latinoamericana de Archivos de Imágenes en Movimiento (CLAIM), organizaciones a la que pertenece.

Atesora documentos, guiones y datos específicos del cine cubano, una extensa colección de fotografías de producción, carteles, materiales publicitarios, recortes de prensa de diversos temas, libros especializados y referenciales, así como una amplia y bien clasificada documentación sobre el cine latinoamericano.

La Cinemateca de Cuba, sus especialistas y directivos, hacen cada día suyo el lema «Salvar el pasado para el futuro», esta es su inacabable faena: preservar para las generaciones de hoy, pero sobre todo para las de mañana, la producción audiovisual cubana y también del mundo, para continuar incidiendo oportunamente en la apreciación cinematográfica y el gusto por el buen cine.

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