La eterna huella de Vicente Revuelta.


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Desde que con apenas 16 años debutara como actor en la obra “Prohibido suicidarse en primavera”, de Alejandro Casona, la esbelta silueta de Vicente Revuelta (La Habana, 1929-2012) comenzó a llamar la atención de la crítica teatral de entonces, la cual no podía avizorar que se hallaba ante el nacimiento de una de las más trascendentales figuras de la escena latinoamericana del siglo XX.

Siguiendo con gran avidez por el arte, los pasos de su hermana Raquel, nacida cuatro años antes, supo imponerse a la precariedad económica del hogar paterno y de manera autodidacta se apropió de una extensa cultura que, unida a un particular talento, lo hicieron brillar también como director, diseñador, investigador y pedagogo.

El contacto en Italia con la estética del Teatro Nacional Popular (TNP), de Jean Vilar y Gérard Philipe, a inicios de la década de los años 50 del pasado siglo y el descubrimiento allí de la obra de Bertolt Brecht, fueron definitorios para quien a su regreso integrara la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo y, en 1958, fundara el grupo Teatro Estudio y su Academia de Actuación y Dirección, especie de laboratorio en el que se formaron figuras tan trascendentales para la escena nacional como Sergio Corrieri y Roberto Blanco, entre otros.

El premio obtenido con “La noche de los asesinos”, de José Triana, en el Festival de Teatro Latinoamericano organizado por Casa de las Américas en 1966, lo lleva al Festival del Teatro de las Naciones en París, desde donde recorre otros países europeos, actualizándose en cuanto a las tendencias imperantes en el arte dramático de aquellos tiempos.

A su regreso a La Habana en 1967 confronta cierta incompatibilidad de intereses profesionales con Teatro Estudio, pasando a encabezar un año más tarde a Los Doce, agrupación que había surgido como un desgajamiento de la dirigida por Raquel Revuelta.

En 1970 concluye esta experiencia que estuvo enfocada en los principios del Teatro Pobre del director polaco Jerzy Grotowski, a partir de lo cual Vicente continúa preparando puestas en escena e impartiendo talleres y conferencias en distintas partes del mundo, hasta su fallecimiento acaecido el 10 de enero de 2012.

A las dotes que mostró en su paso por varios colectivos teatrales del país, ya fuera como director o actor, de las que también se benefició el cine en los filmes “Los sobrevivientes”, “Amor vertical”, “Miradas” y “Una pelea cubana contra los demonios”, en este último como coguionista, unió el grandísimo mérito de lograr que se asumieran en nuestras tablas las técnicas actorales de Konstantín Stanislavski, Bertolt Brecht y Jerzy Grotowski.

El que en 1999 abriera junto a Raquel Revuelta la nómina de nuestros Premios Nacionales de Teatro, expresa el respeto ganado por ambos en un gremio que los mantiene como eternos paradigmas de amor y entrega a su arte. 


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