La Gaceta de Cuba paga sus deudas


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Jaime Gómez Triana y Norberto C

El número correspondiente a los meses septiembre-octubre de la revista La Gaceta de Cuba fue presentado el viernes en la sala Martínez Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Esta nueva entrega de La Gaceta dedica un primer dossier al Teatro Cubano, y un segundo al centenario del nacimiento del relevante intelectual cubano Samuel Feijóo.

El presentador de este número fue el crítico Jaime Gómez Triana, quien en su intervención expresó: “Hace más de 20 años desde las páginas de esta misma revista Rine Leal,- a quien no podríamos jamás escamotear el título de padre de la teatrología cubana-, insistía en la necesidad de asumir la totalidad del teatro cubano; se refería en aquel momento al corpus dramatúrgico nacional, que de ninguna manera podría dejar fuera a los autores que escriben en el exilio o a quienes lo hacen desde la diáspora. No obstante me gusta pensar que esa idea de totalidad podría ir más allá, para englobar a los que trabajan desde provincia, a quienes se dedican al teatro de títeres y para niños, a la obra que hacen los más jóvenes”, aseguró.

A continuación declaró “Romper compartimentos estancos y pensarnos desde lo complejo, sin exclusiones de ningún tipo era acaso la idea principal que apuntaba el autor de La Selva oscura y En primera persona. Es curioso que a la altura de la segunda década del siglo XXI, aquel texto de los 90 siga exigiendo e interrogando”.

“De nada sirve una revista si no encontramos en ella zonas polémicas que catapulten el pensamiento y que obliguen a pensar desde otro sitio los temas más acuciantes del presente. Es por eso que agradezco mucho el dossier Teatro cubano: La Isla y sus puertos, preparado por la periodista, crítica y narradora Maité Hernández- Lorenzo”, afirmó el crítico.

Subrayó Gómez Triana de manera particular la intención del dossier de resaltar zonas particulares de lo emergente y lo distante en la escena cubana contemporánea, y llamó la atención acerca de la referencia a otras nuevas estrategias de gestión que soportan otras formas de participación desde y con el teatro.

Destacó además que en su trabajo Una primera foto colectiva. Relación de nuevos directores teatrales cubanos, Omar Valiño evade el habano centrismo y aspira a fijar el hecho evidente de que “hay gente nueva firmando espectáculos y es imprescindible seguir sus desempeños, acompañar sus búsquedas, señalar sus hallazgos e insuficiencias”.

Opinó que el texto Salir del clóset (de lo dramático): Aproximaciones a la escena impertinente, es uno de los más provocadores del dossier en tanto polémico.

Se refirió asimismo a las entrevistas Abel González Melo: Un crisol para la vida y Contingencia poética de Orizondo. Interrogatorio épico en el baño del Trianón, de Marilyn Garbey y Ámbar Carralero, respectivamente, las cuales tratan a los dos dramaturgos jóvenes más representados en la escena cubana de estos años, y en las que estos ofrecen argumentos diversos y exigencias importantes tanto a la creación como a la reflexión y a la crítica sobre lo escénico.

Acerca del dossier Samuel Feijóo a la vuelta de un siglo, Gómez Triana planteó que éste constituye un homenaje en el centenario del nacimiento del “lamentablemente aún poco estudiado Sarapico” y aseguró que tanto el texto de Edelmis Anoceto, Beth-el, vida del poema, como Pintar el aire de Roberto Avalos, contribuirán a un estudio imprescindible de su legado.

Resaltó la inclusión en la revista de obras que resultaron Mención del Premio La Gaceta de Cuba, y que son en poesía de la autoría de Legna Rodríguez y Alejandro Ponce y en cuento de Anisley Negrín y Sarima Proveyer.

El presentador distinguió en la sección de crítica tres textos que consideró valiosos: Agustín Cárdenas y las formas del silencio, de Nancy Morejón, sobre la reciente exposición de Cárdenas; Pan y circo: Un proyecto de arte público, de Magaly Espinosa y Para rescatar la memoria del Guiñol de los Camejo, de Luis Alvarez Alvarez, reseña del libro Mito, verdad, retablo: El Guiñol de los hermanos Camejo y Pepe Carril, de Rubén Darío Salazar y Norge Espinosa , importante aporte a la historiografía teatral cubana.

Hacia el final de su presentación Gómez Triana sentenció “Aunque este número intenta saldar una deuda de nada serviría si las Artes Escénicas no encontraran un espacio más sistemático en las páginas de La Gaceta”.

Seguidamente valoró el trabajo que cierra el número, Estrategias y figuraciones escénicas de lo político, de Andy Arencibia “mucho me interesa la provocación de Andy por el hecho de que su mirada avizora, sobre todo en los más jóvenes, una noción de compromiso con las reglas y procedimientos que echen a andar los dispositivos”.


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