"La habitación del simulacro" de Rubén Alpízar en Villa Manuela


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Detalle de la serie "Mi arca". Fotos: Susana Méndez.

La exposición personal La habitación del simulacro del reconocido artista de la plástica Rubén Alpízar quedó inaugurada en la galería Villa Manuela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

El conjunto expositivo está compuesto por piezas de acrílico sobre lienzo, sobre madera y metal, y óleos sobre lienzo, pertenecientes a las series Mi arca (2017); Qué vida más sana, qué mente más perversa (2017); Pequeños vínculos (2016) y Buscando a Narciso (2017); en esta última el artista vuelve a su mecanismo de autorepresentación en un intento por, desde su propio reconocimiento y experiencia de vida, comprender a sus semejantes.

             

Acude el creador a la memoria, en temas y discursos humanos, sociales, culturales, económicos y políticos en los que los contextos artísticos y extra-artísticos se funden en el absurdo para aportar una honda búsqueda de la verdad colectiva en un juego de sarcasmo, manejado con sabiduría y sensibilidad.

Si una obra protagoniza la muestra sin dudas es la perteneciente a la serie Mi arca, que recibe al visitante en la galería, en la cual Alpízar hace una declaración honesta y limpia de qué figuras de la vida —más que de la cultura— universal que salva del Diluvio; el nivel de perfección técnica en los detalles hacen de esta pieza una obra trascendental en la que conviven en singular mixtura de épocas José Martí, Félix Varela, José Lezama Lima, José María Heredia, Dulce María Loynaz, Virgilio Piñera, Bebo Valdés, Celia Cruz, Guillermo Cabrera Infante, hasta completar cerca de cuarenta figuras que ostentan detalles sugerentes, y donde aparecen algunos objetos cargados de significado —como el caso de una Matrioshka— colocados todos en pequeñas ventanas u ¿ojos de buey cuadrados?

Regresa en otras de las obras el artista a la recreación de figuras icónicas de la cultura global y a los mitos para transmutarlos en imágenes contemporáneas y cotidianas, como un Jesucristo surfeando; un Atlas cargando en su espalda una gran pelota de béisbol (tema que nunca abandona a Alpízar) o unos Rolling Stones, que dicen “estar en talla”, para hablar del hoy, no solo de Cuba, de ahí la universalidad que alcanza su discurso pictórico pleno de alusiones penetrantes; de reafirmación de cubanía y humanismo; de inclusión y abrazos.

Alpízar destaca en el grupo de artistas de su generación —graduación del 89 del Instituto Superior de Arte— por su maestría en la realización y por la utilización siempre de la apropiación de elementos de la historia cultural a través del humor inteligente y la parodia, justificados en las narraciones y leyendas que asume, la mirada sagaz que descubre las esencias de los sucesos y un conocimiento profundo del alma cubana.

El ingenioso artista ha reiterado sus influencias sobre todo de  Diego Velázquez, también de Salvador Dalí, Francisco de Goya, Juan Sánchez Cotán y de Pieter Brueghel; bienvenidas estas influencias a la mano, la mente y el espíritu de este creador que logra una empatía particular con los que miran sus obras, conocedores o no  del arte que cultiva, a los que propone pensar-recordar-reflexionar-polemizar, hora a través de la sonrisa cómplice, hora desde la inconformidad manifiesta.

La exposición La habitación del simulacro de Rubén Alpízar podrá ser apreciada y disfrutada por el público en la galería Villa Manuela de la UNEAC hasta el mes de julio.

 


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