La Historia avanza…y requiere estudios de mayor profundidad


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De forma similar a lo que ocurre en otras ciencias, la Historia y las Ciencias Históricas se desenvuelven en continuo movimiento, alimentadas principalmente por la propuesta de nuevos temas, enfoques y métodos, la aparición de nuevas herramientas, como la computación automatizada, y la crítica historiográfica.

Palabras clave: Historia y Ciencias históricas, siglos XX y XXI; Historia de Cuba, siglos XX y XXI; microhistoria, método; Guerras por la Independencia, Cuba.

La afición a la lectura variada como una necesidad profesional y también en aras de la recreación personal, trajo recientemente a mis manos un libro pequeño (127 pp.), pero enjundioso, que plantea a los investigadores de la Historia de Cuba un problema de actualidad: la profundización en algunos de los temas vigentes de la Historia nacional, por la vía y métodos de la microhistoria.

La obra se titula El desbordamiento: anotaciones sobre la Guerra Grande (1868-1878), Ediciones Unión, La Habana, 2018, del historiador José Miguel Abreu Cardet (Holguín, 1951).

Dedicado, principalmente a la historia de su provincia, y, en general, a la de la región oriental, gran parte de la bibliografía de Abreu Cardet está centrada en las Guerras de Independencia cubanas: Introducción a las armas. La Guerra de 1868 en Cuba  (2005), Las fronteras de la guerra: mujeres, soldados y regionalismo en el 68 (2007), Apuntes sobre el integrismo (2012), por ejemplo.

Se ha adentrado en la Historia social de Cuba mediante un estudio de familias mambisas realizado en La furia de los nietos. Guerra y familia en Cuba (2003). 

El lector/a deducirá fácilmente que Abreu Cardet es un especialista en el tema tratado desde distintos ángulos. No hay duda sobre su autoridad científica para exponer,  a través de la primera obra citada, la necesidad de investigar en distintas direcciones hechos y procesos históricos específicos, para lograr un completamiento del conocimiento existente acerca de la Guerra Grande, o, de los Diez Años.

Las aristas de la Guerra Grande, en que incursiona El Desbordamiento… aparecen en los distintos capítulos (17) cortos donde están planteados aspectos novedosos del tema. Pondré algunos ejemplos a disposición de los lectores.

La distribución de la población en los territorios que abarcó la guerra, su composición étnica y rasgos económicos fundamentales se muestran en “¡Ya pueden venir los tigres con sus garras!”. (Los títulos de los capítulos, o secciones, no numerados, son bien interesantes.)

La problemática del regionalismo, resalta, particularmente en la región oriental del país, cuya geohistoria está conformada, sucesivamente, por zonas de montaña y de llanos, que dificultan las relaciones entre los pobladores.  Se analiza en la sección o capítulo: “La ayudaron a asegurar puertas y ventanas”. 

Asimismo, Abreu señala el interés de las características de vida y mentalidades que conforman al simple soldado mambí (“Mataron a machetazos 26 mujeres”). Abreu afirma ciertos rasgos esenciales de este subtema:

Casi siempre al analizar el Ejército Libertador se toman los parámetros inculcados en el ciudadano común sobre las normas de un ejército regular. No se ha realizado un estudio, hasta el presente, sobre los mecanismos mentales de estos soldados de fila, aquellos que los llevaban a una obediencia ciega y, en ocasiones, a cumplir órdenes temerarias, e incluso hasta inesperados mítines donde se destituían desde presidentes hasta generales. Nos detenemos en la frontera de ese gran desconocido de la historia cubana: el soldado de fila mambí. 

Los estudios sobre el regionalismo debían comenzar con el análisis de las posibilidades reales de cada región de enviar hombres a otro lugar…Cualquier movimiento de tropas, por un tiempo considerable fuera del territorio, era en extremo doloroso para las familias mambisas que residían en la zona de donde eran extraídas las fuerzas. No por un concepto abstracto de amor desmedido al terruño natal, sino por las duras realidades de la guerra. (Abreu, 2018:51).

En el siguiente capítulo o sección “Con mi presencia cesaba ya el peligro”, se detiene en las características de los jefes militares que gozaron de la más absoluta confianza de sus subordinados, debido sobre todo  a sus relaciones familiares o de vecindad con la tropa que le rodeaba.

Un hermoso ejemplo, es la carta de Calixto García a su esposa escrita en 1874 (pp.58-59), describiéndole a quienes se encuentran cercanos a él en su campamento, y que ella conoce como vecinos, documenta la afirmación hecha por mí en el párrafo anterior:

[…] La tienda más próxima a la mía es la de mi amigo Félix Figueredo que ha dejado a Secretaría de la Guerra y es hoy otra vez jefe de la Sanidad de Oriente. En mi misma tienda tengo a Benjamín Ramírez, Jefe del Regimiento de Baire que ha venido a verme atravesando diez y ocho leguas de lomas entre ellas La Maestra, pues está destacado en la costa sur (…) En un banco está sentado el cabo de guarda que es el bonito pardito llamado Juan Joaquín Urbina, hijo de Felicita Urbina la de Baire, a quien tú conoces (…)

Poco se ha hablado de los niños en la guerra, de los que deambulaban solitarios o en grupos pequeños junto a las filas mambisas. Abreu los revela en toda su angustiosa situación en “La fuerza de los desvalidos” (pp. 73-78). Poco o nada tiene que ver la posición de sus progenitores. Cita Abreu que Francisco Vicente Aguilera rememora en una carta a su esposa:

[…] durante casi tres años, nuestros hijos han atravesado descalzos y hambrientos las sabanas y los montes, perseguidos y acosados como bestias feroces; tú has sufrido con ellos, las intemperies y toda clase de privaciones. (Abreu, 2018:73)

Esta es la realidad histórica capturada y narrada en toda su dolorosa crudeza.

La especificidad de los hechos que descubre la microhistoria, abunda en la profundidad del detalle, del sentimiento, por lo general es omitido en la Historia a escalas mayores, nacional o general.  No obstante, es imprescindible el rescate de aquellos para demostrar con la evidencia real, para humanizar y confirmar las síntesis de los relatos mayores.

Según la define el Maestro mexicano Raúl Romero Ramírez (Romero, 2010: p. 3)

 La Microhistoria se hallaba a finales del siglo XX como una rama o subdisciplina de la Ciencia Histórica. Actualmente es una rama de la Historia Social, que analiza cualquier clase de acontecimiento, personajes u otros fenómenos del pasado reciente o muy antiguo, que demuestra tener posibilidades interpretativas desusadas, por su aparente circunstancia que suele pasar inadvertida.  

La propuesta microhistórica consiste en que en cada investigación de casos observados, se logre un enfoque que enriquezca el análisis social, a través del hallazgo de variables nuevas, más complejas y más dinámicas que sólo pueden ser resultado de la “reducción de escala” o examen “con lupa” del pasado reciente o antiguo en el caso. La Microhistoria se reduce al más mínimo contexto en una operación contraria a la tradicional.

La microhistoria aparece como una corriente historiográfica postmodernista. El desarrollo de esta en Cuba ha incluido la obra de más de un autor o autora hasta hoy día, pero estos a veces no se mencionan en las bibliografías contemporáneas.

 En el caso de la Historia de Cuba, y en particular en el de las Guerras de  Independencia, es igualmente importante atender a los análisis de la Historia Social y Cultural para ampliar y profundizar en el conocimiento alcanzado hasta ahora. 

Finalmente, reitero: los historiadores deben tener en cuenta el potencial que la microhistoria nos ofrece para escribir textos históricos más completos, de mayor sensibilidad humana, que atraigan a los lectores y les permitan apreciar mejor los valores morales en que deben ser instruidos y educados la ciudadanos y ciudadanas de nuestro país.


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