Al fin La mujer salvaje, un film de Alán González con guión elaborado a cuatro manos entre este y Nuri Duarte, tuvo su anhelado encuentro con el público de la Isla tras recorrer varios eventos cinematográficos (Festival Internacional de Cine de Toronto; Festival FILMAR América Latina, en Suiza) y obtener premios en tres categorías en la edición 33 del Festival de Cine Ceara, de Brasil: mejor película, para Alán González; mejor actuación principal, para Lola Amores, y mejor sonido para Angie Hernández, Michel Caballero y Yasser Canals y es que, en efecto, el trabajo con el sonido es algo a destacar en el filme. La banda sonora funciona como una cuidada partitura que recrea el contexto social con ruidos, fragmentos de conversaciones, frases y voces callejeras. El diseño sonoro lo debemos a Angie Hernández, mientras la calidad del sonido directo es obra de Michel Caballero y Yasser Canals.
Su director, Alán González, es Licenciado en Comunicación Audiovisual por el Instituto Superior de Arte y graduado de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) en la Especialidad de Guion y concursa con esta obra en la presente edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en el apartado de Ópera Prima.
El filme se centra en un momento clave en la vida de Yolanda (Lola Amores), su protagonista, cuando tras una reyerta entre dos hombres relacionados sexualmente con ella -- en la cual se producen hechos de sangre, además de quedar una grabación en video casero que implica a su hijo y se comienza a viralizar-- esta mujer se decide por su hijo e inicia todo un itinerario – que es también un viaje íntimo— para recuperar al menor, separado de ella por familiares y amigas que, supuestamente, se proponen darle un futuro mejor.
La historia tiene por contexto ese mundo que hasta hoy se denomina marginal --aunque su radio se extiende cada vez más— y, ubicada en una coordenada realista, no duda en presentarlo con la sordidez que lo caracteriza buscando suscitar las necesarias emociones en un espectador que, casi en tiempo real, acompañará a Yolanda en su travesía.
La construcción del filme cuenta todo el tiempo con la participación inteligente, sensible y creadora de la audiencia. La fotografía juega con los necesarios cambios de planos, iluminación y color (como la secuencia angustiosa y los primerísimos planos de la pareja que tiene sexo en el hueco en contraste con el plano abierto de la mujer entre la vegetación bajo la belleza de la luz tenue) y la edición relata con acierto. Luego de las escenas iniciales, que nos exponen con eficacia la premisa de la trama, el ritmo se hace lento y tortuoso como un recurso para que podamos vivenciar mejor ese mundo viscoso en que se mueve Yolanda; las razones que ahora la animan y las opciones que puede tener. Así, la cámara la sigue por un entramado de pasillos angostos y sinuosos, si bien siempre al aire libre y a plena luz, captando, cual un guiño al espectador, el detalle frecuente de alguien que observa.
Por medios extremos, los que quedan a su alcance, la mujer obtiene la ubicación del hijo y va a su encuentro. También allí, en casa de la prima casada con un extranjero, donde –además-- está su madre, Yolanda tiene que contender, si bien la liza más difícil la ha de sostener con el muchacho.
Y aquí aparece la otra Yolanda. Una que, por momentos, como cuando se recrea con los juegos electrónicos, se vuelve niña. La que bien sabe cómo tratar con su hijo.
Las secuencias con el muchacho son excelentes. La actuación del adolescente Jean Marcos Fraga, quien tiene aquí su debut, es orgánica y mesurada.
Lola Amores, por su parte, es capaz de recorrer y revelar con sobriedad expresiva toda una escala de estados y emociones. Proviene del teatro. Graduada de la especialidad de Actuación en el Instituto Superior de Arte integró por diez años la planta actoral del reconocido grupo El ciervo encantado y luego, en 2012, fundó La isla secreta, con el actor Eduardo Martínez -- un proyecto teatral que tenía por sede un pequeño apartamento en Centro Habana-- para continuar las pesquisas antropológicas y la labor con la memoria cultural.
Desde hace unos años la actriz está haciendo una intensa carrera en el cine donde cuenta con filmes como La nube (2014, Corto), Santa y Andrés (2016), Club de jazz (2018), Agosto (2019), Fin (2019, corto), Terranova, Miki Maniaco (2022), La mujer salvaje (2023), Una noche con los Rolling Stone, Los océanos son los continentes (2023), entre otros.
Los tres últimos títulos pueden verse en esta edición del Festival y brindan la oportunidad de privilegio de apreciar el amplio registro con que cuenta la actriz.
Las presentaciones recientes del filme en los cines Acapulco y Yara fueron premiadas con el aplauso de los espectadores.
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