La sexta edición de la Fiesta del Títere en Holguín


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Convocada por el Guiñol de Holguín y patrocinada por el Consejo  Provincial de las Artes Escénicas,  la Dirección Sectorial de Cultura, la UNEAC y la Asociación Hermanos Saíz (AHS) se desarrolló entre el 24 y el 28 de junio la sexta edición de la Fiesta del Títere en Holguín, esta vez con la presencia de diez agrupaciones teatrales, procedentes de Bayamo, Guantánamo, La Habana, la Filial del Instituto Superior de Arte (ISA) en Santiago de Cuba,  y la ciudad anfitriona del evento, a las que se sumó el colectivo de Croché Teatro, de Colombia. Por La Habana, estuvieron Teatro del Puerto y el Teatro Nacional de Guiñol; el Teatro Andante, representó a la provincia Granma; mientras desde Guantánamo viajaban el Guiñol Guantánamo y el Grupo Ríos, y el proyecto La Chimenea representaba a los estudiantes del Instituto Superior de Arte. Por la provincia sede participaron, además del Guiñol de Holguín, Neón Teatro y Trébol Teatro.

Como en otras ediciones, esta vez el arte teatral llegó a diversas comunidades, algunas un tanto apartadas de las zonas urbanas, también a escuelas y a los centros que acogen a los niños y adolescentes  sin amparo filial.

El nivel actoral del Guiñol de Holguín llamó de inmediato mi atención. Algunos de quienes fueron por años sus pilares se han jubilado, otros actores han emigrado, pero la planta actoral de ahora mismo no tiene nada que envidiarle a otras épocas. Los pude ver en el pasacalle que dio inicio al evento, donde dos de los intérpretes de más reciente ingreso realizaban sabias evoluciones con sus mojigangas;  más tarde en los espectáculos Sancho Panza en la ínsula Barataria y en la excelente versión de La Cucarachita Martina (ambos a cielo abierto, en el Parque Calixto García de la ciudad). En esta última Yeniser Ramírez (Guaso), Karel Fernández y Reinaldo Calzado hicieron las delicias de la concurrencia.

A ello se suma la unidad y organización del conjunto que, además,  se encargó del desarrollo de todo el encuentro. Mención especial merecen Rubén Rodríguez, quien ante la ausencia del Productor del grupo, asumió el día a día en el hotel donde nos alojábamos los grupos y artistas invitados, actuando con suma eficacia, y, por supuesto, Dania Agüero, actriz devenida en su Directora General, inspiradora y animadora esencial de esta festividad, una mujer con el curioso don de la ubicuidad que explica una capacidad organizativa extrema.

Entre las labores destacadas vale la pena mencionar las de los choferes El Musso y Jorge Luis, cada uno con el ómnibus que tiene a su cargo no dejaron de transportarnos en tiempo y forma adonde quiera que fue necesario, actuando siempre de manera profesional, con gentileza y compromiso.

Esta vez el cónclave estuvo dedicado a celebrar los 45 años de vida del Guiñol Guantánamo, en  cuya labor se centró el encuentro teórico  que integraba el programa general. Allí se habló de los años fundacionales, de la extensa etapa  (diecinueve años) durante la cual carecieron de sede, de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, que el grupo lidera desde hace 25 años y que es, hoy por hoy, uno de los eventos más importantes de las artes escénicas en toda la Isla y uno de los fundamentales en la relación de eventos culturales del país. El grupo estuvo presente  en las comunidades de la provincia con dos de sus espectáculos, en una de ellas, nombrada Cañadón, correspondiente al municipio de Banes, constituyeron un verdadero suceso, pues los niños del lugar nunca antes habían disfrutado de la experiencia teatral. Cañadón fue ejemplo de lo que se aspira en esta Fiesta, pues en ella las autoridades del lugar, encabezados por su Delegada del Poder Popular e incluyendo a las autoridades culturales y hasta la PNR  se congregaron para recibir la embajada artística.

De Guantánamo también, el Teatro Ríos trajo su pieza El conejito que no quería estudiar, con guión y dirección artística de Rafael Rodríguez, su director general y artístico, quien también es un magnífico diseñador y constructor de muñecos. La obra está muy bien estructurada con relación a los sucesos, la puesta en escena es limpia y las voces de los actores resultan estupendas, a pesar del gran retablo detrás del cual trabajan. Valdría la pena que esta agrupación pueda conocer trabajos contemporáneos y compartir con colegas que resultan exponentes de nuevas maneras de hacer para que su labor se actualice, pues condiciones artísticas y talento no faltan.

Teatro Andante, por su parte, actuó en comunidades y en escuelas, con Los sueños de la feria, un unipersonal a cargo de la actriz Adis Nuvia Martí, que todo el tiempo interactúa con su público. Al finalizar la presentación, tal y como es habitual en las funciones del grupo la actriz pone a los niños en contacto directo con los títeres, explicando las diversas técnicas que se emplean en el espectáculo y permitiéndoles que ellos mismos animen los muñecos e identifiquen luego los mecanismos que los caracterizan. Resulta impresionante como de una sola vez la audiencia infantil se apropia de este conocimiento.

El encuentro nos permitió disfrutar del espectáculo más reciente de Neón Teatro, El buen vecino, bajo la dirección artística de Tito Bruzón. Este grupo se caracteriza por la elaboración de los llamados espectáculos con luz negra o teatro negro. Nuevamente Neón Teatro desafía la convención y presenta un espectáculo de esta índole en medio de una calle, lo cual constituyó una osadía de sus artistas, a la par que permitió la presencia de una mayor cantidad de espectadores de todas las edades y se ajustó a la filosofía que anima esta Fiesta, en donde el Teatro sale a la calle en busca de los públicos. El buen vecino, que inicia ahora su proceso de presentaciones y aún necesita algunos ajustes, constituyó, sin duda, un disfrute  sensorial para todos sus espectadores.

Por su parte, Trébol Teatro, una institución dedicada al teatro para los jóvenes, nos acogió en el espacio que acaban de recibir para construir en él su sede. Allí, en asientos precarios y sin ventilación alguna contribuimos a realizar un nuevo acto de resistencia; algo consustancial al Teatro, en premio obtuvimos el disfrute de una pequeña joya: My Valentine, un curioso espectáculo de títeres de mesa, minimalista en toda la extensión del término, que acaban de componer dos jóvenes actores: Heidy Almarales, actriz  de Las Tunas, y Dennis Pérez, actor del Guiñol de Santiago, quienes han coincidido, felizmente, en la Filial de la Facultad de Arte Teatral que funciona en la ciudad de Santiago de Cuba y forman el grupo La Chimenea.

La inestabilidad de los elencos, por migraciones de los actores a otras provincias, medios profesionales o países es fenómeno nacional, que afecta a la mayoría de los colectivos escénicos. Trébol Teatro no resulta excepción, por ello hubimos de conocer su más reciente estreno, Pasaporte, obra dramática y espectáculo de Yunior García, mediante una grabación en video durante la segunda noche en que visitamos su espacio. La agrupación se dispone a hacer de ese lugar un sitio flexible que posibilite diversas perspectivas para la configuración de los espectáculos, una urgencia de cara a los tiempos que corren y las nuevas dramaturgias.

La eficacia de esta edición de la Fiesta del Títere puede ser todavía mayor. Para ello será pertinente trabajar con mayor detalle en la programación que se organiza con anterioridad en las escuelas, los barrios y comunidades. Será preciso coordinar  en cada lugar, cara a cara con las autoridades del sitio, el espectáculo que se podrá ofrecer, de acuerdo con las condiciones que existan o que se puedan crear, y lograr un verdadero compromiso, pues  la labor de los artistas y sus resultados es algo a disfrutar y a respetar; el hecho teatral tiene una trascendencia que no puede perder.

También puede ser útil mantener una programación diaria, tal vez al final de la tarde, en una instalación teatral de la ciudad capital, quizás en el mismo Teatro Ismaelillo, de manera que los habitantes de la propia zona urbana tengan oportunidad de disfrutar un poco más de la fiesta.

Además del programa de presentaciones artísticas, que es el centro del evento, puede pensarse en sesiones de encuentros de otro tipo entre los participantes; esa zona de actividad necesita de una seria meditación para obtener de ella los mejores resultados. En ella pueden existir conferencias, debates, presentaciones de libros, de materiales audiovisuales…, su riqueza es infinita. Y no hay que temerle a consultar a otros colegas acerca de cómo organizar mejor el programa. Se hace camino al andar y entre todos vamos aprendiendo y perfeccionando nuestras acciones.

Desde estas páginas mi gratitud para Yuder Ortega, María Isabel Tarafa, Anabel Pérez, Idalmis Pérez, Fernando Gil, Dianelys Remedios, Magdiel González, Michel Suárez, Karel Maldonado, William Grande, Roberto Sera, María de los Ángeles Rodríguez, Maritza Salazar, todos miembros del Guiñol de Holguín, junto a aquellos a quienes he mencionado en las líneas anteriores de este texto y Dania Agüero, su Directora General, por empeñarse y conseguir mantener un encuentro como este, por encima de todas las dificultades y limitaciones,  a pesar de la soledad en la cual se trabaja a veces, de la falta de colaboración efectiva del resto de las instituciones. La Fiesta del Títere es un evento inscrito ya en la geografía teatral  de la Isla que ganará con cada edición y el concurso y compromiso de todos los que en ella hemos tomado parte alguna vez y de los nuevos que vendrán.


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