La Villa de San Cristóbal de la Habana: una aproximación a las primeras páginas de su historia / Por Lohania Aruca


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El próximo año celebraremos oficialmente el 500 aniversario de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana y me parece oportuno y necesario profundizar, precisar, algunas cuestiones acerca de qué es lo que vamos a festejar y por qué. Con tal fin, me dispongo a exponer algunas breves notas que quizás atraigan el interés y la consideración de nuestros lectores.

El asentamiento de la Villa (1) de San Cristóbal de La Habana en la costa norte de la Isla de Cuba, junto a la entrada de la gran bahía y del puerto habilitado con el mismo topónimo, de origen aruaco, ocurrió posiblemente alrededor de la segunda quincena de noviembre de 1519; actualmente se celebra el 16 de noviembre.

Recordemos que  muy pocos años antes, cuatro, la primera fundación de esa villa se llevó a cabo aproximadamente en 1514 (2), durante la expedición encabezada por Pánfilo de Narváez, bajo la orden del Adelantado Diego Velázquez, y fue acompañado por Bartolomé de las Casas, junto a la espada la cruz.

Entre abril y mayo de 1514, ambas expediciones [encabezadas una, la terrestre, por Diego Velázquez en persona, y la otra con derrotero marítimo  por Pánfilo de Narváez] habían materializado sus objetivos. Narváez fundó la villa de San Cristóbal de La Habana, y, casi simultáneamente, Velázquez estableció la de Sancti Spiritus. No ha podido precisarse cuál de ellas fue la primera en erigirse. (García y Domínguez, 1994:84) (3)

Entonces, la diminuta villa se ubicó al sur, cerca de las márgenes del río Mayabeque. La exactitud del sitio ha causado largas polémicas entre arqueólogos e historiadores, que aun no concluyen.

Desde luego que el emplazamiento de todas las villas fundadas respondió a una política que fijó previamente Velázquez en base a las experiencias obtenidas de empresas colonialistas anteriores, sobre todo en La Española.

Los autores César García del Pino y Lourdes Domínguez, reconocidos por su conocimiento del tema tratado, y citados con anterioridad, plantean al respecto:

Las sabanas y los bosques cercanos a las costas fueron los dos paisajes geográficos escogidos por los españoles para erigir sus primeras villas. En la selección de esos lugares tuvieron en cuenta diversos factores, entre los que se destacan: la facilidad para una rápida comunicación con La Española, Nueva Andalucía y Veragua; las peculiaridades estratégicas que permitieran evitar , con la ocupación total de la isla, el posible arraigo de una población extranjera; la presencia de minerales preciosos, en especial del oro; y la existencia de fuerza de trabajo abundante para poner en explotación los recursos naturales y asegurar la estabilidad del asentamiento. (García y Domínguez, 1994:84)

Destaco la importancia que tuvo, en todos los casos, el aspecto relativo a “la fuerza de trabajo abundante”, por supuesto aborigen. No fue interés de los conquistadores el despoblamiento total de la isla, todo lo contrario. No obstante, se cometieron desmanes que causaron muertes entre la población originaria: particularmente la sobreexplotación y crueldad del trabajo indígena en las minas, probablemente la causa esencial de su agotamiento económico y dispersión en el territorio.

Otra cuestión que deseo subrayar para la reflexión acerca de este proceso de la conquista y fundación de las primeras villas en Cuba, es que desde el inicio de la expedición costera de Narváez, (llevada a cabo en dos etapas, entre 1513 y 1515) fue acompañado por una fuerza integrada por una minoría de españoles:

Cien españoles y más de 1 000 aborígenes (4) partieron del valle del Cauto con la misión de reconocer los sitios favorables para la proliferación de los lavaderos de oro y ganar el compromiso de lealtad al rey de España de todas las tribus y comunidades diseminadas en las zonas a que se extendiera su desplazamiento.(García y Domínguez, 1994:82)

Es decir, que en paralelo con el proceso de conquista española de la isla de Cuba, y a consecuencia de este último, ocurrió una fuerte migración interna del grupo más avanzado de los pobladores originarios, los llamados taínos (aruacos) que habían llegado a la isla de Cuba desde el este de Las Antillas Mayores (siguiendo un itinerario conocido por ellos durante miles de años atrás). El nivel cultural de los tainos era superior: agricultores y ceramistas (agro alfareros).

¿Cuánto y cómo influenció esta inesperada migración indígena, por mar y tierra, el proceso económico social de la conquista y la colonización?

Recordemos la fundación del primer pueblo de indios, Guanabacoa (5), hasta ahora  el único de la región occidental históricamente conocido, creado por decisión del Cabildo habanero el 14 de agosto de 1553 —y confirmado por Carlos I (emperador Carlos V) el 12 de junio de 1554—justamente ubicado al sur de la Bahía de Carenas (de La Habana), algo alejado de la costa. Este sirvió de refugio a los pobladores de La Habana cuando fue atacada y quemada por Jacques de Sores en 1555, solamente 36 años después del último traslado y refundación de la villa al norte.

¿De dónde provenían los indios concentrados en el mentado pueblo, al parecer pensado como un escalón logístico y defensivo de La Habana costera? ¿Forma o no Guanabacoa parte de La Habana antigua, percibiéndola como un conjunto histórico dependiente entre sí?

Con anterioridad al ataque mencionado, los vecinos del primer asentamiento español de La Habana, se trasladaron a “Pueblo viejo” (aproximadamente cerca de Puentes Grandes) a orillas del río llamado entonces Casiguaguas, que más adelante fue rebautizado como “La Chorrera” y después, hasta la actualidad, se llamó Almendares. En los alrededores de aquel segundo emplazamiento se desviaría el río para la construcción de la Zanja real (6), fuente nutricia de La Habana costera, que uniría estos dos sitios desde 1592 hasta la primera mitad del siglo XIX.

Estos reajustes de la posición geográfica de una nueva población, también tuvieron lugar en otras villas fundadas por Diego Velázquez en la Isla de Cuba; respondían a razones diversas, en busca de una mejor relación del colonizador y sus intereses económicos o militares con el nuevo territorio conquistado y ocupado.

La mayor precisión de los sitios geográficos y fechas de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana, ha sido objeto de investigaciones arqueológicas e históricas, e igualmente de viejas polémicas. Lo cierto es que cada uno de los referidos lugares mantiene una constante relación espacial con La Habana que hoy conocemos. Parecen ser antiguas trayectorias,  o recorridos, desde la costa sur hacia la norte, en dirección al río Almendares y a la Bahía y Puerto de La Habana

Si tenemos en cuenta la estrechez del espacio que separa una costa de otra (no más de sesenta kilómetros, que pueden recorrerse a pie en un día), debemos concordar con el doctor Julio Le Riverend en su hipótesis acerca de que esas “tres Habanas” (7) pudieron mantenerse en relación constante, entre sí, debido a la importancia de la navegación por el sur de la isla y a la cercanía relativa del río Mayabeque con el surgidero de Batabanó, acceso marino permanente, hasta hoy, al camino más corto que lo une con La Habana, bahía, puerto y ciudad.

Sin dudas, el afianzamiento y desarrollo de la Villa de San Cristóbal de La Habana en la costa norte, tuvo que ver más con los objetivos económicos del nacimiento del imperio español en América. Fue muy favorecida por su posición geográfica, especialmente por las particulares características de su Bahía y Puerto, protagonistas naturales de la historia habanera y la  capitalidad que distingue a su ciudad.

Ya sabemos que la conquista de México (renombrado como Nueva España) fue iniciada desde la isla de Cuba en 1518 y la apertura de la ruta naval hacia el este atravesando el Estrecho de la Florida, amén del inicio de la extracción de los tesoros americanos y su traslado a España en la famosa Flota del oro y la plata (oficialmente creada en 1561), introdujeron una nueva situación en la cual, La Habana, durante la década del 50, desplazó de facto a la sede del gobierno colonial en Santiago de Cuba, segunda capital de la Isla; la Villa Nuestra Asunción de Baracoa es la primada.

 

NOTAS:

  1. En este trabajo se usa Villa, con mayúscula, porque se trata del título oficial otorgado por el rey al sitio urbano. LAA
  2. Una fecha más exacta de la fundación de este asentamiento al sur el 25 de julio de 1515, la brinda el Lic. Alfredo Álvarez Hernández, ver: “Capítulo I Primeros sistemas de abasto de agua de La Habana: de la Zanja Real al Acueducto Fernando VII (1519-1815)”, p. 17; en: García Blanco, Rolando y otros: Una obra maestra: el acueducto Albear de La Habana, Editorial Científico Técnica, La Habana, 2016.
  3. Instituto de Historia de Cuba: La Colonia evolución socioeconómica y formación nacional. De los orígenes hasta 1867, 1994, Editora Política, La Habana.
  4. Los resaltes de palabras con negritas se deben a la Autora de este trabajo. LAA
  5. El historiador del Museo de Guanabacoa  Armando González Roca nos confirmó los datos que ofrecemos en este párrafo. El nombre de la primera iglesia fundada en 1578  bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción de Guanabacoa también incluye el toponímico de origen aruaco ya referido.
  6. Un estudio detallado sobre la construcción de la Zanja Real fue realizado por Alfredo Álvarez Hernández en  Óp. cit. pp. 17-40.
  7. Le Riverend, Julio: Problemas de la formación agraria de Cuba siglos XVI-XVII, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992. 

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