Lina de Feria: “experimento a mi manera”


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Considerada una de las mejores voces de la poesía cubana contemporánea, Lina de Feria (Santiago de Cuba, 1945) no descansa en su tarea: seguir escribiendo de lo que ve y siente. Es la necesidad de una mujer que se sensibiliza “hasta con los transeúntes que pasan por la guagua”.

Lina —quien para este autor es candidata desde hace muchos años al Premio Nacional de Literatura—, maneja también con esmero el ensayo y sus textos aparecen incluidos en más de una antología dentro y fuera de Cuba.

Fructifica la poesía de Lina, para el bien de todos.

Siguen interesando a Lina de Feria los temas vinculados a la existencia humana, ¿por qué razón?

He creído que el fanal verdadero, la fuente verdadera, la que no se rompe en la computadora es, precisamente, la propia naturaleza humana. Por eso tengo la posibilidad, siempre la he sentido, de conmoverme hasta con los transeúntes que pasan por la guagua.

¿Cómo transcurre la existencia de una poeta que se detiene a mirar los defectos y las virtudes de ese ser humano que ella misma es?

Precisamente es una mezcla de hipersensibilidad con capacidad de observación. Además de la formación, lógicamente, no dejo de leer y continúo formándome. Leo a Baudelaire, entre otros. Me sigo formando en los mejores poetas que creo yo todavía persisten y son los que determinan en última instancia hacer buena poesía.

Próximos proyectos…

Ya está al salir un libro en Betania, de España, que dirige Felipe Lázaro titulado Los cristales que te hincan, ya está siendo anunciado en Europa y saldrá para todas partes del mundo en formato digital.

Para el verano sale otro texto, de una editorial de León Castilla, también en España: Los aires de Antínoo, está previsto que se presente en Cuba.

Además, para finales de año, la editorial guantanamera El mar y la montaña, publicará el libro Las nuevas soledades, que te habla de lo fértil que todavía sigo siendo. (Se ríe).

Todavía no me queda solamente la ironía de los ojos de Dulce María Loynaz, sino me queda posibilidad de escribir.

¿Es posible para usted, después de tanto camino recorrido, poder conceptualizar la poesía?

A mí me ocurre algo: no puedo dejar de conceptualizarla. Para mi lo intelectivo es tan importante como lo emocional. En la decantación de la palabra, en el uso del lenguaje, en el atrevimiento y en determinados alardes poéticos está, precisamente, la posibilidad de experimentar a mi manera.


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