Próxima a sus 500 años de fundación, La Habana sigue deslumbrando por su arquitectura, su gente, su peculiar olor, su belleza y la magia de su encanto que sigue seduciendo al visitante. Sus múltiples cualidades le merecen el título de Ciudad Maravilla del Mundo.

A pocos días de su medio milenio, la ciudad resplandece y varias son las acciones culturales que se realizan para celebrar la fecha justa de la fundación de la otrora Villa de San Cristóbal de La Habana. 

En uno de  sus sitios más bellos, en la Plaza del Convento de San Francisco de Asís, conocida también por muchos que habitan esta urbe como Plaza de las Palomas, se le concedió a la ciudad el premio Pax Urbis de manos del presidente de la Fundación Cien Ciudades por la Paz; un reconocimiento que se otorga a La Habana por preservar la historia y la memoria del pasado gracias al esfuerzo del historiador Eusebio Leal y especialistas, técnicos restauradores y trabajadores en general de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

La Habana ha sido y es casa de artistas y motivo de inspiración para muchos creadores por su encanto y seducción. Liuba María Hevia es una de esas mujeres apasionadas que han encontrado en La Habana la inspiración, el motivo de muchas de sus canciones que se evidencian en las letras de producciones como Habaneras. 

Seguidores de esta gran artista y amantes de su obra confluyeron en la Plaza del Convento de San Francisco de Asís, espacio que acogió el concierto de la cantautora que junto a su grupo interpretó canciones del disco Habaneras, un regalo desde la música a la ciudad que le ha abierto los brazos.

Liuba dedicó canciones a Eusebio Leal por sus grandes aportes a la restauración de esta bella ciudad y agradeció a Eusebio también por recibirla y apoyarla siempre en su carrera artística. Mediante la música Liuba reverenció a una ciudad que ha sido su casa y la ha inspirado.

A María Teresa Vera y otros grandes autores de nuestro país Liuba evocó mediante la interpretación de sus canciones con ese sello distintivo, su melodía y el encanto de su voz. Liuba le cantó a La Habana y su gente, porque bien merece una ciudad como esta, en sus 500 años, el regalo de sus artistas.