Longina despidió su enero


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Exitosa jornada del 8 al 13 de enero en Santa Clara del Festival de trovadores “Longina canta a Corona”.

Se juntaron los bardos de la Isla con los de otras tierras a cantar las canciones que llevan en el alma. Así desde el primer día y luego de la peregrinación de los participantes al cementerio de Caibarién, donde descansan los restos de Manuel Corona y Longina O’Farrill, y ofrendar allí además de flores, las “notas de sus liras y las fibras de sus almas”, hasta su clausura en El Mejunje de Silverio, fue el Longina 2019 un abanico de culturas que cada año crece y crece.

Entre los trovadores del patio, como Ireno García, Nelson Valdés, Yaíma Orozco, Irina González, Diego Gutiérrez, dúo Voces del Caney, Eric Méndez o Roly Berrío, estuvieron  grandes como Juan Quintero y su trío, en espectacular demostración de folclor argentino en el patio de la Uneac, y la chilena Magdalena Matthey, exquisita cantora de hermosísima voz y gusto al escoger repertorio, también con su trío, que estuvo dando concierto en el patio de la Biblioteca provincial, y nos trajo una fusión del folclor latinoamericano con el  jazz en todo su esplendor austral. Un lujazo inolvidable para todos los presentes.

El concierto homenaje a Ela O’Farrill —con el feeling que llevaba—, en la sala Margarita Casallas del Mejunje, también fue una entrañable puesta, donde participaron la pianista, cantante y compositora habanera Alina Torres, y los locales Lucía Labastida, Zaidita Castiñeiras, Roxana Sánchez, Freida Anido y Samuel Rodríguez, además del virtuoso guitarrista catalán Alfred Artigas que hizo de las suyas en varias canciones de la O’Farrill magistralmente.

El arco de las Alianzas fue otro concierto a destacar, homenaje a Violeta Parra en la sede de la AHS santaclareña, donde se interpretaron sus canciones compuestas en décimas, más otras propias de las cantoras participantes, que fueron Yaíma Orozco, Irina González, Yeni Turiño, Yaily Orozco, Yudi Herrera, Edelys Loyola y quien escribe esta memoria.

Santa Clara estuvo de fiesta, las redes sociales llenas de décimas, respondiéndose los trovadores de aquí y de allá en fraterna controversia que siguió luego en vivo y en directo en cada rincón de la ciudad mientras duró el festival de festivales. Las sedes del Longina siempre estuvieron abarrotadas de público educado y sensible, de todas las edades y latitudes. Y la luna siempre fue color naranja, sabe Dios por qué.

Poesía, amigos nuevos y de siempre, nuevas ideas, ganas de hacer, música y palabra que se desborda, que no se contiene. Así este fragmento, de la décima más aplaudida, tomada como culminación de la diatriba longinera de este 2019. Regalo de Déborah García Morales para el Festival “Longina canta a Corona”.

(…)

Esparcimos nuestros versos,
a nuestra casa tornamos
porque dondequiera estamos
mirando el mismo universo;
de la tristeza, el reverso
nos aguarda en cada esquina
porque una llovizna fina
es toda nuestra fortuna
y porque la misma luna
naranja nos ilumina.

Porque Longina no pierde
su poder de seducción,
porque sigue la canción
siendo esa boca que muerde
el dulce deseo verde
de un amor que es nuestra guerra;
luna que el agua no encierra,
pez de oro que desova
porque somos con la trova
ya los dueños de esta tierra.


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